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El último pasillo de la biblioteca del colegio estaría vacío si no fuese por los dos chicos toqueteándose.

Nadie iba a la biblioteca, nunca. La consideraban aburrida.

Se había metido la advertencia de su madre por el arco del triunfo, ella no podía decidir qué hacer con su vida. Y por eso estaba ahí, una vez más. Con los jeans y bragas enrollados en una fina tira y con el coño al aire.

—Sé una buena chica y abre las piernas, ____. — susurró en su oído.

Obedeció de inmediato. En otra situación no lo habría de no estar tan excitada. Stan se arrodilló frente a ella, se relamió paulatinamente los labios y luego sumergió su rostro en el espacio entre sus piernas, ____ cerró los ojos mientras gemía. Lo sintió formar una sonrisa contra su feminidad, sin detenerse.

Ella ahora era su amante. Cuando le daban ganas de follar ella estaba dispuesta a abrirle las piernas donde fuera, era perfecta.

Internamente Stan se sentía la peor mierda al solo buscar sexo con ella. Que al embestirla de manera brusca y violenta solamente ayudara a desahogar su enojo y frustración con la vida en general.

Cuando ____ empezó a ser más ruidosa y se removía más que de costumbre, se detuvo para mirarla, con sus mejillas sonrojadas y el cabello pegado a la frente debido a la sudoración, recargada y tratando de agarrarse de la madera del estante lleno de libros. No quería que los descubrieran y no es que ____ se viera tan preocupada por ser silenciosa. Estaba cegada por el placer que Stan le brindaba.

—Stan...

Le dio otro lánguido lengüetazo en el clítoris. ____ respondió con otro gemido. Siguió con su festín, chupándola, saboreándola y follándosela salvajemente con la lengua. Cuando hubo terminado tuvo que aguantarla con un brazo mientras se levantaba. Se secó la boca con el dorso de la mano y siguió degustando el sabor que aún le quedaba de ____ en la boca.

Estaba excitado y la sangre le bombeaba con fuerza. Deseó tener más tiempo para una segunda ronda, pero ya estaban tentando a la suerte. Nadie los había atrapado, pero el aire olía a sexo y cualquiera que pasara por ahí ataría cabos enseguida.

—Siempre he querido profanar la biblioteca. — murmuró ____ aferrándose a Stan de una forma que no haría jamás, a excepción de cuando se enrollaban.

Él se rió. — Igual tacharlo de profanar es un poco extremo, pero si alguien se entera de lo que acaba de pasar quizás nos expulsen.

Le palpitó la polla ansiosa por actuar, pero cuando ____ le agarró la hebilla del cinturón la tomó de la muñeca y le colocó el brazo donde estaba antes. Lo miró confundida.

—Pero...

—Luego me ocupo. No te preocupes por eso ahora.

—Stan, te tiene que doler.

Sí, le dolía. Estaba tan empalmado que era jodidamente insoportable. Aún así, una parte de él no demasiado cuerda gozaba de la sensación. El dolor le recordaba que seguía vivo. Que todavía le quedaba un sentimiento lo suficientemente bueno como para quedarse.

Salir con una erección de la biblioteca sería muy raro, pero la gente tenía toda la pinta de estar tan metida en sus asuntos que dudaba que fueran a darse cuenta.

—No tentemos a la suerte.

—Cierto. — cerró los ojos y su respiración se fue ralentizando.

En el aire se respiraba un apacible silencio. Lo de ese día había sido completamente distinto a la forma en la que solían follar. Podría pasarse días haciéndole sexo oral a ____ y no cansarse nunca. Reposó la mirada en su delicado rostro y en el color sonrosado de sus mejillas un poco más de lo que debía.

✓ WE ARE NEVER GETTING BACK TOGETHER, stan marsh.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora