17.- Nostalgia

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Luego de separar aquella disputa y de terminar el almuerzo, Guillermo lavaba los trastes sucios mientras su pareja limpiaba la mesa, los menores discutían en voz muy baja en la sala.

El espacio era muy reducido y Lionel claro que escuchaba como se insultaban entre sí de vez en cuando pero no intervenía mucho, él mismo estaba metido en su propio mundo en ese momento y sus hijos no eran de tener peleas verdaderas.

—Leo, ¿quieres ir por las canchas donde estaban ayer los chiquillos?

Se ganó una mirada algo confundida. —¿A qué iríamos a ese lugar?

—No lo sé, pero quería salir un rato contigo.

—Suena lindo. —Le sonrió el menor. —¿Podemos esperar a que baje un poco el sol? No me quiero quemar...

Guillermo terminó de limpiar la cocina y se acercó al menor para tomarle de la cintura y besar su cuello repetidas veces. —Está bien, pero aún cuando te tuestas me gustas mucho.

Sus hijos detuvieron su conversación al escuchar eso y voltearon a verlos con muecas en sus rostros.

—Estamos aquí. —Habló Diego aún con su rostro fruncido.

—Ustedes pueden salir a quemarse, son jóvenes. —Respondió su padre con burla, se ganó un pequeño golpe en su pecho por ello.

—Dejálos en paz. —Regañó el Omega mirando de manera acusadora a su pareja. —Julián no puede quemarse tanto, sabés que tiene piel sensible.

Kevin soltó una risita por lo dicho por su madre. —¿Están seguros de que ambos nacieron en México?

Los mellizos en poco o nada se parecían, quizás únicamente en que eran los más apegados a su madre pero en personalidades y físicos eran casi opuestos. Su hermano no era el primero ni el último en bromear sobre ello.

—Sí Kevin, seguramente mi mamá parió a Julián en Argentina y luego se regresó a México a parirme a mí. —El comentario sarcástico de Diego hizo reír a todos.

—Yo no recuerdo mucho de eso, yo estaba bien a gusto empinándome un biberón cuando ustedes dos estaban naciendo.

—Y después tuve que regresar al hospital contigo porque te empachaste. —Recordó Guillermo de manera acusadora. —Hasta salimos en las noticias, algunos dijeron que había olvidado a uno de los mellizos y que me regresé por él.

Lionel soltó una carcajada al recordar ese curioso episodio de su vida; él sumamente agotado con sus bebés recién nacidos y su Alfa lleno de pánico porque su otro bebé estaba malito, y tenía a la madre de Guillermo disculpándose con él porque ella había cuidado al pequeño mientras la pareja estaba en el hospital aunque el Omega le dijo que no había problema.

Solo fue un empacho al final del día y Guillermo desde ahí empezó a pensar en dónde escondería sus chucherías en un futuro.

—Tardaron meses en dejarme en paz con eso, pinche Kevin. —Se quejó Guillermo.

—¿Quiénes?

—Los pendejos a los que ustedes llaman tíos estaban mame y mame y mame con todo ese asunto, uno de los primeros regalos de Julián y Diego fue una lista con remedios para el empacho.

El argentino sonrió recordando todas esas bromas que le hacían principalmente a su esposo, le dirigió la palabra a su hijo mayor después. —Fueron meses muy divertidos gracias a vos, Kevin.

Kevin sonrió un poco avergonzado, no conocía esa anécdota pero sabía que podría llegar a ser usada en su contra en un futuro por las pequeñas ratas a las que llamaba hermanos.

—¿Y nunca ocupaste esa lista? —Le preguntó Diego a su padre.

—No con ustedes al menos, pero cuando me empezó a ir bien invité a Rafa, Andrés y a Javier a un restaurante al que ninguno de ellos estaba acostumbrado.

—¿Ustedes eran más de tacos de cinco pesos?

—De tres. —Corrigió el Alfa. —Pero sí, entonces aquellos weyes no se midieron mucho con la comida...

—¿Cómo cuando Diego se enfermó por beber tanto mate? —Recordó Julián con una sonrisa que escondía su malicia en la pregunta.

—Esa yerba estaba echada a perder. —Se defendió el Omega.

Y así el resto de la tarde pasó entre diversas anécdotas de la familia, de sus padres antes de conocerse hasta la historia de su relación que nunca se cansaban de oír hasta los primeros años con su familia completa.

A Guillermo le resultaba adorable que sus hijos se mostraran indiferentes en cuanto al tema de las relaciones pero cuando les contaba su historia con Lionel sus ojos brillaban sin importar la versión o si le quitaban y agregaban cosas, el cuento favorito de sus hijos era esa historia de amor.

No se consideraba el mejor ejemplo a seguir, cometió muchos errores antes y durante su matrimonio, pero ahora veía que quizás no todo salió mal, tenía a su familia con él y eso era todo lo que importaba.

Fue en ma tarde cuando finalmente salieron, Guillermo se mostraba nostálgico al ver que muchas cosas seguían siendo iguales, otras habían cambiado pero él seguía recordando el camino a esas canchas por las que pasaba cuando iba con su mamá por las tortillas.

Sus hijos iban más adelante que ellos, empezaban a ver con otros ojos ese lugar luego de lo que su padre les había contado sobre lo que vivió en esas calles.

Ya no sonaba tan mal la idea de estar allí, aunque todavía debían afrontar su duelo.

—¿Crees que estarán bien? Son muchas emociones en tan poco tiempo... —Preguntó el Alfa a su esposo que mantenía las manos en su suéter.

—No pensaba decírselos aquí, ahora lo que importa es que lidien con todo esto... igual que vos.

—Leo...

—¿Qué has sentido con todo esto?

—Cuando pueda quitar ese horrendo cuadro de la casa, creo que estaré bien... igual que mis padres, ellos no tuvieron el valor de quitarlo y quiero darnos esa paz a los tres.

El Omega sacó sus manos de sus bolsillos y se colgó del brazo de su esposo en señal de apoyo.

—¿Y los cachorros? ¿Cómo creés que lleven esto?

—Estoy seguro de que lo llevarán bien.

—¿Vos creés? No quiero que algo pueda suceder y-

—¿Cómo crees? Sí yo estoy súper seguro de que no criamos a ningún pendejo.

—Ow, me da mucho gusto que pensés eso de nuestros hijos, Guille.

—No me dejaste terminar, no criamos uno, criamos tres pendejos.

Con eso, Lionel giró su rostro impidiendo que el mayor lo besara, se soltó de su brazo y caminó más rápido para alejarse, Guillermo solo rió y trató de alcanzarlo sin mucho éxito.









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fui víctima de la nostalgia y la melancolía (which means i wanna kill myself) y así pude escribir esto, chaito

The Family JewelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora