Bertha con la cola rizada iba ahora todas las mañanas a la escuela del brazo del abuelo, en la puerta con un beso escondía en la camisa de éste el teto rozado que tanto le gustaba. Detrás de una mesa sus cortas piernas se balanceaban y con grandes ojos no perdía de vista ningún detalle del pizarrón. Aprendía rápidamente dejando asombrada a la maestra, era la primera en terminar las tareas y contestar las preguntas, a la salida corría a abrazar al viejo y acto seguido sacaba el teto del bolsillo y emprendía una caminata ligera a casa. En una de esas tardes de regreso Bertha no habló, avanzaba con la cabeza baja y la vista perdida en la tierra. De repente habló con voz agitada y dijo sollozando...No quiero avisar mi partida, no soportaría ver la fea mueca de despedida, por eso si un día regresas y no estoy, no me esperes, es que me he ido de improviso como quería.
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ELLAS A TRAVÉS DE MÍ
De TodoCuatro historias de fantasía, mensajes espirituales, sueños realizados e irreales con una dramaturgia desentrada y desde una prosa poética.