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Su supuesta relación basada únicamente en sexo ya había iniciado. Lo supo cuando la chica lo invitó a su casa (de nuevo) ya que estaría sola. Aceptó ya que no tenía nada que hacer ese día aparte de ser una decepción para sus padres y gastar oxígeno.

A decir verdad, se encontraba un poco nervioso. Era la primera vez que tendría sexo con un anticipo de que aquello pasaría, con planeamiento y todo.

Tocó el timbre, para luego meter sus manos en los bolsillos de su sudadera, la misma que ella se había quedado el otro día. La verdad es que le encantaba y no quería dejar de usarla por el simple hecho de que la chica la había secuestrado por varias semanas.

Tampoco porque le había dejado su olor.

El maldito olor de su perfume de vainilla.

La puerta fue abierta por ____, quien rápidamente lo empujó para adentro, asegurándose de que nadie viera. Su relación también debía ser secreta, a ninguno le convenía en ese momento mostrarse con otra persona. Por el simple hecho de que acababan de terminar con alguien.

Llevaba puesto algo parecido al otro día, un suéter delgado solo que este era blanco cascarón, y un pantalón negro. Delineado sutil y gloss en sus labios.

—Bienvenido nuevamente a mi humilde casa.

—Gracias a Dios la conozco, sino sería...

—¿...incómodo? — completó por él.

—Exacto.

—No tiene que pasar nada, aunque si ese es el caso, no tendría sentido que estuvieras aquí.

—No te preocupes por mí.

Entonces, la castaña lo tomó de la mano, guiándolo al sofá. Stan tragó duro en cuanto se sentó en este, removiendo las piernas con incomodidad. ____ se percató de esto y puso una cara comprensiva que no había visto en toda su vida, haciéndolo sentir raro. Que ____ Stotch le tuviera compasión era algo a lo que no estaba acostumbrado.

—Es en serio.

Stan se estiró para alcanzar sus caderas, sus manos se cerraron alrededor de estas y la sentó en sus piernas, mirándola desde abajo. La chica era jodidamente hermosa, no podía negarlo.

Aunque no era más linda que Wendy.

—Déjate de cosas, por favor.

La besó, con una mano acariciando su mejilla y la otra usándola para explorar su cuerpo. No quería empezar tan deprisa o la poca comodidad que había entre ambos desaparecería. La castaña arqueó ligeramente la espalda, dejando salir pequeños jadeos. Apretaba las piernas alrededor de su cintura así que su núcleo y su pene encajaban como piezas de un rompecabezas.

Bajó hasta su cuello, chupando su piel ardiente. Su mano inquieta agarraba cuanto se encontraba, ya fuera su trasero o sus pechos. ¿Quién habría pensado que esa chica era tan apetecible cual dulce? Se devolvió a su boca y lamió con suavidad sus labios.

—Saben a fresa...

—Es tu sabor favorito, ¿no es así? — su respuesta fue otro lametón coqueto a sus labios.

—Voy a arruinar ese maquillaje perfecto.

Le levantó el suéter con intenciones de quitárselo, la castaña entendió rápidamente y se lo sacó. Entonces el peli-negro se topó con una blusa de tirantes negra con dos remarcados puntos justo donde iban los pezones, tan endurecidos como lo debía estar su polla en ese momento. No perdió tiempo y puso manos a la obra, lamiendo uno mientras pellizcaba el otro, sin querer desperdiciar ni un solo momento.

✓ WE ARE NEVER GETTING BACK TOGETHER, stan marsh.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora