Intrusos 15

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Nos alejamos tanto de nuestra casa que para la vuelta ya había oscurecido, Acenix me guio mejor en la oscuridad. Lo único que pudimos cazar fueron un par de liebres, no fue para nada la caza más agradable de mi vida. Al llegar encontramos a Luna muy asustada cuando entramos, todo estaba en oscuridad y ella estaba en las escaleras sosteniendo el cuchillo que Acenix le dio. Cuando se percató que éramos nosotros, bajo el arma y se lanzó para abrazarnos.

- ¿Por qué tardaron tanto? – Pregunto.

-Perdónanos hijita, pasaron muchas cosas allí afuera- Hablo Acenix.

-Si, fue un día bastante duro... - Decía aun incrédulo de lo que contemple.

- ¿Estas bien papi? – Pregunto.

-Eh si, solo necesito descansar por un momento- Dije para retirarme a mi cuarto.

Pude escuchar algunos murmureos de Acenix con Luna, pero no le tome importancia, mi mente estaba lo suficiente nublada de cosas en este momento que no puedo pensar con claridad. Tanto sufrimiento, tanto dolor, la historia se vuelve a repetir una y otra vez. De repente entro Acenix a la habitación.

-Si te afecto eso, ¿verdad? – Pregunto.

-Como no te lo imaginas, es algo que jamás quieres que pase, a nadie-

-Oye, les salvaste la vida a esos dos, deberías estar más alegre de ello-

-Quizás hubiera sido mejor que los dejáramos morir, debí hacerte caso y solo marcharnos-

- ¿Por qué dices eso? – Pregunto.

-Ahora ellos sufrirán lo que yo sufrí durante tantos días, tantos inviernos desolados, veranos despiadados con un pobre cachorro que perdió a su familia- El ambiente me estaba devastando, eso hasta que sentí un suave tacto de los brazos y el cuerpo de mi amado. Y recordé porque le decía mi amado, puede que, aunque las cosas estuvieron mal, que sufriste todo lo que es posible sufrir, que más queda en la vida que no sea disfrutar de lo que resta. Sin aquella catástrofe, sin que Acenix se envenenara por su propia hoja no estaría aquí conmigo...

-Ahora ya no estás solo, ahora ya no habrá ningún invierno frio para ninguno de los dos, estamos juntos en esto por tu culpa de tu gran corazón y es por eso que te amo, si no los salvabas no hubieras sido el mismo can del cual me enamore- Hablo él, aquel gato que me hace recobrar mi compostura y si no fuera por él, ahora mismo estaría en el mismo agujero emocional.

-Gracias amor mío, no sé qué haría si ti- Respondí.

-Pero yo sí sé que me pasaría sin ti, yo estaría muerto en la nieve y tú en tu casa del árbol-

-Jeje gracias- Dije, mientras me acomodaba con el acurrucándonos un poco en la cama, aun no era hora de dormir, teníamos que cenar.

-De nada, pero si me disculpas, aún tenemos una cría que cuidar- Dijo escapando de mi abrazo.

-Valla eres toda una madre para ella, no crees-

-Je omitiré el hecho de que me llamaste mujer y solo tomare tu cumplido- Dijo, algo fastidiado.

-Jajaja-

...

Al día siguiente, era el cumpleaños de Luna, ciertamente no sabíamos bien que hacer para ella, porque no teníamos ni el antílope, ni nada planeado. Nos sorprendió su respuesta de Luna.

-Feliz cumpleaños hija, que te gustaría hacer este día- Pregunte.

-Pues la verdad no quiero mucho, ya es un regalo estar en este lugar y tener ahora dos papás que me aman mucho- Dijo con suma inocencia y ternura.

La Rhapsodia Del AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora