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Emma miró con incredulidad la carta sellada con el emblema real que sostenía en sus manos. La orden del rey era clara: enviar a ciudadanos comunes a reconquistar las murallas que una vez resguardaron la seguridad del reino. Era una tarea peligrosa, incluso para soldados entrenados, y la idea de sacrificar a personas no preparadas llenó de indignación y tristeza el corazón de Emma.

—No podemos dejar que esto suceda, capitán. Enviar a civiles sin entrenamiento a una misión así es un suicidio. Necesitamos una alternativa—, expresó Emma con determinación.

Levi y Emma, conscientes de la gravedad de la situación, se sumieron en una intensa discusión para diseñar un plan que abordara las preocupaciones del rey y garantizara la seguridad de la población. Después de considerar diversas opciones, concibieron una estrategia que implicaba proponer al monarca la formación rápida de una milicia integrada por voluntarios dispuestos a asumir el desafío.

En primer lugar, decidieron resaltar la necesidad urgente de contar con una fuerza adicional para enfrentarse a la amenaza de las murallas caídas. Presentaron argumentos sólidos sobre la falta de tiempo para organizar un ejército convencional y la urgencia de actuar antes de que la situación empeorara. Levi, con su habilidad persuasiva, se comprometió a explicar al rey la importancia de esta medida extraordinaria.

Emma, por otro lado, ofreció liderar personalmente las sesiones de entrenamiento emocional y motivacional para los voluntarios. Reconoció la importancia de no solo dotar a la milicia de habilidades físicas, sino también de fortaleza mental. Propuso un enfoque integral que prepararía a los ciudadanos no solo para la batalla física, sino también para los desafíos emocionales y psicológicos que enfrentarían.

El dúo presentó su plan al rey con meticulosidad, subrayando cómo la milicia, aunque compuesta por voluntarios sin experiencia militar, podría convertirse en una fuerza valiosa con el entrenamiento adecuado. Destacaron la determinación del pueblo y su disposición para proteger su hogar.

Durante la reunión, Levi explicó la urgencia de la situación y cómo la milicia, bien entrenada bajo la dirección de Emma, podría ser la mejor opción para proteger el reino. A medida que detallaban cada aspecto del plan, el rey, inicialmente escéptico, comenzó a reconocer la lógica y la necesidad imperante.

Finalmente, el monarca, convencido por la determinación de Levi y Emma, dio su aprobación para implementar el plan. La formación de la milicia comenzó de inmediato, y la ciudad se sumió en un frenesí de preparación para la inminente reconquista. La unión de habilidades tácticas y emocionales se convirtió en la clave para enfrentar el desafío que yacía más allá de las murallas caídas de María

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El peso de la derrota se cernía sobre la ciudad después del desastroso primer combate por recuperar la muralla María. La mayoría de la milicia, formada con tanto esfuerzo, yacía ahora en el suelo, víctima de las circunstancias implacables del campo de batalla. Emma, desgarrada por la culpabilidad, se encerró en su habitación, sintiendo el peso de las vidas perdidas y las imágenes de los milicianos caídos atormentándola.

El torrente de emociones abrumaba a Emma mientras se refugiaba en la oscuridad de su habitación. La culpabilidad, como un pesado manto, se posaba sobre sus hombros, haciendo que cada respiración fuera un recordatorio constante de la derrota sufrida en la batalla por la muralla María. Las imágenes de los milicianos caídos, rostros valientes que ella misma había entrenado, se repetían incesantemente en su mente, intensificando la sensación de fracaso.

Sus manos temblaban al recordar las decisiones que había tomado durante el entrenamiento y la planificación del combate. La responsabilidad de liderar la milicia se había convertido en una carga casi insoportable. Cada elección malograda parecía un peso adicional, y las dudas se apoderaban de su confianza. 

MIDNIGHT RAIN. LEVI ACKERMANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora