Me desperté en su cama. Sí, en la de Marco. Y sí, pasó lo que tuvo que pasar.
En resumen, la noche continuó bien, muy bien. Mejor de lo que esperaba. Sus amigos nos interrumpieron entre beso y beso, e hicieron que entráramos al salón para comer algo y unirnos a la fiesta con ellos.
Desde ese momento, no nos separamos. Cenamos sentados el uno al lado del otro. Jugamos a juegos divertidos y nos picamos entre nosotros. Me tomé una copa y fue Marco quien me adivirtió que la resaca no la llevaba nada bien.
Después bailamos. Bailé con las chicas, con sus amigos y hasta con el mallorquín. Al principio no quería, pero le insistí y accedió. Según él, así se me pasaba más rápido el alcohol.
Entre canción y canción, sus amigos y mis amigas venían a vacilarnos. Todos esperaban aquel momento como de agua de mayo. Y no sé si quién estaba más emocionado.
-Podéis iros ya a la habitación, nadie os lo impide -nos soltó Berto, acercándose a nosotros y cogiendo a su amigo por el cuello.
-Qué cabrón -le respondió el futbolista.
Yo me reí.
Y la verdad es que no tardamos en desaparecer e ir a la habitación de Marco. Y sí, Clau y Sandra durmieron sin mí, pero se alegraron mucho por el motivo.
-Buenos días -escuché decir a Marco y me giré hacia él. Ya estaba sonriendo y qué sonrisa más bonita.
-Buenos días -respondí acariciándole la cara.
-¿Has dormido bien? -me preguntó, y asentí-. Yo también, no te imaginas cuánto -me dijo y me abrazó.
-¿Dónde hay que firmar para despertarse así todos los días? -le pregunté y ambos reímos.
-Siento cortar el rollo, pero o nos levantamos ya, o pronto tendremos a tus amigas y mis amigos por aquí molestando.
-Cierto -le di la razón y le besé para después ir directa a la ducha-. ¿Me dejas ducharme primero?
Cuando salí m ya duchada y con el pelo mojado, con la toalla puesta, Marco estaba con el móvil. Al verme se dispuso a ir a la ducha, no sin antes sorprenderme.
-Por cierto, ¿le vas a decir Clau que ya nos hemos acostado?
Me dejó sin palabras, una vez más.
-Creía que se te había olvidado aquella conversación -le dije, muerta de la vergüenza.
-¿Cómo olvidarme? -dijo riendo-. Por mí no te preocupes, puedes contarle lo que quieras -soltó antes de darme un beso y meterse en la ducha.
Joder, qué cabrón. Pensé mientras me cambiaba y él se duchaba.
-Oye -llamó mi atención saliendo de la ducha con la toalla en la cintura y despeinado con el pelo mojado-, ¿tú sabías que mi hermano habla a menudo con una de tus amigas?
-Ah, sí, algo nos ha contado Mary -admití riendo, mientras me abrochaba el último botón de la blusa-.
-¿Y qué te parece?
-Pues bien, mientras estén a gusto, me parece genial.
Me miró y se rió.
-¿Siempre eres así de inocente? -me preguntó mientras se acercaba a mí me abrazaba-.
-¿Qué?
-Fue Igor quien me insistió en pedirle a Mary que vinieras. Tus amigas sabían de sobra que también celebraríamos mi cumpleaños y que, por lo tanto, tú no querrías venir.
-Bueno, al final he venido y eso es lo que cuenta, ¿no?
Me besó, contestándome.
-No estaría mal que mi hermano estuviese con una amiga tuya, sería mucho más fácil vernos.
-¿A qué te refieres?
-Ya sabes... tengo horarios muy estrictos, viajes, partidos y obligaciones de las que no me puedo escapar.
-No me lo recuerdes si no quieres que salga corriendo -le dije intentando zanjar el tema.
-Ah, no, ahora ya no te puedes ir -me abrazó fuerte, y posó un cabeza en el hueco de mi cuello.
-Por cierto, ¿qué le has contestado al mensaje que te puso Asier ayer?
-Ah, le dije que ya hablaríamos... que algo había.
-Qué morro tienes -le dije riendo.
En ese momento recordé que Marco había subido una foto de los dos a su perfil de Instagram. Ya sabemos que significa aquello, miles de personas preguntándose quién era yo y por qué aparecía en su perfil.
Gracias Marquito por no etiquetarme. Y gracias a mi yo del pasado por no seguir su cuenta, y por tener la mía privada.
Tras aquellas conversaciones, nos dirigimos al salón de su casa, donde estaban todos los demás. En ese instante fuimos el centro de atención.
-¡Buenos días, parejita! -Berto fue el primero en recibirnos-.
Hola, tierra, trágame y escúpeme muy lejos de aquí.
Mientras hablamos entre todos y pasaba la mañana, aproveché para revisar mi teléfono. Y me sorprendí. Tenía un mensaje de mi hermano, sorprendido:
Lara, ¿la que sale en esta foto de Marco Asensio eres tú? 10:15
Archivo adjunto: foto. 10:16
Estoy flipando. 10:16
Sí, la misma... 10:25
Es una historia muy larga, pero en resumen: amigos en común. 10:26
¡Venga, ya! 10:27
Ya me explicarás, ya... 10:27
A ver si te estiras y me lo presentas jaja Un crack 10:28
Genial, el hecho de subir aquella foto había causado revuelo.
Después de comer todos juntos de nuevo y conversaciones divertidas, tocaba volver a casa. Aquello significaba despedirse y yo no estaba preparada.
-¿Cuándo nos volveremos a ver? -me preguntó Marco, mientras hablábamos en su coche. El resto ya había bajado y nos habían dejado solos-.
-Espero que pronto -admití sin estar segura de cuándo-. Intentaré escaparme.
-¿Hablaremos todos los días? -me preguntó-.
-Te lo prometo -le dije sincera, mirándole a los ojos.
-Te voy a echar de menos -me dijo y casi me derrito allí mismo.
-Yo también, se me hará difícil no verte -le dije y esbozó una pequeña sonrisa.
-Bueno, siempre podemos hacer videollamada -me dijo para quitarle hierro al asunto-. Cuídate y cualquier cosa que necesites, me llamas.
-Vale, entendido -le respondí riendo.
Nos abrazamos y al separarnos, nos dimos un beso. Me guiñó un ojo y acto seguido salí del coche. Mis amigas me esperaban para entrar a la estación del AVE y poner rumbo a casa.
-Avísame cuando llegues -fue lo último que me dijo antes de marcharse.
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Hacerte feliz | MARCO ASENSIO
Teen FictionY yo que no creía en el amor... me di cuenta que, a veces, las cosas más bonitas de la vida pasan dónde y cuándo menos te lo esperas. HISTORIA TOTALMENTE FICTICIA E INVENTADA.