XXXVIII

75 3 2
                                    

Intenté evitar al máximo al mallorquín, aunque el hecho de tenerlo cerca me ponía nerviosa. Y eso no podía evitarlo.

Estuve hablando y riendo con mis amigas, para ello había venido. También había gente bailando al ritmo de la música que uno de los amigos de Marco ponía. Otros preparaban bebidas y otros hablaban animadamente.

El futbolista estaba inmerso en una conversación bastante interesante con sus amigos. O eso creo, porque estuvieron un buen rato hablando entre ellos.

-¡Venga, solo uno! -Clau, una de mis amigas, nos insistió para tomar un chupito de tequila. 

-¿En serio? -Sandra, que al igual que yo detestaba aquella bebida, intentó quitarle la idea de la cabeza-. 

-Yo bebo si es de otra cosa -le dije, no estaba dispuesta a acabar borracha aquella noche. 

-¡Yo me apunto! -dijo Mery-. 

Sin saber cómo, y prácticamente sin quererlo, acabamos las cinco tomando tequila, acompañadas de algunos de los amigos e los hermanos Asensio. Además, fue Igor quien se dio cuenta de aquello y se animó a hacer fotos divertidas del momento. 

-¿Me acompañas fuera? -me pidió Clau-. Me apetece hablar un ratito con Lucas, pero no quiero estar sola. 

-Veeeenga -accedí riéndome.

Nos dirigimos a la terraza de la casa y nos acomodamos en el pequeño sofá que tenían allí. Mi amiga llamó a su "amigo con derechos" y mi compañero de trabajo. Corroboro que hacen buena pareja, porque no pude parar de reír en toda la conversación. 

-No sé cómo la aguantas -dijo Lucas, a través del móvil-. En el trabajo siempre está cabreada y poniendo pegas. 

-No te metas con mi amiga -me defendió Clau, mientras yo solo me reía. 

Creo que el tequila estaba haciendo efecto y todo me hacía especial gracia. 

Tanto que, ambas inmersas en la conversación, no fuimos conscientes de que Marco salió también a la terraza y se acercó a nosotras. 

-¿Con quién habláis tan animadamente? -diciendo aquello, se asomó a la pantalla y le sonrió a Lucas. Se conocían. 

-¡Ey, Marco! -le saludó el otro, mientras me miraba a mí. Sabía qué podía significar aquello-. 

Y sin ni siquiera decirlo, Lucas desvió la mirada para que la conversación se centrase entre él y Clau. Dejándonos así al mallorquín y a mí al margen. Por estas cosas le tenía tanto cariño a mi compañero de trabajo. Sobraban las palabras, nos entendíamos perfectamente. 

-¿Sigues cabreada? -Marco se sentó en el otro sofá y me miró-. 

-¿Por qué debería estarlo? -le pregunté retándole y aquello no le hizo ni pizca de gracia.

-Por tu cara de antes... creo que no sabías nada de que también era mi cumpleaños.

-Estaba todo pensado, ¿verdad? -afirmó con la cabeza y tuve que entrecerrar los ojos para no enfadarme más-. Por cierto, felicidades. Siento no haberte felicitado el día exacto, no lo sabía.

-¡Gracias! Y no te preocupes, yo tampoco te lo dije.

-¿Cuándo fue?

-Ayer, tengo 28 recién cumplidos. Como esta semana apenas hemos hablado, no te lo comenté.

-No hace falta que me des explicaciones, Marco.

Y sin decirme nada más, puso su mano sobre el sofá, justo a su lado, invitándome a sentarme con él. Y así lo hice. 

Clau y Lucas seguían a lo suyo. 

Mientras tanto, nosotros estábamos demasiado cerca el uno del otro. Y yo con un tequila de más, recordémoslo. 

-¿Qué tal la noche? -preguntó, expectante por mi respuesta. 

-Bien, supongo -admití-. ¿Y tú?

-Bien, también -respondió mientras sacaba su móvil. 

Acto seguido puso la cámara delantera y juntó su cabeza con la mía. Hizo una foto. La miró y me la enseñó. 

-¿Te gusta? 

-Sí, no salimos mal, ¿no? -respondí riendo. Acto seguido vi cómo la subió a Instagram-. ¿Qué haces?

-Me gusta y quiero subirla a mi cuenta, ¿te importa?

-No -negué con la cabeza e intenté asimilar lo que aquello suponía. 

-Si te incomoda, puedo borrarla.

-No te preocupes, de verdad -admití-. 

Le pregunté por el partido de ese día, por la semana y por los detalles que siempre me contaba por WhatsApp y que aquella última semana no había hecho. Estaba a punto de pedirle perdón, de confesarle que me había apartado de él porque tenía miedo a querer más y a pasarlo mal. 

-Mira -me enseñó su móvil-, Asier ha contestado a la historia. 

Textualmente, ponía: 

"Oye Marquitooooo... ¿Ha pasado algo entre vosotros y no me he enterado? Qué cabronazo, mira que lo sabía. Cómo se nota cuando te mola alguien. Cuídala 😉"

-¿Y esto? -le pregunté, sin entender muy bien las palabras de su amigo. 

Fue a contestarme pero Igor apareció en acción, dispuesto a ayudar a su hermano: 

-¡Clau, te necesitamos dentro! -dijo buscando a mi amiga y sonriéndonos a nosotros-. 

Jo-der, qué cabrones. 

Y mi amiga, entendiendo a la perfección sus intenciones, colgó la llamada con Lucas y entró con el resto de la gente. 

-Siento haberme distanciado -le confesé-. Sé que no te he dado ninguna explicación, ni puedo dártela. Ni yo misma lo sé, pero tengo miedo a pasarlo mal por ti. 

Marco me miró serio y seguro de sí mismo. 

-¿Por qué te anticipas a algo que ni siquiera ha pasado? 

-No sé qué decirte. 

-No te voy a negar que a mí también me asusta el no poder dejar de pensar en ti y que estás lejos. Hacía mucho tiempo que no sentía esa sensación y me duele que hayas decidido alejarte. Si esa es tu decisión definitiva, la respetaré. Pero me gustaría que sepas que creo que te dejas llevar por el miedo, y eso no es justo. 

-Marco, tú lo ves muy fácil. Tú tienes una vida totalmente diferente a la mía y creo que no encajaríamos. 

-Lara, no estoy hablando de etiquetas ni nada de eso. De verdad, creo que te mereces ser feliz. Y si decides no serlo conmigo, tendré que aceptarlo. Eso no significa que esté de acuerdo. 

Estaba a punto de echar a perder la oportunidad más bonita de mi vida, y creo que me di cuenta en aquel preciso instante. 

Me acerqué a él y le besé. Me besó y nos besamos. Estuvimos cerca de dos horas entre caricias, besos y tonterías. Él y yo, sin importar nada más. 

Hacerte feliz | MARCO ASENSIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora