Capítulo 9: El mito del amor

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Caminaban uno al lado del otro. Ninguno de los dos decía palabra alguna, pero entre ambos había una emoción sin igual. Nunca antes habían sentido que el camino hacia su habitación fuera tan largo.

Por un momento se detuvieron cuando se encontraron frente a la puerta.

Pero una vez dentro, Max cerró la puerta algo nervioso. Y cuando se giró Checo lo recibió con sus labios, sintiendo sus manos en reposando cuidadosamente sobre sus mejillas. Y casi por instinto, el rubio lo tomo por la cintura para atraerlo hacia su cuerpo.

Esto hizo estremecer al pelinegro, pero eso no lo detuvo. Pues deseaba seguir sintiendo el suave tacto de sus labios. Se sentía en un mar de emociones, pero con una satisfacción que no parecía llenarse por completo.

Por su parte, Max se sentía muy apreciado por su ahora pareja. Una sensación de alivio invadió su cuerpo, sintiéndose finalmente libre en esas cuatro paredes. Y para cuando sus labios se volvieron a encontrar, se sorprendió a si mismo cuando dejo escapar un ligero quejido.

Entonces se sintió abrumado.

—Iré por un poco de agua—Dijo cuando logro separarse de Checo.

El pelinegro, sin percatarse de nada, asintió sin más.

Una vez solo, Checo se recostó en su cama con una gran sonrisa en su rostro.

Se sintió un poco incomodo por el uniforme, así que comenzó a desvestirse para ponerse algo más ligero. Y mientras lo hacía se dio cuenta que nunca antes se había sentido así.

Ni si quiera sabia como describir aquello que hacía que su corazón latiera con velocidad. Solo entendía que no quería que eso terminara.

Por otro lado, Max bebía agua como si no hubiera tenido acceso a ella en meses. Sentía muchos nervios porque se dio cuenta de que no podría hacer con Checo lo mismo que haría con una chica, o al menos no tenia ninguna referencia a cómo tratarlo más allá de unos besos.

Eso lo asusto mucho. Ya que no tenia ese tipo de experiencia con alguien de su mismo sexo, y al mismo tiempo porque temía no poder hacerlo bien. Aunque poco a poco intento tranquilizarse.

Se mentalizo en que solo se habían dado su primer beso, creer algo más allá de esa conexión implicaría que él esta corriendo, mientras que su pareja solo está caminando. Así que debía guardar la calma y concentrarse, el otro asunto lo arreglaría después.

Regreso a su habitación un poco más calmado, pero en medio de la oscuridad en la que ahora se encontraba, la luz de la lampara de noche iluminaba a un Checo que se había quedado dormido y mal acomodado en su cama.

—Déjame ayudarte—Dijo Max mientras lo acomodaba y lo arropaba.

—Duerme conmigo—Le dijo Checo casi en un susurro.

En ese momento sintió que sus mejillas ardían por lo sonrojado que estaba.

—Me pongo la pijama y te acompaño—Respondió y Checo sonrió.

Mentiría si dijera que no había querido dormir junto a Checo desde esa noche que salieron al cine. Así que, con una sonrisa en el rostro, un triunfante Max se recostó a su lado una vez que se había cambiado.

Quedaron frente a frente, solo iluminados por aquella luz. Checo se miraba muy relajado, mientras que Max no dejaba de observarlo. De continuar así, al día siguiente no tendría la energía para estudiar con su novio en la biblioteca.

—No olvides la luz—La voz de Checo lo saco de sus pensamientos.

Max se giro y apago la lampara, quedando en completa oscuridad. Cuando volteo para volver a su posición original, sintió las manos de Checo tocando su rostro como si estuvieran buscando algo. Fue entonces cuando en un ligero movimiento, el pelinegro planto un pequeño beso en sus labios.

𝓑𝓵𝓾𝓮 𝓥𝓮𝓵𝓿𝓮𝓽~ᶜʰᵉˢᵗᵃᵖᵖᵉⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora