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— Niños —

EunWoo iba en camino a casa de SanHa, que, para su suerte, solo vivía a una cuadra de la suya, debido a su reciente mudanza

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EunWoo iba en camino a casa de SanHa, que, para su suerte, solo vivía a una cuadra de la suya, debido a su reciente mudanza. Podía ir y venir las veces que él quisiera, solo. Pues sus padres, entendiendo que iba creciendo, lo dejaban salir unas cuantas veces sin su supervisión, siempre y cuando fuera cerca de su casa y les avisara tanto que iba a salir, como una hora estimada de llegada, y tener siempre encendido y con sonido su celular, por si le llamaban.

Dio unos toquecitos en la puerta de la entrada a la casa de su mejor amigo. Solar, su mamá, abrió la puerta, mostrando una amplia sonrisa al ver al pequeño castaño que conoce desde hace años.

— Hola, Woonnie. ¿Vienes por SanHa?

— Hola, señora Solar — sonrió — Sí. Hoy no tenemos tarea, mañana es fin de semana y pensé en venir a verlo y hacer algo. Si usted lo deja.

JungKook y TaeHyung le enseñaron a EunWoo siempre ser educado con sus mayores, aunque los conociera desde hace mucho tiempo, cómo era el caso con los papás de SanHa. EunWoo siempre le pedía permiso a la mamá de su amigo para dejarlo estar con él.

— Puedes decirme solo Solar, Woonnie — dijo de nuevo. Incluso ella había olvidado las veces que le decía que podía tratarla informalmente por la confianza ganada con los años, aun así, EunWoo seguía siendo lo más formal y educado con ella.

— Lo olvido — sonrió tímido ante su mentira. Le daba un poco de vergüenza llamar a la mamá de su mejor amigo por su nombre.

Solar cerró sus ojos con una sonrisa en los labios, mientras negaba con la cabeza.

— Pasa, está en su habitación. Últimamente, ha estado un poco extraño y solo se la pasa encerrado ahí. Tal vez puedas animarlo un poco.

EunWoo lo sabía, era otra de las cosas por las que había ido a verlo a su casa, en vez de llamarlo o mandarle un mensaje de texto. Notaba a SanHa diferente a como lo era siempre. SanHa parecía querer estar más alejado de los demás, incluyendo un poco a EunWoo entre esas personas. Por lo que él se preocupaba, y cómo deber de su mejor amigo, iba a ver qué le pasaba.

— También vengo por eso. Quiero tratar de animarlo.

Solar se hizo a un lado, permitiéndole entrar al menor. EunWoo dio un paso adelante, le dedicó una última sonrisa a la señora mientras ella cerraba la puerta.

— Gracias, señora Solar.

Sin más, subió las escaleras casi corriendo. EunWoo quería ver a su amigo, ayudarlo, al igual que tenía muchas cosas que contarle, como la nueva travesura de su hermana con los cajones de sus papás, que terminó en una plática seria con él, pero que a la vez le ayudó a sentirse más confiado para hablar de eso con sus papás.

Paró de caminar rápido cuando llegó a la puerta correspondiente a la de SanHa. Dio unos toques en ella. Escuchó del otro lado la voz de su mejor amigo, y esta no parecía estar muy animada.

— ¿Quién?

— Tu mejor amigo en todo el mundo — cantó feliz — Soy Woo. Vine a verte, Sannie. Traje galletas que hice con mi tía Lia.

Eso bastó para que EunWoo escuchara los pasos de SanHa, acercándose a la puerta. El pestillo moviéndose, y la puerta rechinando un poco.

Vio la cara de SanHa. Tenía su cabello despeinado, y al parecer ya tenía su pijama puesto. Vio sobre su hombro, la cama estaba deshecha, pero su habitación ordenada. Sin duda, SanHa tenía algo porque su habitación siempre era un completo desastre.

— ¿Las de mermelada en el centro con forma de corazón?

EunWoo asintió orgulloso. Se quitó su mochila de encima de un hombro, apoyando la parte baja de esta en su rodilla, que estaba levemente alzada gracias a su pie que tenía en punta. La abrió, metió su mano y sacó un recipiente transparente con muchas galletas de mermelada de fresa en forma de corazón, porque sabía que entre todas las galletas que hacía, esas eran sus favoritas.

SanHa le dio una sonrisa muy pequeña. Para EunWoo ya era un avance.

— ¿Puedo pasar? — preguntó.

SanHa asintió. El rubio caminó dentro, dejando a EunWoo detrás de él, y encargándose de cerrar la puerta.

EunWoo dejó su mochila debajo de la cama. Llevaba el recipiente en sus manos, el cual puso encima de la cama, donde SanHa ya se había sentado con sus piernas cruzadas al frente. EunWoo se sentó en la orilla, tardó unos segundos en quitarse sus tenis para después poder sentarse igual que su amigo.

— ¿Por qué viniste, Woo? — preguntó con el mismo tono desanimado que en los últimos días.

EunWoo quitaba la tapa del recipiente. Se lo ofreció a SanHa, quien tomó una galleta, él tomó otra y volvió a dejarlas sobre la cama, en medio de ambos.

— Porque te noto diferente, Sannie. Eres mi mejor amigo, sé cuándo te pasa algo, y tienes algo ahora. ¿Qué tienes?

SanHa de inmediato bajó la mirada. Parecía apenado. EunWoo sintió aún más extraña esa actitud, por lo que frunció su ceño un poco, y arrugó su nariz de botón. Inclinó su cabeza a un lado hacia abajo, tratando de ver la cara de SanHa.

— Nada — dijo al notar que llamaba la atención del castaño.

EunWoo puso una de sus manos sobre el cabello de SanHa. Enredando un poco de este sobre su dedo índice. Le gustaba hacerlo, era muy suave su cabello, al igual sabía que a SanHa le gustaba que lo hiciera.

— Puedes confiar en mí, Sannie. Soy tu mejor amigo y te adoro mucho. Me tienes contigo y yo puedo escucharte y ayudarte si me dejas. Confía en mí — murmuró.

Trató de decirlo con un tono que demostrara confianza, y que era verdad lo que le decía. A EunWoo podía confiarle todo. EunWoo siempre se iba a preocupar por SanHa, por ende, siempre le importaría todo lo que le pasara, o dijera.

SanHa alzó su cabeza. No tardó mucho en enfocarse en los bonitos ojos azules de EunWoo. Entonces se sintió bien, seguro, en confianza. Sabía que EunWoo lo apoyaba, lo escuchaba y seguramente, lo entendería. Después de todo, EunWoo sabe de eso.

— ¿Prometes no decirle a nadie? Ni a tus papás. Solo tú y yo — lo dijo en un tono muy bajo.

— Lo prometo — puso una mano en su corazón como promesa.

SanHa guardó silencio unos minutos, que para EunWoo se le hacían eternos por la duda que carcomía en su cabeza.

El pequeño rubio mostró su labio inferior. Tomó un largo respiro, al igual que otra galleta.

— Creo... — bajó su vista de nuevo, un poco apenado — Creo que me gustan los niños, Woo.

Sweet little creatures in one home ✧ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora