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Sus ojos seguían sobre mi, pero una tercera voz hizo que desviara su vista y se suavizara

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Sus ojos seguían sobre mi, pero una tercera voz hizo que desviara su vista y se suavizara.

—Le comentaba a Jungkook que debería ir a reparar el granero viejo—la voz de Hyunbin era muy juguetona y sus cejas se alzaban.

Jungkook soltó un risa despreocupada mientras veía cómo se recargaba en una camioneta negra chevrolet chayenne ruda que parecía recién salida de una agencia.

Se movió el cabello con su mano y pude permitirme observarlo mientras él asentía y soltaba carcajadas sinceras a Hyunbin.

Recordaba a un Jungkook con el cabello negro, despreocupado y rizado, ahora tenía el cabello un poco más recortado pero mantenía los rizos sueltos y un flequillo cayendo en su frente, dándole un aspecto más maduro, también podía recordar que era alto pero teniéndolo a unos metros de mi mientras apoyaba su peso en la camioneta me di cuenta que había crecido mucho más, podría calcular que media alrededor de 1.90 incluso más. Su piel seguía siendo nivea y sentí retener el aire cuando me percaté que flexionaba su brazos que se encontraban descubiertos, solo llevaba una camisa desgastada sin mangas y unos vaqueros sucios. Su brazo tenía más tatuajes de los que recordaba.

Aún podía sentir aquella sensación de adrenalina hace años cuando nos habíamos fugado a la ciudad a un estudio de tatuajes para empezar con su manga de tatuajes. Recordaba que cuando me fui la manga estaba incompleta pero ahora lucía un brazo completamente tatuado, dándole ese toque serio y rudo, su figura ahora era más marcada y musculosa demostrando sus pesados entrenamientos en las grandes ligas profesionales.

Él volvió su vista a mi mientras paraba de reír y debido al sol de mediodía pude ver los piercings que se había hecho en un momento de locura en el instituto. Uno en el labio, otro en la ceja y otros más en las orejas. Su rostro parecía tan pacífico cuando me dio una sonrisa y sus frontales sobresalieron recordándome cuánto amaba su sonrisa aniñada.

Parado frente a un Jungkook adulto de veinticinco años. Me daba una sensación irreal casi de un sueño.

Tal vez pude ver aquella sonrisa que seguía siendo la misma acompañada de esos ojos expresivos que guardaban millones de galaxias, pero cuando analizaba más al hombre frente a mi.

Lo pensé y medite millones de veces.

Habían pasado bastantes años y aún si me quería aferrar a sus ojos y su sonrisa que parecían seguir siendo las mismas, pero al observar sus rasgos maduros y su aire de un hombre sumamente atractivo.

Porque vamos ¡Joder!. Jeon Jungkook era el hombre más guapo del jodido mundo.

Me di cuenta que habían pasado bastante años desde la última vez que nos vimos y él no era el mismo hombre ni yo el mismo doncel. Santa Helena también había cambiado y el tiempo no se detuvo.

Tampoco pedía que hubiera parado, porque había tomado decisiones que habían sido tan necesarias para mi como para Jungkook y aún si regresaba el tiempo mis acciones iban a ser las mismas. No me arrepentía ni pedía que todo fuera igual, no era egoísta como la mayoría de las personas decían, a pesar de haber tomado aquellas decisiones y haber hecho tantas cosas. Nunca fui egoísta con él. No con él.

Midnight rain [Kookv]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora