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1646 palabras

La mañana brillaba con un sol cálido mientras Levi y Emma se dirigían hacia la ciudad de Trost en busca de productos de limpieza. El aire fresco del exterior se mezclaba con la energía dinámica de la jornada, creando un ambiente agradable y lleno de posibilidades. Los dos compartían la carreta, disfrutando del viaje y del paisaje que se desplegaba ante ellos.

El crujir de las ruedas contra el camino de tierra proporcionaba un ritmo suave al viaje. Emma se sentaba en uno de los lados de la carreta, observando el paisaje que se deslizaba a su alrededor. A su lado, Levi mantenía la mirada en el horizonte, pero de vez en cuando permitía que sus ojos se posaran en la expresión serena de Emma.

— ¿Qué es lo que necesitamos exactamente? —preguntó Emma, rompiendo el silencio 

— Detergente, trapos nuevos, y algunos utensilios de limpieza. Necesitamos mantener este lugar en condiciones. —respondió Levi con su tono habitualmente serio, pero con un destello de complicidad en sus ojos.

Al llegar al bullicioso mercadillo de Trost, Levi y Emma se sumergieron en la animada multitud de puestos. El zumbido de conversaciones, el aroma de alimentos frescos y la exhibición de mercancías coloridas creaban un ambiente vibrante. Levi, con su mirada afilada, comenzó a examinar los puestos mientras Emma seguía sus pasos, absorbiendo la energía del lugar.

Detuvieron su atención en un puesto particular que exhibía una variedad de lazos coloridos. Hilos brillantes y telas suaves formaban una paleta de colores que iba desde tonos suaves hasta vibrantes. Levi se detuvo frente al puesto, evaluando las opciones mientras Emma miraba con curiosidad.

— ¿Te gustan los lazos, mocosa? —preguntó Levi, su tono de voz neutral pero con un destello de interés.

— ¡Sí, me encantan! Pero nunca he usado muchos. —respondió Emma, sonriendo.

Levi asintió, como si hubiera tomado nota mental de esa pequeña revelación. Después de un breve momento de reflexión, señaló un lazo verde esmeralda que parecía destacar entre los demás.

— Este debería servir. —comentó, tomando el lazo entre sus manos.

Emma observó con sorpresa mientras Levi compraba el lazo. Sus ojos seguían cada movimiento de su capitán, desde que tomó el lazo entre sus manos hasta que se acercó a ella con un gesto inesperado. La cercanía de Levi, sumada a la suavidad de sus movimientos, generó una sensación cálida en Emma, como si el simple acto de atar un lazo pudiera encapsular la ternura que Levi raramente mostraba.

El ambiente bullicioso del mercadillo se volvió un murmullo distante mientras Levi continuaba con la tarea, concentrado pero con una destreza que sorprendió a Emma. Sentía la proximidad de su capitán, y cada toque del lazo en su cabello pelirrojo parecía transmitir algo más que un simple adorno.

La respiración de Emma se volvió un susurro en medio de la animada multitud, sus mejillas ligeramente coloreadas por la atención y el gesto inesperado de Levi. Cada instante se volvía un pequeño paréntesis en el tiempo, como si el mundo a su alrededor se desvaneciera por un momento, dejando solo a Levi y a ella en el centro de ese pequeño universo compartido.

Levi finalmente retrocedió, admirando su trabajo con un gesto de satisfacción apenas perceptible. Emma tocó el lazo en su cabello, sintiendo la textura suave bajo sus dedos. La mirada de Levi, aunque aún serena, parecía revelar un matiz más suave y complacido.

— ¿Qué opinas? —preguntó Levi, sus ojos buscando la reacción de Emma.

Ella sonrió, agradecida y sorprendida por la ternura de ese gesto. — Es hermoso, Capitán. Gracias.

MIDNIGHT RAIN. LEVI ACKERMANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora