❝ ─ ¿Recuerdas que hace mucho te contamos la historia de un príncipe, un mago y un duendecito?
─ Hoy te contaremos la continuación de su historia.
¿Qué pasa después de que TaeHyung encuentra algo que creía perdido?
¿Qué pasa cuando JungKook enfrenta...
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Al haber acabado el día con los niños en sus respectivas habitaciones durmiendo, y tras una larga plática entre los mayores, acordaron una visita a la semana por parte de NaYeon, siendo esta siempre con supervisión de ambos adultos. Ella no se opuso, estando muy de acuerdo.
Por la mañana, JungKook fue el primero en despertar. Tallándose los ojos para ver el reloj a su lado. Eran las 8:00 a.m., algo temprano para él, siendo un fin de semana. Esos eran días en que la familia se despertaba más tarde y hacían varias actividades juntos. Al ver que faltaba una hora para despertar a TaeHyung, se removió en la cama. Intento buscar su celular a tientas en la mesita de noche. Obtuvo una respuesta del otro lado de la cama.
— ¿Qué intentas hacer, cariño? — TaeHyung ya se había dado la vuelta para tenerlo de frente.
— Distraerme en el celular por un rato en lo que era la hora de despertarnos. ¿Te desperté? — preguntó haciendo una sonrisa invertida. Apenada y preocupada.
TaeHyung soltó una risita baja por la cara que había hecho JungKook hace unos segundos.
— No, ya estaba despierto.
— ¿Y eso?
— Te pregunto lo mismo. No solemos despertarnos a esta hora — entrecerró sus ojos.
JungKook recargó su cabeza en sus manos, apoyando su codo en la cama para así ver mejor al rubio.
— No lo sé, pero tengo una idea — sonrió — ¿Por qué no le hacemos un desayuno especial a nuestros hijos? A Woonnie le haremos sus wafles que ama tanto y a Sukie esa papilla de fresas que le haces y también adora.
TaeHyung le dio un beso corto en sus labios.
— Vamos, cariño — estaba poniéndose sus pantuflas — Esta vez me toca a mí poner la música — habló mientras caminaba por la habitación.
— Eso no me importa, con que me permitas bailar contigo en la cocina me basta.
— Eso siempre.
◇◆◇◆◇
Había dejado a su bebita en la cuna de su habitación, ya estaba dormida. El rubio fue de nuevo a la habitación de EunWoo. El menor seguía despierto a pesar de que su papá TaeHyung ya le hubiera pedido dormir.
El rubio se recargó en el marco de la puerta. Dio unos toques con el nudillo de su dedo índice, llamando así la atención del pequeño castaño.
— Papá — alzó su cabecita.
TaeHyung sonrió, adentrándose a su habitación. Recogiendo unos juguetes del piso para meterlos en su mueble correspondiente. Tomó asiento en la orilla de la cama.
