1243 palabras
La semana después del periodo de Emma transcurrió con una calma inusual en el cuartel general de la Legión de Reconocimiento. Emma, completamente recuperada, se encontraba en el despacho de Levi, donde la luz tenue de las lámparas creaba un ambiente acogedor. Juntos, se sumergían en el siempre abrumador papeleo, tratando de poner orden en la montaña de informes que llenaba la habitación.Entre las páginas y los registros, compartían una taza de té negro, cuyo aroma reconfortante se mezclaba con la conversación que fluía de manera natural. El crujir de la leña en la chimenea proporcionaba una banda sonora suave a sus ocupadas labores. La camaradería entre ellos crecía, cada tarea compartida estrechando los lazos que iban más allá de la disciplina militar.
Los primeros copos de nieve caían del cielo como pequeñas danzarinas blancas, suavemente pintando el paisaje en tonos de pureza. Cada copo, único en su forma, descendía con gracia, creando un manto delicado que cubría el suelo y las estructuras del cuartel general. El mundo exterior se sumía en un silencio acogedor, solo interrumpido por el suave crujir de la nieve al posarse en el suelo.
Emma, al notar la nevada, dejó escapar una expresión de ilusión. Sus ojos, como estrellas brillantes, reflejaban la maravilla de la naturaleza en ese momento mágico. La luz suave de la nevada resaltaba la calidez de su rostro, creando un contraste entre la frialdad del invierno y la chispa de alegría que iluminaba su mirada.
—¡Levi, mira! Está nevando—, exclamó Emma, sus labios curvándose en una sonrisa mientras se apartaba de las tareas administrativas para disfrutar del espectáculo.
Levi, siguiendo su mirada, se acercó a la ventana. Juntos, contemplaron el cuadro encantador que se desarrollaba fuera. El blanco suave de la nieve cubría el suelo, los edificios y los árboles, transformando el paisaje en un escenario de cuento de hadas.
Los copos continuaban su descenso, flotando con gracia antes de aterrizar en la tierra, acumulándose en pequeñas capas esponjosas. El silencio que acompañaba la nevada daba la sensación de que el mundo entero estaba suspendido en un momento de quietud, como si la propia naturaleza estuviera tomando un respiro.
—Es tan hermoso—, murmuró Emma, sumida en la contemplación de la nevada.
Mientras Emma contemplaba la caída de la nieve con una expresión de asombro, Levi, discretamente, no podía evitar sentir una conexión más profunda con el momento. La visión de Emma, con sus ojos brillando de admiración, tocaba algo en el interior de Levi que rara vez se permitía explorar: la vulnerabilidad.
Aunque por fuera mantenía su expresión imperturbable, por dentro, Levi experimentaba una mezcla de emociones que lo desconcertaban. La delicadeza con la que Emma observaba la nevada despertaba en él un sentido de aprecio por la belleza simple y pura de la naturaleza. Era como si, a través de los ojos de Emma, Levi descubriera una perspectiva diferente del mundo que lo rodeaba.
La nevada, usualmente fría y desafiante, adquiría una cualidad especial cuando era compartida con Emma. Los copos de nieve caían lentamente, creando una atmósfera de calma y quietud. En ese momento, Levi se encontraba en una especie de pausa, permitiéndose sentir más allá de las demandas de la guerra y las responsabilidades de liderazgo.
Sin vacilar, Levi se acercó a Emma, y en un gesto audaz, sus labios encontraron los de ella en un beso que trascendía las palabras. Fue un momento mágico, donde la suavidad de la nieve afuera se reflejaba en la ternura del beso compartido. La pasión se entrelazaba con la delicadeza, creando una experiencia que era tan inesperada como hermosa. Emma, sorprendida al principio, pronto se dejó llevar por la intensidad del momento, sintiendo cómo la conexión entre ellos se profundizaba aún más.
El beso era como una pausa en el tiempo, un instante donde todo lo demás desaparecía, dejando solo a Levi y Emma inmersos en la magia de ese encuentro. La nieve continuaba su danza afuera, como si la naturaleza misma estuviera celebrando la conexión especial entre estos dos soldados.
