Capítulo 27.Sacrificio a la verdad.

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Sanem.

Osman y Ayhan son a quienes he confiado todo lo que pasó. Incluso todas las mentiras que dije e hice. No justificaron mis actos pero me ayudaron a entender que todo lo que hice fue porque me convencieron con mentiras y manipulación. 

El señor Emre siempre me hizo ver que el señor Can era el malo de la historia para cubrir sus propios actos y no sospechara de él.

Ahora, tengo el control. Sé que Can nunca me va a perdonar, tampoco voy a insistir. Sólo quiero que sepa la verdad de una buena vez.

—¿Sí, dime Sanem? —contesta el señor Emre.

—Si está buscando los documentos de la asociación, los tengo yo —respondo.

La línea se queda en silencio por un par de segundos y sé de más incluso al escuchar un suspiro de su parte, que está muy molesto.

—¿Los tienes tú? Necesito que me los devuelvas.

—No —respondo sin titubear —Estoy cansada de usted. De sus mentiras, de sus juegos y de su odio hacia el sr. Can.

—Sanem... —le interrumpo. 

Soy yo, quien decide.

—Son las seis de la tarde. Tiene hasta las 9 de la noche para decirle al señor Can la verdad.

—¿¡Quién te crees que eres para amenazarme Sanem!? —espeta molesto —Es muy estúpido de tu parte.

—¿De verdad? —digo con ironía —Ya no le tengo miedo. Ya lo perdí todo —Una verdad que duele. Perder la oportunidad de ser feliz al lado de Can es una cosa y me ha costado perdonarme a mi misma por no ver las cosas desde antes —Le doy la oportunidad de que sea usted de quien escuche toda la verdad o lo haré yo. 

No le doy oportunidad de réplica. Desconecto la llamada y voy a casa a prepararme.

Paso el resto de la tarde en casa. Después de cenar me doy un baño y me prevengo resguardando los documentos en mi bolso y un libro de poemas de amor, escrito por Cemal Sureya. Sea como sea voy a ir de igual forma a casa de Can.

Con Ayhan acordamos que me llamara para hacer la cuartada perfecta y que mis padres no me cuestionen si necesito salir más noche. 

Después del supuesto suceso caótico que desató Alper con sus historias raras de la mafia, mis padres han estado más paranoicos y me tiene un poco mas controlada. No me quieren mucho tiempo fuera de casa.

Minutos antes de las nueve de la noche voy a casa de Ayhan y tal como prometí espero hasta la hora acordada. 

Realizo la llamada y tengo un poquito de esperanza en que me diga que ya le dijo la verdad.

—¿Qué pasa Sanem? —responde el señor Emre muy tranquilo.

Y eso no es buena señal. O le ha mentido de nuevo o no ha dicho nada.

—¿Qué ha decidido?

—No lo sé Sanem ¿Qué debería hacer?

Claro, se está burlando. No sé por qué me esfuerzo para que él haga las cosas bien. Es un cobarde que siempre busca la vía fácil.

—Entonces, me temo que seré yo quien se lo diga.

—¿Cómo se supone que lo haga Sanem? Tu lo has visto. Está enojado, no me escucha. Ya me corrió de casa y del trabajo. 

—Usted es bastante astuto. Sé que él está molesto pero aún así lo escucharía. Lo hizo incluso después de saber lo del soborno. 

—Can no va a escucharme, a ti tampoco. ¿Planeas decirle algo más aparte de la asociación?

El albatros y el fénix (Adaptación escrita pájaro soñador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora