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La clase que más se le dificultaba era matemáticas. Álgebra, matemáticas avanzada, física. Todo lo que tuviera que ver con números.

Suspiró, frustrada. Todo lo que estaba aconteciendo en su casa y la situación tan extraña con Stan estaban haciendo que su concentración (que de por sí era bastante mala) fuera prácticamente nula. ¿Sería algún tipo de superpoder no poder sacárselo de la cabeza?

Stan no la buscaba todo el tiempo, pero demostraba interés. Simplemente eso.

Al estar guardando sus cosas en la mochila al término de la clase, el salón se fue vaciando hasta quedar solo Heidi Turner y ella. Una chica castaña igual que ella, una de las mejores amigas de Wendy Testaburger.

Ella parecía conocer a Stan por ser novio de una de sus amigas.

Ella parecía ser consciente de algo que ella no. Algo que quería saber.

—Hola, Heidi. — la saludó por primera vez en mucho tiempo. Ella le devolvió el saludo, visiblemente confundida. Nunca se hablaban, a menos que fuera para pedirse útiles mutuamente o ver las historias de la otra en las redes sociales. Se relamió los labios, preparándose para lo que iba a decir. — ¿Puedo hacerte una pregunta un tanto extraña?

—Claro.

—¿Qué sabes de Stan Marsh?

Heidi pareció tensarse apenas escuchó el nombre del chico, como si fuera un tema prohibido, lo cual la desesperaba de sobremanera. Solo era un estúpido chico, ¿qué tenía de especial o de diferente? La contraria dejó los libros que traía cargando en brazos para dejarlos sobre la mesa, suspirando.

—Bueno, nunca fuimos amigos. — evidenció lo obvio, en blanco. — Por lo que sé, de pequeños Kyle Broflovski y él eran grandes amigos. Como uña y mugre, nunca se despegaban. Aunque al cumplir 10 años, Stan comenzó a amargarse sin razón. Nadie era capaz de pasar mucho tiempo a su lado sin deprimirse, ni siquiera su mejor amigo y por eso decidió alejarse de él. Todos siguieron adelante, Stan se quedó estancado justo donde lo dejaron. No sé algo más allá de eso.

La información la dejó pensativa y hasta algo sorprendida. ¿Qué orilló a Stan a terminar de la forma en que lo había hecho, adicto a las drogas y el alcohol? ¿Era tan insoportable como para que todos se alejasen de él? ¿Por qué parecía que era la víctima aunque no lo era, a palabras de los demás?

Asintió casi imperceptiblemente con la cabeza.

—Gracias, Heidi.

—No te metas con él, si te interesa de alguna forma. Terminará por amargarte a ti también.

Con esa última advertencia, se retiró del salón. Quedó sola, parada en medio del salón. No sabía qué pensar. No sabía qué creer. No quería creer que Stan era alguien perjudicial para ella.

Su yo de 9 años debía de estar horrorizado por lo que se había convertido. Un alcohólico y fumador sin futuro.

Y también por estarse follando como un maldito loco a la chica que siempre juró odiar.

Trataría de conocerlo y, de ser posible, apoyarlo en lo que pudiera un poco más.

✓ WE ARE NEVER GETTING BACK TOGETHER, stan marsh.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora