❝ ─ ¿Recuerdas que hace mucho te contamos la historia de un príncipe, un mago y un duendecito?
─ Hoy te contaremos la continuación de su historia.
¿Qué pasa después de que TaeHyung encuentra algo que creía perdido?
¿Qué pasa cuando JungKook enfrenta...
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Cuando sus padres y su hermana —dormida en el asiento trasero— fueron por él a la fiesta, EunWoo permaneció en silencio. Pensando en ese beso con Ben, recordando la sensación, la forma en que el rubio le sonrió y lo tomó por las mejillas, pero sobre todo... Lo que él sintió en su interior.
TaeHyung veía a su hijo muy pensante en el asiento trasero. JungKook igual, daba miradas rápidas por el retrovisor. Ambos esposos se dieron una rápida mirada cómplice.
— ¿Cómo te fue en la fiesta, cielo? ¿Te divertiste? — preguntó TaeHyung en tono moderado para no despertar a su pequeña princesita durmiente.
El castaño menor alzó su vista. Mirando a TaeHyung, que se había dado la vuelta para verlo. Intento fingir una sonrisa que para él era muy genuina.
— Muy bien, papá. Hicimos muchas cosas divertidas.
— ¿Qué hicieron, sol? — preguntó JungKook con una sonrisa.
De repente, no supo que decir. No era muy bueno mintiéndole a sus papás.
— Varias cosas. Juegos de fiestas, ya saben... — hizo un gesto con la mano, restándole importancia.
JungKook y TaeHyung, de nuevo compartieron una mirada entre ellos por su respuesta extraña.
— Muy bien, cielo. Nos alegra que te hayas divertido — fue lo único que dijo TaeHyung para no meter presión en su hijo ante una respuesta.
◇◆◇◆◇
JungKook terminaba de ponerse su pijama. TaeHyung ya estaba metido entre las cobijas de la cama, pero cuando su esposo se adentró en esta, de inmediato se acurrucó en su pecho.
— ¿Qué crees que le haya pasado en la fiesta? — preguntó JungKook un poco serio.
— No lo sé, pero no es tan bueno o no estaría mintiéndonos — TaeHyung hizo una mueca.
— ¿Habrá bebido alcohol? ¿Habrá fumado?
TaeHyung arrugó su ceño.
— EunWoo no nos ha dado razones para pensar eso de él, amor.
— Pero pudo haberlo hecho por encajar son sus amigos o por presión.
— Nuestro hijo sabe decir «no» cuando no quiere. Y sabe que todavía no está en edad de eso, además, no olía ninguno de esos dos cuando entró al auto, ni cuando pasó al lado mío. ¿Acaso contigo sí?
— No...
— Queda descartado. Creo que es más algo que le pasó con alguien. Tal vez discutió con uno de sus amigos o hablaron de algo que lo incomodó.
