Epílogo

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Una Mary embarazada se encontraba en la esquina de la habitación viendo cómo se desarrollaba todo. En cuanto recibió la carta de su prima que esperaba que la auxiliara en su parto. Se había desplazado con su esposo Rowan al castillo para poder asistirla. Se le ocurrió la loca idea que el observar el parto, le ayudaría de práctica con el fin de saber lo que le esperaría meses después. Lo cierto es que ahora se hallaba atemorizada viendo apartada como Bethany gritaba y se removía en la cama por el dolor. Se encontraba tomada de la mano de Coel mientras pujaba para que naciera su otro bebé. Minutos antes había dado a luz un hermoso y grande niño. Cansada y tratando de mantener la calma su mente divagó al recordar las revelaciones desveladas casi un año atrás.

     Después del suceso con Robert Catesby hijo, se resolvieron varias incógnitas en su vida. En cuanto se encontraron más tranquilos, Aidán, citó en su biblioteca a todas las personas involucradas en el incidente. Mientras que Bethany, como su esposa se encontraba a su lado para escuchar los testimonios. Freya, fue la primera en hablar y repitió todo lo que había visto cuando el Macgregor, intento violar a la señora del castillo. Describió también la forma en la que mató a Glenda. En cuanto término de narrar los hechos se dirigió a Bethany y se sinceró frente a ella a la vista de todos.

     —Sé que usted tiene una idea errónea de mí. Lamento haberme dejado llevar por mis sentimientos y los consejos de mi tía Tarisha. Es verdad que antes de que usted llegara al castillo el laird y yo teníamos una relación. Sé muy bien que él nunca estuvo enamorado de mí, y que desde que iniciamos nuestro acuerdo ya contaba con fecha de caducidad. Es solo que me aferre a él, ya que soy una mujer que no tiene a donde más ir, al igual que mi tía. Lamento que nuestra forma de actuar la afectara de alguna manera, pero quiero que sepa que jamás quisimos que a usted le pasara algo malo y ninguna de las dos tuvimos nada que ver con los atentados que sufrió.

     —Eso es cierto milady. —contestó Coel, con lágrimas en los ojos y su rostro ruborizado por la vergüenza.

     —Gracias por tus palabras Freya. Sé que de no ser porque informaste a mi esposo lo que estaba sucediendo, posiblemente en estos momentos yo no me encontraría entre ustedes. Es solo que tu tía Tarisha, genero muchos problemas en mi matrimonio. Entiendo que no posean un lugar donde vivir y que sería muy injusto que después de tu ayuda nosotros las echemos sin mayor problema. Yo no tengo ningún conflicto en que se instalen en el poblado, si tú me prometes que tu tía se mantendrá al margen de nuestras vidas. Claro está si lord Aidán, se encuentra de acuerdo en proporcionarles una vivienda para que puedan habitarla.

     Freya, soltó el aire contenido al escuchar la propuesta de la mujer que anteriormente consideraba como una enemiga. Respondió sin más dilación.

     —Juro por mí y en nombre de mi tía que nos mantendremos al margen. Nuestro deseo es solo poder llevar una vida tranquila y sin la preocupación de vagar por el mundo. Claro, si su señoría le parece correcto y mantiene el ofrecimiento de su esposa.

     —Yo no tengo ningún problema en que formen parte del poblado. Con sinceridad se me hace poco para poder pagarte el hecho de que me ayudaras a evitar perder a la mujer que amo. En consideración a tu persona Freya, olvidaré todo lo que hizo Tarisha. Solo te pido que le adviertas que no soportaré el que lleve a cabo otra treta. Ahora si nos permites, me gustaría que salieras para que podamos charlar con Coel, respecto a su hermana.

     Freya, asintió con la cabeza y partió del lugar en busca de su tía, para decirle que no se tendría que esconder más con el fin de poder seguir viviendo en la zona.

     En cuanto Freya, cerró la puerta, Coel, se limpió el rostro y comenzó a narrar la historia de Glenda.

     —Yo sabía que mi hermana mantenía una relación desde hace varios meses con un hombre de otro clan, más no estaba enterada de quién era. Ahora con lo ocurrido me doy cuenta de que era de los Macgregor. Escuché los gritos de Glenda, reclamándole todas las cosas malas que hizo para él, tratando de deshacerse de lady Bethany. Les juro que yo no sabía hasta qué punto tenía controlada a mi hermana. Ella era buena, aún no sé cómo se dejó envolver para realizar tanto mal. Yo traté de rescatarla, pero esa bestia me golpeo y perdí el conocimiento. No pude hacer nada para salvarla.

     —¡Es niña! —gritó la partera.

     Esas palabras la trajeron de nuevo a su presente. En cuanto la terminaron de asear entro su esposo con cara de preocupación, la cual se desvaneció al verla recostada y con sus bebés a cada lado envueltos en lienzos, durmiendo profundamente. Se acercó a la mujer que amaba ahora con una sonrisa en su boca y los ojos llenos de amor.

     —Gracias por darme dos hermosos hijos, mi bella guerrera.

     Bethany le devolvió la sonrisa y le acaricio su rostro en el momento en el que se acercó para besarla.

     —Gracias a ti por darme dos pequeños escoceses a los que amar tanto como lo hago con su padre.


COMPROMISO TORMENTOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora