𝐒𝐃 || Ellie LeBlanc se muda a la ciudad de All Valley en donde conoce a Eli y Demetri, con el tiempo ella se hace mejor amiga de estos dos. Pero ¿qué pasara cuando se entere que ambos sienten algo por ella?.
"Son mis mejores...
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Pasaron los días. Necesitaba hablar con alguien. Todo lo que estaba pasando era demasiado. Miguel se encontraba ahora con su familia, Alexei estaba con Sidney, Hawk no iba a escucharme y bueno, llevaba un tiempo sin hablar con Demetri.
Fui al dojo con intención de desahogarme, pero por casualidad encontré al sensei Kreese. ¿Qué hacía él aquí?. No me importó y fui de frente a pegarle a un saco de boxeo.
— ¿Qué sucede? — preguntó Kreese mientras me veía.
— Nada. — respondí.
— ¿Problemas en casa?. — insistió.
— No creo que le interese escuchar.
— ¿Problemas del corazón?. — soltó una pequeña risa — Aunque no lo creas, soy un experto en esos temas.
— ¿En serio?. — me detuve y me senté en el piso.
— Cuéntame, niña.
— ¿Conoce a Demetri?. — cuando mencioné su nombre, Kreese frunció el ceño. — Vamos, sé que lo golpeó. Tranquilo.
— Se lo merecía. No se callaba. — dijo y me reí un poco.
— Bueno, Demetri se unirá a Miyagi-Do.
— ¿Así que corrió a los brazos de LaRusso?. — se cruzó de brazos.
— Me traicionó. Justo cuando empezaba a sentir algo muy fuerte por él. — dije decepcionada.
— ¿Vas a dejarte llevar por tus sentimientos?. ¿Así te entrenó Johnny?. — alzó una ceja y pensé mi respuesta — Enemigo es enemigo.
— ¿Y que haré?.
— Ser fuerte. — dijo firme — Defiende tu posición. No puedes salir con un cobarde de Miyagi-Do, necesitas a alguien que esté a tu nivel. Como Hawk, por ejemplo.
Al escuchar eso, me reí a carcajadas. ¿Hawk?. No volvería con ese idiota.
— No sensei, prefiero concentrarme en lo importante. — me negué una y mil veces.
— Sé que también te enojó la llegada de esa chica nueva.
— No tengo por qué enojarme. No es tan buena como yo. — dije con una expresión arrogante.
— No te confíes. Siempre tienes que ser mejor que ayer y menos que mañana.
— ¿Dice que Tory podría llegar a estar a mi nivel?. — fruncí el ceño.
— La he estado observando en estos días y podría ser. Pero no puedes dejar que nadie se cruce en tu camino. — aconsejó.
— No dejaré que esa niñita me quite lo que es mío, sensei.
