Emma Jackson
Siento como si estuviese cayendo por un puto vacío, mis entrañas se remueven a cada paso que doy, a cada recuerdo que me invade. Camino tan pronto como mi tobillo adolorido me lo permite, todas las luces están apagadas por lo cual me deshago de los tacones, no me permiten caminar sin que un gruñido de mis labios salga a cada paso y el ruido que provocan podría despertar a mi padre, él cual es de sueño ligero, y no me apetece que venga con interrogatorios a estas horas de la noche, lo único que me apetece ahora es dormir con mi bebe, olvidarme del mundo, olvidarme de todo lo que me esta pasando, olvidarme de lo cruel e injusto que está siendo el destino conmigo.
El subir las escaleras se me hace eterno, y cuando llego hasta arriba la figura de Adam me hace respingar.
—¿Qué te sucedió en el tobillo? —Inquiere tomando mi brazo, y me apresuro a ocultar mi mano herida, no estoy para cuestionarios.
—Tropecé y me lastimé mientras bailaba. —Miento provocando que él arquee sus cejas.
—No es muy propio de ti. —Especula.
—¿Qué? ¿Tropezar? —Pregunto con ignorancia.
—Bailar, ir a fiestas. —Expresa riendo.
—Acompañaba a Hash. —Le digo. Adam y ella, se conocen bastante bien, de hecho son amigos.
—Es una mala influencia para ti. —Vocifera con burla.
—No soy una niña. —Replico encogiendo mis hombros. —Estoy muy cansada, buenas noches. —Contesto zafándome de su mano, para continuar caminando pero ni siquiera me permite dar un paso, ya que me levanta en sus brazos, hasta dejarme sobre la cama de mi habitación, donde yace Ewan dormido y acurrucado entre las sabanas, dejo mis tacones sobre la alfombra sin dejar de observarlo.
—Se durmió hace poco, estuvo esperándote. —Me dice Adam y inevitablemente sonrío tocando su cabello, a pesar de todo, él es lo mejor que pudo haberme pasado, es algo así como una recompensa para mí.
—Gracias... —Murmuro posando mi vista en los ojos de Adam.
—¿Por qué? —Inquiere frunciendo su ceño.
—Por cuidar de él siempre. —Le sonrío, recibiendo una sonrisa de él de vuelta.
—Ewan es muy importante para mí, Emma. —Expresa llevando su mano a mi rostro. —Y tú también lo eres. —Vuelve a decir acercando su rostro al mío, causando que el momento se torne incómodo y corra mi rostro antes de que pueda tocar mis labios. —¿Cuándo hablaremos de lo que sucedió entre nosotros? —Pregunta tomando una respiración profunda.
—Ya hablamos sobre eso, Adam. —Articulo llevando mis manos a mi rostro. —Por favor retírate, quiero descansar.
Vuelve a suspirar exhausto.
—Bien, buenas noches. —Murmura para luego marcharse.
Beso la frente de mi bebé, para de inmediato acomodarme entre las sabanas sin molestarme en ducharme o cambiarme a una ropa más cómoda, ya mañana lo haré, tan solo me bastan cinco minutos para caer completamente rendida y exhausta en un profundo sueño.
El sabor amargo del whisky invade mi boca, y aunque no suelo beber, aunque no tolero mucho el alcohol, lo disfruto, disfruto el sabor amargo, agridulce que recorre mis labios.
—Sabes tan bien... —Murmuro tomando los cabellos risos y ondulados, que llenan mis dedos.
—Tu también, muñeca. —Susurra contra mi boca, el captar de su voz ronca, es como dinamita para mis oídos, para mis entrañas.
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Dulce, cruel y amargo destino || Libro 2 ©
Teen FictionLa vida de Emma, rodea más de los 180 grados, con una nueva y pequeña aparición. Cuatro años fueron más que suficientes para que miles de cosas cambiarán por completo su destino. Libro #2