XVI

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Mentiría si os dijera que no me sentí mal, muy mal. El hecho de alejarme de Marco era algo que me estaba afectando a todos los niveles y que, aunque yo no quisiera reconocerlo, me estaba pasando factura. 

-¿Lara? ¡Lara! -Lucas llevaba un rato explicándome un nuevo proyecto, pero mi cabeza estaba en otro mundo paralelo-. ¿Me estás escuchando?

-Perdona, Lucas. No sé qué me pasa hoy, pero no me puedo concentrar -le admití, sabiendo que estaba trabajando y que no podía permitirme aquella actitud. 

-No te preocupes, vamos a tomarnos un café y seguimos. 

Agradecí aquel gesto a mi compañero. Ojalá más personas en el mundo como él, que se preocuparan tanto por sus compañeros y estuvieran siempre ahí. 

Bajamos a la cafetería a tomar un café y despejar la mente. Yo lo necesitaba, aquella noche no había dormido nada porque no paraba de darle vueltas a todo. En cuestión de minutos me replanteé mi vida entera. ¿Realmente me apasionaba mi trabajo? ¿Estaba haciendo con mi vida lo que me gustaba? ¿Mis amigas lo eran realmente? Hasta llegué a plantearme si mi nombre se correspondía a mi forma de ser. 

-¿Estás bien? -Lucas intentó ayudarme, y joder, ¡gracias!

-Sí, bueno, estoy algo cansada y no he dormido muy bien esta noche. 

-Lara... llevas así varios días, no soy tonto. 

-De verdad que sí, no te preocupes -le pedí, aunque sin éxito. 

-He hablado con Clau y sé de sobra lo que te pasa. Te entiendo, el mal de amores es horrible y no se lo deseo a nadie. Pero la vida es así. A veces toca perder, pero muchas otras ganar. Ya verás como en nada le has olvidado y vuelves a ser tú.

-Lucas, yo ni he perdido ni he ganado. Ese es el problema. No hemos llegado a nada y realmente ha sido por miedo. Llevo días alejándome de él. He dejado de contestar sus mensajes, sus llamadas... 

-¿Por qué? Si estabais bien. 

-Estábamos muy bien como amigos. Creo que yo no estoy preparada para tener nada más, y no quiero hacerme ilusiones. Y muchísimo menos que él se las haga y lo pase mal. Ni siquiera nos hemos acostado, es imposible que él esté pensando en mí o se le pase la mínima idea de poder tener algo conmigo. Además, yo ni soy modelo, ni famosa ni nada de eso. No tenía ningún futuro aquello que hubiéramos podido ser. 

-Qué exagerada eres. Yo mismo he visto cómo te miraba, cómo se preocupaba por ti. De hecho, vino aquí, a la oficina, con una excusa barata solo para verte. Estamos hablando de un futbolista de élite reconocido que, en el momento que sale a la calle, puede ser descubierto y liarse una buena. Esos detalles marcan la diferencia. 

-¿Y qué me quieres decir con eso?

-Sinceramente... que no me creo que el mallorquín vaya a rendirse así como así. ¿De verdad crees que la conexión que había entre vosotros era algo puntual? 

Aquellas palabras de mi amigo y compañero de trabajo me dejaron pensativa. ¿Y si tenía razón? ¿Y si estaba dejando escapar al amor de mi vida sin ni siquiera yo saberlo? ¡Joder! Me iba a volver loca. 

Después de aquel día lleno de incertidumbre y confusiones por mi parte, seguí con mi rutina: deporte, pasear a Meco y los quehaceres de una independizada. Cuando revisé el móvil, tenía un par de mensajes de mis amigas, una llamada de mi mamá y, sorprendentemente, ningún mensaje de Marco. 

¡Genial! Ahora no sabía si llorar porque el futbolista no me había escrito. 

Intenté olvidar aquel detalle, así que me preparé una cena rápida y saludable: pollo con verdura a la plancha.  mientras degustaba aquel plato, encendí la tele y ¡oh, vaya! ¿Adivináis qué había en la tele? Un partido del Real Madrid y, sí, estaba jugando Marco. 

Sin saber por qué, no quité el partido. Seguí cenando en silencio mientras revisaba mis redes sociales y el fútbol estaba de fondo. 

Solo levanté la vista del teléfono móvil cuando escuché gritos provenientes de la tele: gol Del Real Madrid; gol de Marco Asensio. Vaya, estupendo, genial.

Seguí hablando con mis amigas por WhatsApp y hasta intenté entretenerme con tiktok e Instagram. Tanto que se me hizo bastante y tarde, y cuando volví a ser consciente de la televisión, el partido había acabado. 

En aquel momento, los periodistas a pie de campo estaban entrevistando a Lucas Vázquez. ¡Jo, qué bien me cayó en aquella cena donde le conocí! Ensimismada por su acento gallego, seguí viendo sus respuestas. 

-¿Cómo has visto al equipo, Lucas? -le preguntó la periodista. 

-Bien, con muy buenas sensaciones y dándolo todo desde el minuto uno. Esa es la actitud. 

-Gracias por tus palabras y enhorabuena por la victoria -aquella chica se despidió del gallego para dar paso a otro jugador y, por mi desgracia, a uno que con un acento familiar-. Compañeros, estoy con el protagonista del partido y autor del único gol en los 90 minutos. Buenas noches, Marco Asensio. 

-Hola, buenas -saludó él rascándose la nunca. ¡Joder adoraba aquel gesto!

-Lo primero, ¿qué tal estás?

-Muy contento por el gol y por el buen partido que ha hecho todo el equipo -respondió él, sonriente-. Muchas gracias. 

-Lo segundo, ¿esperabais otro resultado? ¿Crees que podríais haber conseguido más?

-La verdad es que me quedo con el resultado, hemos conseguido los tres puntos y eso es lo importante. 

-El Getafe ha estado presionando durante muchos minutos y no os lo ha puesto fácil, ¿verdad?

-Sí, así es, a veces las cosas se complican más de la cuenta y debes saber reaccionar de un momento a otro. Hemos sabido aprovechar al máximo cada oportunidad y bueno... el gol ha llegado es lo importante. 

-Y, por último, Marco, se comenta que no has celebrado el gol con demasiado entusiasmo. ¿A qué se debe?

Ante aquella pregunta, mi cara cambió. ¿Qué?

-¿Por qué? -respondió aquel riéndose- Sí, claro, lo he celebrado con mis compañeros. Estoy muy contento por haber anotado y obviamente por conseguir los tres puntos. A veces, no demostrar algo de forma efusiva, no significa que no se sienta. Estoy muy feliz por el gol. 

Y con aquellas palabras, se quedó tan tranquilo y se fue. Allí nos dejó, sin palabras. A la periodista y a mí. Aquella volvió enseguida en sí para conectar con sus compañeros. Yo... bueno, a mí me costó un poco más reaccionar. 

Ni dos minutos pasaron cuando Clau me envió un pequeño vídeo de las últimas palabras de Marco en la entrevista. 

Clau

Soy yo o, ¿esto es una indirecta? Dime que lo has visto. 

Hacerte feliz | MARCO ASENSIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora