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Stan no había vuelto a ver a la chica desde lo sucedido en su casa. Parecía haber desaparecido de la faz de la tierra, simple y sencillamente, dejándolo desnudo bajo sus sábanas rosas.

____ no había intentado buscarlo ni él a ella. De hecho, huía cada vez que se topaban en los pasillos de la escuela. La que parecía ser una linda amistad se había arruinado con tan solo una noche de pasión.

Y a decir verdad, lo decepcionó, bastante. Parecía ser una chica centrada y madura ante cualquier problemática, y sucedía esto y se desaparecía, sin intentar discutirlo. Claro, tampoco es que haya tratado de buscarla, pero no huyó como un cobarde.

Ella ni siquiera le gustaba, le atraía sexualmente, nada más. Que lo evitara lo descolocaba y a la vez lo indignaba.

En fin. Fue un polvo, nada más. No iba a molestarse por algo así.

Antes (mucho antes del alcohol) trataba de relejarse en un día con mucho estrés tocando la guitarra. Cualquiera de Chase Atlantic. Ahora parecía que las cuerdas de esta lo lastimaban con simplemente rozarlas.

Pero evidentemente, era un masoquista de mierda.

Después de hacer su tarea, se dispuso a tocar cualquier canción que se le venía a la mente (en su mayoría deprimentes) y en general acordes incoherentes sin inicio ni final. Tal vez debía volverse parte de una banda sin futuro o hacerse cantante, tendría el típico pasado oscuro lleno de adicciones malsanas que los más célebres tenían.

Mientras tocaba, hundido en sus pensamientos, una pequeña roca chocó contra su ventana, pegándole un buen susto. Dejó a un lado la guitarra, quedándose quieto y muy en silencio para ver si sucedía de nuevo. Lo hizo. Una, y otra, y otra, y otra vez. Alguien trataba de hacer que abriera.

No estaba seguro pero lo hizo, asomándose. Ahí vio a la persona culpable de la mayoría de su malhumor, parada en su jardín, con las manos en jarra. Frunció el ceño.

Lo que más le llamó la atención es que traía puesta la sudadera que había perdido aquella noche.

—¿Puedo pasar? — alzó la voz.

Su respuesta fue el estruendo de él cerrando la ventana en seco.

Suspiró, rascándose la sien, volviendo a sus aposentos. Por fuera se veía muy calmado, pero su corazón latía como loco contra su pecho. Esa loca había venido a buscarlo a su casa ¿para qué? ¿Para devolverle la sudadera? A la mierda, que se la quedara, ya no la quería.

Creyó que se rendiría, pero supo que estaba rotundamente equivocado al ver una cabeza emerger por la ventana.

Pegó un grito, exaltado. La chica, con mucho esfuerzo, escaló las paredes tratando de entrar, y ahora aporreaba la ventana. Maldijo los años de porrismo que la chica había tomado que le habían dado esa flexibilidad. Malamente se encontraba solo en casa, nadie iba a venir a ayudarlo.

Buscó algo con lo qué espantarla. Como si fuera coincidencia, se encontró con su guitarra. Más que suficiente. Stan la alzó, con la intención de fingir que la iba a golpear, hasta que su voz ahogada profirió que se detuviera.

Bueno, tampoco era un jodido monstruo.

Tragándose su orgullo, abrió la ventana, ayudándole a entrar, teniendo que posar sus manos en su cintura. Casi la sintió sonreír para sí misma contra su hombro. Stan miró en todas las direcciones, asegurándose de que nadie había visto eso.

—Bueno, esta es una muy bonita sorpresa... — ella miró sin disimular que se le habían bajado un poco los pantalones que estaba usando, dejando entrever su V abdominal.

—No puedo decir lo mismo. — respondió estoico, subiéndoselos. Ella hizo un puchero fingido. — Si mis padres te encuentran aquí te matarán.

—¡Ah! Es cierto; vine a devolverte la sudadera, y para hablar de lo que pasó.

Después de despojarse de la tela y ponerla en sus manos, revelando que traía puesta otra sudadera debajo de esa, se paseó por la habitación muy segura de sí misma, admirándola, para luego sentarse en la cama. No era la primera vez que estaba ahí, aunque siempre estaba acompañada de su hermano menor. Stan la siguió con la mirada, frunciendo el ceño. ¿Quién se creía andando por su habitación con tal arrogancia?

—¿Hasta ahora? Han pasado más de 2 semanas.

Si había algo que le disgustaba a Stan, eran las excusas. Y que las personas ante un problema se alejaran y luego volvieran como si nada, pretendiendo normalidad. ¿No se supone que el que debería de distanciarse era él? A él fue al que besaron y le robaron la sudadera.

—No sabía que decirte, la verdad.

—¿Y ahora sí?

—Sí. Un poco.

—Pues habla.

La chica desvió la mirada hacia algún punto muerto en la habitación. Sus manos jugueteaban entre sí y su pierna izquierda temblaba de arriba a abajo. Stan se sorprendió un poco; nunca la había visto nerviosa. Siempre se paseaba por la escuela contoneando sus caderas, sonriendo, refugiada en las comodidades de los brazos de su novio.

Bueno, ex-novio.

—¿Nunca has pensando en tener nada más que sexo casual con una persona? — el peli-negro atinó a observarla con una ceja alzada. — O sea, alguien con quien tengas la suficiente confianza para...

—Yo no te tengo confianza. — interrumpió.

—Yo tampoco, Marsh. Pero podemos tenérnosla.

—¿En serio escalaste una casa con el riesgo de morir solamente para proponerme esto?

—Bueno, sí, me gusta la aventura. Además, ya que pasó lo que pasó, y ya que ninguno de los dos tiene pareja... ¿por qué no? ¿No te gustaría tener a alguien ahí cuando tengas ganas de tener sexo, sin haber sentimientos de por medio?

Pasó sus manos por sus brazos velludos, por sus hombros, por su pecho, admirándolo distraídamente. Stan se mantuvo impasible, aunque por dentro deseara también explorarla tan a fondo como ella lo estaba haciendo. Acariciar su tersa piel, tomarla como nadie nunca había hecho. Cumplir las fantasías y las necesidades del otro mutuamente.

De pronto la propuesta no sonaba tan mal.

—¿No tendremos una relación ni nada de eso?

—No, es solo sexo. Sin celos, sin condiciones, y, por supuesto, sin enamorarse.

—Entonces bien.

La chica sonrió. Detuvo sus caricias, más no se alejó de él. Stan tampoco hizo ninguna queja y simplemente disfrutaron de la compañía del otro por un momento.

✓ WE ARE NEVER GETTING BACK TOGETHER, stan marsh.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora