—Voy a darle su merecido puñetazo a ese bastardo. —vocifera Changmin, furioso.
Inmediatamente, Dan se interpone en su camino, bloqueando su paso, observándole con unos tristes ojos desesperados y aberrantes, brillantes por el miedo.
—N-no, por favor, no lo hagas, Chan.
—¿Cómo quieres que no lo haga? ¡No puedo creer que ese imbécil está en mi grupo de amigos!
Dan suspira y se acerca. Su mirada es suplicante, buscando por piedad en los ojos del chico castaño que es más alto y musculoso que él.
—Sí, lo sé, pero no le digas nada, por favor. —susurra Dan —. Simplemente... No me dejes solo.
Y por mucho que Changmin quiera reventarle la cara al imbécil de Joo Jaekyung, no puede contenerse por los ojos de Dan. ¿Cómo era capaz de hacerle daño a ese chico tan lindo como un ángel? Esa mirada derretida de pánico y temor, pegando alaridos para que no le dejara solo... Es demasiado para él. No puede simplemente ir en su contra y decirle que no a esos hermosos ojos avellana, como el caramelo.
—Uhg, está bien. —termina Changmin —. Pero como te haga algo más, lo mato.
—Sí... No te preocupes, Chan.
Desde esa vez en el baño, Dan no quiere encontrarse con Joo. Siempre recordaba la forma en la que le acorraló y besó. Como le mordió y chupó, sintiendo la mirada oscura y vibrante devorándole, dispuesto a arrancarle la toalla.
Era extraño. Debería solo... Sentir miedo. ¿Qué tan mal estaba de la cabeza si admitía sentir algo más que solo eso? Estar cerca de Jaekyung es peligroso, incierto. Es como ser una presa a la deriva.
Pero Jaekyung lo tomó posesivamente ayer. Recuerda el agarre fuerte en su cintura y en su muslo, en su cuello. Se apoderó de él e hizo lo que quiso, no pidió permiso por ello. Carajo, Jaekyung no necesita su puto consentimiento. Simplemente, toma lo que quiere y lo conquista, lo deforma hasta destruir y dominar. Hasta que no quede nada.
Y odia admitir que el cuero cabelludo se le entumeció en ese momento. Que le ardía la piel, y que no pudo evitar seguirle el beso porque estar cerca de ese maldito bastardo se sentía jodidamente bien. El cosquilleo en su ingle no se iba, la sensación de las manos ásperas y fuertes aprisionándolo seguían esparciéndose como fuego en su piel, haciendo que le hormigueara la entrepierna. El recuerdo seguía intacto, reproduciéndose una y otra vez, negándose a olvidarlo.
Dan creé que lo mejor es alejarse de Jaekyung. Apartarlo, arrancarse su presencia a como de lugar. No puede permitir que estos sentimientos y sensaciones raras se propaguen.
Le prometió a su abuela que se alejaría de cualquier hombre con crueles intenciones, de aquellos que no pueden hacer más que dañar a los demás.
Decidido, le contó a Kim Changmin su situación. Obviamente, no se le pasó por la cabeza comentar lo del beso y otras cosas que solo él sabía, y las mantendría en secreto. Dan solo afirmó que Jaekyung le estaba molestando.
Y eso fue suficientemente para que Changmin quisiera asestarle un buen puñetazo.
—Dan, ¿por qué estabas en el penthouse de Jaekyung ese día? Si se llevan tan mal, no tendrías motivos para ir a su casa. —pregunta Changmin.
Dan solo suspira, sin tener la menor idea de cómo explicarle. Ni él mismo lo entiende.
—Porque me dijo que tenía problemas con matemáticas. En ese momento le creí, no pensé que estuviera mintiendo. No sé, Jaekyung es muy extraño, ¿sabes? Nunca puedes adivinar lo que se le pasa por la cabeza. Por eso quiero que se aleje. No es confiable.
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red velvet // jinx (+21)
Fiksi Penggemar«¿Qué harías si la persona de la que estás enamorado es la que más daño te hace? Y peor aún... ¿Qué pasaría si esa persona es alguien totalmente prohibido para ti?» Su abuela siempre le dice a Kim Dan que tiene un cuerpo especial, diferente al de lo...