Austin sigue durmiendo y es impresionante, después de todo son más de las once de la mañana.
Yo me desperté a las nueve y la verdad es que no me apetece levantarme de su cama, es tan cómoda y suavecita y sobretodo huele a él, a su exquisito elixir masculino. Además ¿quién se querría levantar teniendo a Austin a su lado durmiendo mientras me agarra por la cintura?
Se ve tan relajado y tranquilo así. Está roncando levemente, con la boca entreabierta. Tiene el pelo esparcido sobre la frente totalmente desordenado, su nariz se ve tan perfecta y sus mejillas, oh, adoro como le queda esa pelusa de barba sobre sus lunares.
Austin tiene la mejilla derecha apoyada sobre su mano y el otro brazo lo tiene alrededor de mi cintura, apegándome a él, en cambio sus piernas están sobre las mías, como si no quisiera que me separara de su cuerpo.
De repente él se comienza a mover y me apega aún más a su torso desnudo.
—¿Me sigo viendo lindo cuando duermo? ¿o se me va la lindura? —susurra en mi oído con una voz somnolienta totalmente adorable.
—No. Te ves lindo cuando duermes —admito y le tiro el pelo para atrás, así como lo usa siempre.
—¡Já! Sabía que mi belleza era constante —me abraza y de inmediato siento su erección.
—¿Se te...?
—Sí, se me paró. Es la gloria matutina de dormir con mi novia —se frota contra mi pierna.
—No te estaba preguntando sobre eso —digo sonrojada.
—¿Entonces?
—Nada, de todos modos lo vas a malpensar —pongo los ojos en blanco.
—¿Qué tal dormiste? —cambia de tema, se lo agradezco.
—Bien. Excelente, tu cama es muy cómoda.
—Te pedorreaste durante toda la noche, era obvio que dormirías bien —se estira—. Mis sábanas quedarán con el mal olor de tus pedos, Chris.
¿Qué?
—¡Eso no es cierto!
Le pego una palmada en el brazo y él se comienza a reír.
—No, no es cierto —murmura y me abraza—. ¿Te gustó dormir conmigo?
—Sí.
—A mí también. Tú cuello siempre está tan suavecito.
Cierro los ojos en cuanto lo dice y me acurruco contra su cuerpo.
Nos quedamos un par de minutos más así hasta que Austin levanta el edredón hacia atrás y sale de la cama aún usando solo su boxer. Luego abre las cortinas.
—Mi camiseta se luce en tú cuerpo. Te ves guapa. Y por cierto, me gustan esas braguitas de conejo que traes puestas, pero más me gustaría sacártelas.
—¡Austin! —también me pongo de pie y trato se que su camiseta me tape lo más posible.
—Es verdad. Y no te cubras, tienes lindas piernas.
—Para. Tengo hambre.
—Vamos a comer algo.
Abre la puerta de su cuarto y sale, yo lo sigo pocos pasos detrás mientras bajamos las escaleras hacia la cocina.
Austin abre una bolsa de pan instantáneo y lo pone a calentar en el microondas.
—¡Eso se pone en la tostadora!
—Da igual. De todos modos queda rico y es más rápido —se rasca la cabeza mientas mira dentro el microondas—. Revisa si en el refrigerador hay algo que te apetezca comer.
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Círculo Vicioso
Hayran KurguSi el mejor amigo de tu hermano, el chico sexy y cautivador, ese que desde siempre ha sido tu amor platónico, te empezara a coquetear un día... ¿Qué harías? Sin duda Christel no se lo esperaba, pero sucedió y esto fue lo que pasó... Historia con vi...