Emma JacksonMe encuentro en un torbellino de emociones mientras Aron me arrastra fuera de la cocina. Las palabras que escuché en la conversación de la chica me persiguen, haciendo que mi mente dé vueltas sin parar. ¿Matarnos? ¿A Ewan y a mí?
El miedo me paraliza por un momento, pero no dejo que se apodere de mí. No dejaré que nada le pase a mi hijo.
Aron me lleva a una habitación cercana y me obliga a sentarme en la cama. Su mirada es intensa, como si estuviera tratando de leer mis pensamientos. Pero no permito que lo haga, no puedo dejar que sepa lo vulnerable que me siento en este momento.
—¿Qué sucede? —Vuelve a preguntarme, y su tono es más suave de lo que esperaba. Pero no puedo ceder ante él. No después de lo que acabo de escuchar.
—No es asunto tuyo—Le respondo con frialdad, apartando la mirada. No puedo soportar ver el atisbo de preocupación en sus ojos. No después de lo que sé ahora.
Aron exhala hastiado, molesto a mi falta de cooperación. Pero no me importa. No puedo confiar en él. No después de lo que escuché...
—¿Por qué estás asi ? —Pregunta, su voz llena de molestia y frustración, y no me dejaré engañar por sus falsas preocupaciones.
—Te he dicho que no es asunto tuyo—Repito, levantándome de la cama. Necesito alejarme de él. Necesito pensar en cómo proteger a mi hijo. Eso es lo único que importa ahora.
Él intenta detenerme, pero me aparto de su agarre con determinación. No dejaré que me controle. No dejaré que nadie me lastime a mi hijo y a mí.
Mientras Aron intenta detenerme, escucho pasos apresurados acercándose por el pasillo. La puerta se abre de golpe y veo a Ewan parado en el umbral, con una expresión de confusión y preocupación en su rostro.
—Mamá, ¿qué está pasando?— Pregunta, mirando entre Aron y yo con su entrecejo levantado.
—Nada, cariño —Respondo, tratando de mantener la calma. —Solo estamos teniendo una pequeña conversación. —Le digo.
Pero Ewan no parece convencido. Me mira con intensidad, como si pudiera ver a través de mí. Y me doy cuenta de que no puedo ocultarle lo que sé a Arón. No puedo quedarme en la oscuridad, mientras la seguridad de Ewan está en juego.
—Aron, tenemos que hablar, a solas. —Me dirijo hacia él, despectiva, mirándolo directamente a los ojos. —Es importante. —Sentencio. —Tú ve a ver las caricaturas mi amor. —Me dirijo a Ewan.
Aron frunce el ceño, claramente extrañado por mi cambio de actitud, pero asiente, dejando que Ewan tome el pasillo, haciendo lo que le pido.
Y una vez que estamos solos, me enfrento a él con los nervios y la preocupación calándome. No puedo permitir que siga ignorando la situación. No puedo ignorarla yo.
—Ewan y yo estamos en algo más que peligro, ¿Por qué no me lo dijiste ? —Espeto, sin más rodeos. —¿Qué significa todo eso? ¿Por qué somos un estorbo para tu padre? ¿Por qué Ewan? —Bombardeó nerviosa, y Aron me observa con sorpresa, como si no esperara que supiera lo que había escuchado. Pero de inmediato su expresión se endurece, y puedo ver la máscara de indiferencia volver a su rostro.
—No les va a suceder nada. —Responde, con seguridad , con frialdad. —No te preocupes por esos asuntos, que no te competen. —Espeta con frialdad, y no puedo creer lo que dice.
—Ewan es mi hijo— Digo, levantando la voz. No me dejaré intimidar. —Y si hay algo que ponga su vida en peligro, tengo derecho a saberlo. Tengo la responsabilidad de protegerlo, incluso si eso significa enfrentarme a ti. —Le dejo claro, y me mira fijamente, sus ojos brillando con una intensidad que me hace retroceder. Pero no me dejaré intimidar por él. No puedo permitir que su padre ni él lastime a mi hijo.
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Dulce, cruel y amargo destino || Libro 2 ©
Teen FictionLa vida de Emma, rodea más de los 180 grados, con una nueva y pequeña aparición. Cuatro años fueron más que suficientes para que miles de cosas cambiarán por completo su destino. Libro #2