❝Nunca vamos a volver, entiéndelo.❞
Después de romper (una vez más) con Wendy, Stan Marsh se ha cansado y proclama que nunca volverán a estar juntos, nunca volverá a caer por ella. Después de una semana, se da cuenta de que estar sin la pelinegra es...
La mañana siguiente de haberse confesado sus sentimientos y vuelto novios fue extraña. Todo parecía estar como siempre, pero había algo más. Algo había cambiado.
Stan había cambiado su mundo, su forma de verlo en menos de lo que pudo darse cuenta. Incluso miró con buena cara a Butters, a quien usualmente no soportaba.
Al saludarse durante la mañana, ya que habían acordado verse en la entrada de la escuela, se besaron. Ansió su delicadeza y devoción durante toda la noche, de llegar a ese momento.
Stan mantuvo su mano en su cintura a pesar de que habían entrado a la escuela y estaban montando una escena a la vista de todos. Podía oírlos susurrar cosas negativas mientras pasaban frente a ellos, eso era una mala señal. Se sentía observada, acosada.
Nunca se les había visto juntos —solo eran rumores hasta ese momento.— así que era una sorpresa. Eso era algo que pasaba cuando todos se enteraban, como cuando algo que ya se venía especulando desde hace tiempo se hacía realidad. Como buitres dando vueltas en círculos bajo nubes oscuras.
—Déjalos decir lo que quieran, nosotros no escucharemos.
Stan pareció notar su incomodidad y le habló en el oído. A él parecía darle igual las miradas de todos, ya que de por sí ya hablaban bastante mierda debido a Wendy y lo triste que parecía por la ruptura, ya se había acostumbrado. Asintió, decidiendo hacerle caso. Si él estaba a su lado, todo estaría bien.
Se separaron para guardar sus cosas en el casillero. Luego se reunirían para el almuerzo, ya que justamente ese día no les tocaba ninguna clase juntos. ____ abrió su mochila y comenzó a meter algunas cosas bajo la mirada de las chicas, incluso bajo la de Wendy. Tragó saliva, nerviosa. Tal vez no estaba Stan ahí, pero estaba segura de que podría soportarlo mientras duraba la conmoción.
Mientras que Stan fue abordado por su antiguo grupo, quien lo tomó por sorpresa y casi lo acorraló para que les contara lo que había pasado.
—¡Hijo de puta! ¡Tienes novia y no nos dijiste!
—¡Cartman, basta! ¡Duele! — lo empujó para hacerlo a un lado, finalmente pudiendo respirar. — Y sí, tengo novia.
—¿Por eso me preguntaste lo de la otra noche?
Intuía que Kenny les había contado todo, así que tan solo respondió que sí.
—Sí, de repente todo se volvió confuso para mí.
—Bueno, pues felicidades, Stan. — Kyle le dijo, palmeando su hombro amigablemente. — Espero que sean felices.
—Gracias, chicos. — asintió con la cabeza, sonriendo un poco, retirándose ya que las clases estaban a punto de iniciar.
Mientras lo veían marcharse, Eric se cruzó de brazos, inflando su pecho.
—Solo la está utilizando.
—Cállate, culón.
—¡Es verdad! Nunca se había interesado por nadie más que por Wendy, y ¿de pronto ya tiene otra novia? No me la creo.
Kenny se encogió de hombros, restándole importancia. — Da igual.
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