MIDNIGHT RAIN. LEVI ACKERMAN

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1453 palabras

Emma se reunió con Auro, Erd y Gunter en la sala de estrategia del cuartel, un espacio normalmente reservado para planificar misiones y diseñar tácticas. Sin embargo, en esta ocasión, el ambiente era diferente. La anticipación en el aire era palpable mientras compartían miradas cómplices y sonrisas emocionadas. Sabían que Petra, merecía un día especial en su honor. Su cumpleaños se acercaba rápidamente, y el equipo estaba decidido a celebrarlo por todo lo alto.

Mientras la pelirroja compartía su visión de una fiesta sorpresa, los ojos de Auro brillaban con entusiasmo. Su mente ya imaginaba cómo transformar la austera sala de entrenamiento en un refugio festivo y acogedor. Así el muchacho, con su talento artístico, se ofreció a encargarse de la decoración. Erd, el hábil cocinero del escuadrón, no pudo evitar sonreír al pensar en el banquete que prepararía. Conocía bien los gustos de Petra y estaba decidido a sorprenderla con sus platillos favoritos. 

Gunter, conocido por sus dotes para la diversión, ya comenzaba a planear juegos y actividades que mantuvieran la energía de la fiesta en alto. Con su carisma natural, se aseguraría de que todos, especialmente la cumpleañera, disfrutaran al máximo de cada momento

***

Petra, al entrar en la sala, quedó boquiabierta. Sus ojos recorrieron la habitación, capturando cada detalle cuidadosamente planeado para celebrar su día especial. Las luces parpadeantes, las guirnaldas coloridas y los globos flotando en el techo creaban un ambiente mágico que contrastaba con la habitual seriedad de la sala de entrenamiento. La sonrisa que se formó en su rostro reflejaba sorpresa, gratitud y una profunda alegría por sentirse tan querida por sus compañeros.

A medida que avanzaba la noche, el ambiente se volvió aún más animado. Las bebidas comenzaron a fluir, añadiendo una dosis adicional de alegría a la fiesta. El banquete preparado por Erd deleitaba a todos, y las risas resonaban mientras Gunter dirigía los juegos y actividades, asegurándose de que la diversión nunca decayera. Petra, en particular, se dejó llevar por la diversión, riendo y disfrutando de la compañía de sus amigos. Sus ojos brillaban con una felicidad genuina, una visión que llenaba de satisfacción a quienes habían trabajado arduamente para crear ese momento.

Las palabras de Petra se deslizaron entre sus labios con una fragilidad palpable, como si temiera romper el delicado equilibrio de su confesión. Su voz temblaba ligeramente, cargada de una vulnerabilidad que rara vez mostraba. Los momentos de silencio que siguieron parecían interminables, y la sala, que antes vibraba con risas y música, se tornó súbitamente solemne. Emma, al percibir la tensión en la voz de Petra, la miró con atención, sintiendo la seriedad del momento.

—Emma—, comenzó Petra, su voz apenas más que un susurro, sus manos temblando ligeramente, —hay algo que necesito decirte... y ...no puedo seguir guardándolo—. Hizo una pausa, su respiración entrecortada. —Mis sentimientos hacia ti han ido más allá de la amistad. No sé explicarlo completamente, pero... me he enamorado de ti—.

El susurro de Petra dejó un eco de incertidumbre en el aire, y sus manos temblorosas mostraban la vulnerabilidad de sus sentimientos expuestos. Emma, por otro lado, se encontró en una encrucijada emocional. La sorpresa en sus ojos fue acompañada por un destello de tristeza, mientras intentaba procesar la revelación de Petra.

Sin embargo, de repente, el sonido metálico del vaso al caer al suelo resonó en la sala, rompiendo la ilusión que había envuelto a la joven enamorada. Con un sobresalto, abrió los ojos de par en par y se encontró nuevamente con la realidad cruda y tangible. La sala seguía igual que antes, imperturbable ante sus pensamientos tumultuosos. Pero al levantar la mirada, notó que Emma ya no estaba a su lado.