VII. Resaca

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Creo que me va a explotar la cabeza cuando escucho el móvil sonar. Otra vez que bebí más de lo que debía y ahora tengo resaca.

Son las 9:30 de la mañana y he quedado a las 10h con Samuel y Lucas abajo, en el restaurante para desayunar. Anoche nos acostamos sobre las cuatro de la mañana y necesito, mínimo, tres horas más de sueño.

Me doy una ducha rápida, me recojo el pelo en una coleta baja, me desmaquillo bien de la noche anterior, me pongo una crema hidratante y voy directa a vestirme. Busco algo básico en mi maleta: unos vaqueros, una sudadera y mis botines negros. Básica, pero decente.

Aunque bueno... mi cara muy decente no está. Me pongo las gafas de sol para disimular un poco mi aspecto resacoso.

Justo al salir de la habitación compruebo que llevo el móvil en mi bolsillo y me aseguro de que llevo la llave para poder entrar después. En ese momento escucho una risa a mi izquierda.

-Buenos días -escucho la voz del mismo Marco Asensio, medio riéndose-. ¿Qué tal la noche? ¿Mucha resaca?

Jo-der, qué vergüenza. Miro en su dirección y veo como está abriendo la puerta de la que debe ser su habitación.

-Buenos días -respondo avergonzada, ahora mismo quiero desaparecer-. Un poco de resaca sí tengo, sí.

-Lo sé, las gafas de sol a las 10h de la mañana y dentro del hotel... te delatan -me dice en tono gracioso-.

No sé qué decirle, pero no me deja decir nada más.

-Te recomiendo que desayunes bien y, si puedes, tómate algo para el dolor de cabeza.

-¿Cómo sabes tú eso? -le pregunto extrañada- Tú eres futbolista, no creo que hayas tenido grandes resacas.

El mallorquín se ríe y me guiña el ojo, creo morir de nuevo.

-Bueno, yo también he sido joven y he salido con mis amigos -me confiesa y sonrío. Tiene razón, soy estúpida.

-A ver si te vas a pensar que tengo 18 años -le digo, entre avergonzada e indignada-.

-Yo no he dicho eso, no creo que bajes mucho de los 30... ¿no?

En ese momento me quito las gafas y abro los ojos como platos. El futbolista no para de reírse a mi costa y yo me cabreo por momentos.

-No te voy a responder -sentencio volviendo a ponerme las gafas de sol-. Y ahora voy a desayunar -le digo, para poder irme-.

-Qué aproveche, jovenzuela -es lo último que dice antes de meterse en su habitación entre risas-.

"Será cabrón", me repito una y otra vez de camino al ascensor para bajar al restaurante a desayunar.

-Larita... llegas tarde -me reprocha Samu mientras devora una tostada de jamón-.

-Lo sé, lo siento -admito, resignada-. Esta maldita resaca no me deja vivir.

Decido omitir y no contarles la conversación que acabo de tener con Marco en el pasillo de las habitaciones. Cojo un plato y voy en busca de mi desayuno por todo el buffet. Y sí, le hago caso al mallorquín: tengo que reponer fuerzas.

Mientras desayunamos comentamos la fiesta de anoche y nos echamos unas risas.

Casi a punto de acabar el desayuno nos sorprende la figura de Asier que se para a saludarnos y a preguntarnos qué tal lo pasamos anoche. Este nos invita a volver pronto por el hotel y, sobre todo, a seguir trabajando así de bien en equipo.

Qué pronto acaba lo bueno.

Después del desayuno recogemos las habitaciones y nos marchamos para casa. Mañana es lunes y toca volver a la rutina, así que decido hablar con mis amigas para ver si alguna quiere hacer algo hoy. Eso sí, un plan tranquilo.

12:47 Chicaaas, ¿alguna se apunta a comer en casa y tarde de peli?

Inés: Laraaaa, no somos tus novias, eh 12:49

12:49 No seas cabrona, estoy de resaca ☹️

Clau: Yo sí me apunto, estoy aburrida en casita. 12:50

Inés: Yo también voy, solo quería molestar jaja 😆 12:50

12:53 Pues pasaros por casa cuando queráis. Y las demás, también podéis venir si queréis 😊

12:55 Clau: Oído cocina

A las dos de la tarde estamos las tres sentadas en mi sofá comiendo una rica pizza cada una mientras vemos una serie en la tele. ¿Hay mejor plan que este para un día de resaca?

-Bueno, ¿entonces qué tal con Marco Asensio? -pregunta curiosa Clau-.

-Madre mía, iba guapísimo -les cuento-. Es muy majo, hablamos un rato y poco más, no te emociones.

-¿Y la foto que te pedí?

-No pude hacerle una foto, era muy descarado. Eso sí, nos hicimos una foto los dos para Igor.

-¿En serio? ¡Enséñanosla!

Mis amigas se emocionan al escuchar aquello, pero tonta de mí que no la tengo.

-Siento decepcionaros, pero la hizo con su móvil y yo no la tengo.

-Joder, Lara, no sabes aprovechar las oportunidades -Inés se pone seria y no puedo evitar reírme-. Hubiese sido el momento perfecto para pedirle el número al mismísimo Marco Asensio.

-Estás para enseñar, eh. Con lo lista e inteligente que tú eres, pero los hombres se te escapan...

Tras dejar que mis amigas me reprochen no haberle pedido el número de teléfono al futbolista y maldecirme yo misma mil y una vez, conseguimos seguir con la película. Al acabarla, las tres acabamos dormidas en el sofá.

Cuando casi a las siete de la tarde mis amigas deciden irse a casa y dejarme sola con Meco, mi perrito, decido salir a pasearle y despejarme. Me pongo los auriculares y dejo que mi lista de reproducción de música suene.

Sin embargo, cuando estoy de vuelta a casa, recibo una notificación por los AirPods. Un nuevo mensaje de Instagram. Y mi sorpresa es cuando veo el remitente: Igor Asensio.

Es una foto de los dos hermanos Asensio, y el mayor de ellos me comenta:

"Ahora ya está conmigo, y sin resaca. 😉 "

No puede ser.

Sorprendida por aquel mensaje, y todavía más de que Marco le haya contado que tenía resaca esta mañana, decido responderle.

Al llegar a casa, cojo en brazos a Meco y nos hacemos un selfie. Le envío la foto a Igor y le escribo: "yo también tengo buena compañía 🐶 ".

¿Qué estoy haciendo?

Hacerte feliz | MARCO ASENSIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora