«Felipe Otaño»

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Advertencia de contenido:

Absolutamente nada, solo amor

Jane:

La lluvia suele ser hermosa, era una de las cosas que más amaba en la vida, pero no era precisamente así en estos momentos,ya que justo al venir saliendo de la universidad un diluvio comenzó a caer sobre mi, rápidamente mi mente viajo a mi novio indicándome que trajera conmigo un paraguas o en su defecto una sudadera, pero doña terca no podía hacerle caso a Pipe, joder, en estos momentos deseaba estar en mi casa en la comodidad de mis sábanas, pero en lugar de eso me hallaba en una parada de autobús, abrazándome a mis piernas para tratar de mantener el poco calor que mi cuerpo aún emanaba, mis dientes dolían de tanto tiritar y la lluvia no se molestaba en parar siquiera un poco, mis cosas estaban empapadas y a este paso terminaría pescando una gripe tremenda.

Estaba a unos pocas cuadras de llegar a mi casa, así que me iría lo más rápido posible, total no podía estar más empapada de lo que ya estaba

Caminé rápidamente por las solitarias calles, y no era por menos, nadie estaba tan loco como para salir con el clima que hacía, con zancadas rápidas logré llegar a mi casa, mis labios estaban de un color morado y tenía los dedos más arrugados que abuela en piscina, al abrir la puerta busque rápidamente a Pipe con la mirada y no lo encontré por ningún parte, así que me adentre lo más rápido que pude, caminé por el pasillo rumbo al baño cuando lo escuché hablar.

–Princesa estás empapada –Solto Felipe con delicadeza a lo que solo hice un puchero, tenia frío, hambre y solo quería meterme a la cama con mi novio.

—Tenias razón, debí llevar un paraguas Pipe – una media sonrisa aprecio en su rostro, segundos después hablo.

—Ve a darte un baño, yo termino de preparar la comida y te la llevo a la cama ¿Va?

Asentí lentamente para adentrame al baño, prepare la tina con agua caliente y mi cuerpo se relajo de inmediato, mi cuerpo estaba adolorido y ni hablar de lo mal que lucía en ese momento, luego de darme el mejor baño de mi vida caminé rumbo a la habitación, hacia un frío que te cagas, por ende solo quería ponerme mi mejor pijama y acurrucarme hasta el cuello, mientras terminaba de vestirme observé a Felipe entrar con una bandeja en sus manos

—Te hice milanesa y puré, gorda – informó a lo que le lancé un beso, sabía lo mucho que eso me gustaba.

—Eres el mejor ¿Lo sabías?

Una risita ronca abandonó su garganta mientras me pasa mi deliciosa comida, le di la primera probada y efectivamente, sabía estaba divino.

— ¿Día cansado?– indago mientras se posaba detras de mi, seguido de un masaje en mis hombros, Dios ¿más perfecto no podía ser?

Solo di un leve asentimiento a su dirección, tenía la boca llena y no podía responder de manera correcta a su pregunta

—Ni te imaginas – solté luego de un rato.
–Mañana rindo un exámen bimestral– comenté y el asintió observando atentamente.

Este era uno de los momentos donde quería dejar la carrera de lado, y no era porque no me apasionara, solo que la medicina tenia sus altas y bajas, y este era el punto más bajo hasta ahora, sacando cuentas, no tenía la menor idea de la última vez que había podido dormir más de seis horas seguidas, un beso en mi mejilla me hizo volver a la realidad

—Todo saldrá bien mañana, lo prometo– hablo levantado su mano derecha.
—Como que me llamo Felipe González Otaño, se que vos serás la mejor pediatra de todo el mundo, aunque delante de mis ojos ya lo eres– comento y yo me abrace rápidamente a su cuello suspirando, siempre encontraba la manera de hacerme sentir mejor, sin el saberlo.

—Ya hemos hablado mucho de mi– dije mientras mis manos jugaban con su cabello, así largo lucía hermoso.
–No me has contado que tal tu día, amor

—Estuvo Juani por aquí en la mañana, jugamos a en la play un rato y luego se fue– comento sin darle mucha importancia, mientras yo solo seguía haciéndole mimos en el cabello y rostro.

Plante un beso en la comisura de sus labios y el se rió un poco nervioso, era increíble cómo luego de tanto tiempo de relación seguía siendo tímido de vez en cuando

—Dame otro– hablo con un brillo especial en los ojos, ambos nos mirábamos con total adoración, como si fuera el primer día.

Otro beso vino por parte de el, seguido de unas caricias en mi mejilla

—Te amo ¿Lo sabías?— hablé a su dirección y él sonrió achinado los ojos, la vista era hermosa desde acá.

—Sipi ¿Vos sabías que yo a ti también te amo?– devolvió la pregunta y asentí repetidas veces.

Luego de eso ambos nos acostamos abrazados el uno al otro en total silencio, cayendo rápidamente en un profundo sueño, nunca me cansaría de repetir lo mucho que amaba a este chico y lo feliz que me hacía estar a su lado, lo afortunada que era por tenerlo conmigo, no me alcanzaría la vida para decirle que lo amo y para agradecerle todo lo que hacía por mi

Porque siempre fuimos uno, desde el comienzo, estaba segura de muy pocas cosas en la vida, pero algo si tenía claro, quería pasar el resto de mis días junto a este maravilloso chico

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Buenas gente linda, acá un capítulo cortito pero bueno

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Se les quiere

Aleix🩰

𝐎.𝐒 «𝐂𝐚𝐬𝐭 𝐝𝐞 𝐋𝐒𝐃𝐋𝐍»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora