𝐒𝐃 || Ellie LeBlanc se muda a la ciudad de All Valley en donde conoce a Eli y Demetri, con el tiempo ella se hace mejor amiga de estos dos. Pero ¿qué pasara cuando se entere que ambos sienten algo por ella?.
"Son mis mejores...
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A la mañana siguiente ingresé al dojo y me encontré con Miguel que estaba golpeando un muñeco con mucha fuerza.
- Hola - saludó
- Hola Migue, ¿pasa algo? - pregunté y el negó
- Suficiente, guarda un poco para el torneo - dijo el sensei saliendo del baño
- ¿Por qué somos los únicos aquí? - preguntó Miguel
- Admitámoslo, son la única oportunidad que tengo de ganar - dijo el sensei
- Entonces, ¿soy su mejor estudiante? - hablamos el latino y yo al mismo tiempo con algo de arrogancia
- No se hagan ilusiones, ¿vieron a los otros? - habló el sensei
- Sin duda somos sus mejores estudiantes - dijo Miguel pasando por mi costado y chocamos nuestros puños
- ¿De que te ríes? - preguntó el sensei al ver que el trigueño se reía mientras veía el teléfono
- Esta enamorado sensei, déjelo - regañé y el latino se sonrojó
- Mi novia subió una foto graciosa - dijo el trigueño y me acerqué a ver la foto
- Cuida a tu novia, Miguel - me mordí el labio en broma y el me dio un empujoncito
- Espera un momento - le arranchó el celular a Miguel provocando que lo viéramos confundidos
- ¿Qué sucede? - pregunté
- ¿Es la hija de Daniel LaRusso? - interrogó
- Si, ¿conoce a Samantha? - preguntó el chico, confundido
- ¿Sales con una LaRusso? - el sensei luce sorprendido y molesto
- ¿Por qué?, ¿tiene algo de malo? - dijo el latino y el rubio parecía estar recordando algo
- Ustedes dos, afuera conmigo, debemos hablar - ordenó y salimos del dojo
Compramos unas sodas y nos sentamos en la acera frente al dojo para hablar.
- Un verano de 1982 - el sensei empezó a contarnos acerca de su problema con los LaRusso, sobre como conoció a una tal Ali, su novia por un largo tiempo, sobre como Daniel le robó a su chica y sobre como el señor LaRusso venció al sensei en su último torneo.
- ¡Ese tipo es un idiota! - exclamé molesta
- Lo sé - dijo el sensei riendo
- Sam es muy distinta - comentó el trigueño con una sonrisa
- Igual no te confíes, Migue. - dije
- Solo les diré que tengan cuidado con los LaRusso - advirtió y ambos dimos una sonrisa de labios cerrados para después adentrarnos al dojo nuevamente.