Después de un tiempo que pareció eterno, Levi se separó lentamente, sus ojos fijos en los de Emma. La expresión en sus rostros hablaba de un entendimiento compartido, una nueva dinámica que se había formado en ese instante único. Aunque las palabras eran innecesarias, la complicidad entre ellos resonaba en el aire.
Emma, con una expresión de asombro y alegría, observó a Levi. Sus ojos brillaban con una mezcla de gratitud y admiración. La nieve que caía afuera parecía reflejarse en la luz de esos ojos, como pequeños destellos de emoción que revelaban la conexión que ahora compartían.
El capitán, por su parte, experimentaba una amalgama de emociones que no estaba acostumbrado a sentir. La vulnerabilidad de haberse permitido dar ese paso desconocido estaba presente en su mirada. Aunque su expresión seguía siendo serena, algo en la forma en que observaba a Emma indicaba una apertura emocional que iba más allá de las barreras que solía mantener.
—Debería haber pedido permiso antes de besarte. Lo siento, no debería haber asumido...— comenzó Levi, su voz revelando una mezcla de respeto y disculpa.
Antes de que pudiera terminar la frase, Emma, con una risa suave, interrumpió sus disculpas. Su risa era como música, un eco cálido que llenaba la habitación y disipaba cualquier tensión.
—Levi, ¿realmente crees que necesitabas permiso?— preguntó Emma con una sonrisa juguetona, sus ojos brillando con complicidad.
Levi, sorprendido por la respuesta ligera de Emma, arqueó una ceja en una expresión que estaba entre la confusión y la curiosidad.
—No me malinterpretes, capitán. Pero creo que, en este caso, las palabras eran innecesarias— añadió Emma, antes de inclinarse hacia adelante y, con decisión, volver a besarlo.
La risa de Emma resonaba en el aire, como una melodía ligera que despejaba cualquier tensión residual. La atmósfera en la habitación se volvía más relajada, y la complicidad entre Levi y Emma se profundizaba con cada instante. Después de la risa, la conexión entre ellos se expresó en un beso que capturó la esencia de su nueva dinámica.
Levi, ahora más receptivo, no pudo evitar corresponder al gesto apasionado de Emma. Sus manos, inicialmente posicionadas con cierta cautela, encontraron la cintura de Emma con firmeza pero con un toque de ternura. El agarre en su cintura reflejaba la necesidad de sentir esa conexión más allá de las palabras, una manera de afirmar la realidad del momento compartido.
Emma, a su vez, se entregó al beso con una mezcla de emoción y seguridad. La risa anterior aún bailaba en sus ojos mientras sus manos encontraban su lugar en los hombros de Levi, como si quisiera sellar la conexión con un abrazo más profundo. La posición de ambos, enredados en la calidez del beso, era una representación física de la intimidad que estaban compartiendo.
El cuartel general, que normalmente resonaba con el eco de la guerra y la preparación para enfrentarse a los Titanes, se transformó en un refugio donde la conexión entre dos almas perduraba. La nieve continuaba cayendo afuera, pero dentro de esa habitación, el tiempo parecía detenerse, permitiendo que Levi y Emma se sumergieran en la intensidad del momento.
El beso no solo era un gesto apasionado, sino también una afirmación de la nueva realidad que estaban explorando juntos. La risa, los toques y la posición en la que se encontraban creaban un cuadro de complicidad y afecto que se extendía más allá de la formalidad militar. Mientras se abrazaban en ese beso, Levi y Emma comenzaban a comprender que las conexiones genuinas a veces se forjan en los momentos más inesperados y sin necesidad de palabras

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MIDNIGHT RAIN. LEVI ACKERMAN
Fanfiction-ᴀʟʟ ᴏꜰ ᴍᴇ ᴄʜᴀɴɢᴇᴅ ʟɪᴋᴇ ᴍɪᴅɴɪɢʜᴛ- Donde Emma enamora a toda la legión con su voz o Donde Levi se enamora por primera vez de la chica de voz preciosa