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Después de un año ves que sigues con vida Pues nadie ha muerto al intentar olvidar Y aunque su amor dejó una llama prendida Estás a un beso de poderla apagar
Otras se pierden Morat
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Mica:
Observó todo en silencio para no incomodar, había sido sacada por la fuerza de la calida comodidad de mi hogar para acompañar a Fran a tomar un café, uno que para ser honestos no me apetecía para nada.
Había pasado por lo menos dos meses encerrada luego de terminar con Blas, todo aún era difícil de procesar, tantos años juntos se habían ido por el caño sin siquiera alguna explicación o intento de mentirme, no estaba bien al respecto de eso, muchas veces esperé un mensaje suyo diciendo que la foto era falsa y que nunca me había engañado, cosa que nunca ocurrió, ya me había cansado de esperar pero había una parte de mi que quería seguir aferrada a las posibilidades, las cuales eran pocas si no es que nulas, el daño ya estaba y no había manera de remediarlo y a el no pareció importarle en lo más mínimo.
La voz de Fran me trajo devuelta a la realidad luego de estar divagando un par de minutos.
—Entonces le dije que ya estaba bien y que esperaba que no se acercara más— terminó de relatar sabrá Dios que.
Asiento repetidas veces fingiendo haber prestado atención esperando ser creíble, pero noto mi fallo al ver la expresión en el rostro de mi acompañante.
—Mica, cortala se que haz tenido unos meses terribles pero ya es hora de que lo sueltes, no te hacés bien a vos— volvió a su voz suave y su mirada comprensiva.
La misma que había estado manteniendo cada día desde aquel en el que llegue siendo un mar de lágrimas a su casa, contándole todo lo sucedido, el me había acogido en su hogar y no podía estar más agradecida por nunca querer dejarme sola.
