La invitación al enlace real del nuevo monarca llegó al castillo de Chanonry of Ross en tiempo y forma, por lo que Colin convocó a su hijo Aidán y así poder hablar con el del asunto. El joven entró al despacho con un talante molesto, ya que se había tenido que regresar a medio camino. Le explicó que tendría que realizar los preparativos correspondientes para poder asistir a la celebración.
—Llegaste muy rápido. Lo que es bueno porque es necesario que prepares tus mejores ropas a la usanza inglesa, debido a que tendremos que salir a Inglaterra de inmediato. Asistiremos a las celebraciones del enlace del monarca.
—Padre, no tengo tiempo de acudir a fiestas vanas y de ostentación. En especial cuando necesito hacerme cargo del castillo de Eilean Donan.
—Entiendo que no te agrade la vida de la corte en Inglaterra, pero ha llegado una invitación de palacio. Así como también una misiva del mismo rey Carlos I, en la cual menciona que es de vital importancia que nos presentemos. Debido a que antes de la ceremonia necesita tratar asuntos de suma trascendencia con los dos.
Aidán se pasó la mano por su largo cabello color oro, con cara adusta. Se dio media vuelta para hacer lo que le pedía. Sin mayor dilación.
—¡¿A dónde te diriges?! —Gritó el hombre al ver salir al joven molesto.
Retrocedió un poco. Asomó la cabeza y habló con voz grave.
—¡Me dirijo a mi castillo a realizar lo pertinente y cumplir los caprichos del nuevo rey! ¡Juro que no tengo idea de para qué me quiere en esos entuertos!
El hombre encanecido soltó una carcajada limpia. Respondió socarronamente.
—¡No sabía que los caballeros sufrieran entuertos como las damas!
—¡Sí, esto sucede cuando tienen que someterse a la voluntad de un estirado!
El recorrido se realizó sin ningún incidente. Llegaron al castillo de Whitehall Gardens luego de 9 días de viaje.
05 de junio de 1625.
Colin y su hijo ingresaron en audiencia con el rey Carlos I. Después de un largo recorrido, los llevaron hasta su despacho. Al entrar, Aidán vio al monarca acompañado por otro noble. Los hizo tomar asiento y comenzó hablar, tratando de no tartamudear.
—Las naciones tienen que estar más unidas que nunca. Soy su soberano, es mi responsabilidad y mi obligación el continuar con la tarea que realizaba mi padre. Dios me ha puesto en este lugar para tomar las riendas del destino de todo lo que me rodea. Es imperioso que Irlanda y Escocia estrechen relaciones. Al terminar la celebración de mis respónsales. Al paso de una semana. Se realizará la boda formal de lord Aidán con mi querida sobrina tercera Bethany. Hija del duque Christofer, aquí presente.
El rey inclinó la cabeza hacia donde se encontraba sentado el noble. En ese momento Aidán se levantó de su asiento y quiso hablar. El rey se incorporó también y lo detuvo con una señal de su mano.
—Por favor, no me agradezcas aún. Eso puedes hacerlo hasta el final. Sé que es un honor para ti, el que te honre con tal distinción. Mi sobrina es una dama encantadora y de gran belleza, pero con fuego en la sangre. Por esta razón te elegí a ti. Aún sigo gratamente sorprendido de mi última visita a Chanonry Ross. Pude presenciar cómo lograste domar a Félix, el lince que te acompaña a todos lados. Cree cuando te digo que si con tus habilidades innatas realizaste eso con él. Al final de un mes de matrimonio tendrás a la adorable Beth comiendo de tu mano. Sé que serías incapaz de ofenderme negándote. Sabes, yo tengo el poder sobre todos los títulos de nobleza y de las propiedades. Así es que no se diga más, pasen con mi secretario para que realicen y firmen los papeles del casamiento. Yo lo haré más tarde. En este momento tengo otros asuntos que tratar.
El rey se retiró del lugar y el duque se disculpó saliendo detrás de él. En automático volteó a ver a su padre hirviendo de rabia.
—¡¿Ya lo sabías?!
—Sí. Y no se puede hacer nada al respecto. Eres el laird del castillo de Eilean Donan y algún día, cuando yo muera, te convertirás en el segundo conde de Seaforth y también estarás a cargo de Chanonry Ross. Si te niegas a cumplir con lo que pide el rey, seremos echados de nuestras tierras y terminaremos convertidos en unos proscritos. En verdad, ¿eso es lo que quieres? No eres un niño, cuentas con 30 años y es momento que me llenes de herederos. No me digas que estás completamente enamorado de la mujer que tienes en tu hogar. ¿Por eso no quieres casarte con la sobrina del rey?
—Freya solo calienta mi cama y atiende el castillo. Lo que me molesta es que no tenga ni siquiera la oportunidad de elegir con quién casarme.
—No eres cualquier hijo de vecino. Las peticiones de un rey no se ignoran. Se cumplen. Compórtate con el honor que un caballero de tu estatus y educación se debe dirigir.
En los días siguientes se firmaron los papeles correspondientes al matrimonio de Aidán y Bethany. Por fin después de tanta espera se llegó el 13 de junio y dio paso a la ceremonia ante la iglesia que celebraba la unión del rey Carlos I y Enriqueta Mary de Francia.
Aidán se marchó al día siguiente de la fortaleza. No estaba dispuesto a desperdiciar sus últimos días de libertad entre las cuatro paredes de un palacio rodeado de nobles británicos. Esas mujeres y hombres eran libertinos, hipócritas y mezquinos. Acostumbrados a encajarte el puñal en cuanto veían la menor oportunidad de sacar provecho con tu pellejo.
Le dio la orden a su ayuda de cámara de que empacara sus pertenencias y que las transportara cuando partiera su padre de regreso a su castillo. Él solo se llevó la ropa que traía puesta, sus armas, y su caballo. La costumbre de Félix era de acompañarlo a su lado, todo el tiempo. Hacía las funciones de un perro protector. No se comportaba como un lince.
No necesitaba saber nada de responsabilidades. Los títulos, tierras, realeza y esposas le parecían cosas banales. Él simplemente quería ser en esos momentos dueño de su destino. De hoy hasta el 30 de junio solo sería Dan el encanta bestias. Y gozaría de su tierra, cazando y durmiendo bajo las estrellas. Disfrutaría de lo hermosa que era Escocia.
ESTÁS LEYENDO
COMPROMISO TORMENTOSO
Historical FictionAidán, laird de un castillo, descubre que su padre acordó con el rey que desposará una dama británica, a sabiendas de que él desprecia ese tipo de mujer. Que tan dispuesto estas a someter tu felicidad, con tal de mantener tu honor y propiedades a sa...