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--¿Que dices Sara?

Todos me miraban confundidos como si no creyeran lo que les estoy contando.

--Sara...-- Victoria acuna mi rostro en sus manos-- ¿Es verdad lo que dices? Porque si es así es muy grave.

--Lo es, lo juro.

Unas lágrimas comenzaron a recorrer rápidamente por mi rostro, me quebré, no pude más y comencé a llorar desconsoladamente.

Enseguida los brazos de Víctoria me dieron contención y a ellos se sumo Mariana y Mauro con un abrazo.

Al separarnos todos nos miramos entre si como si no supiéramos muy bien que hacer.

--Mariana, haz la denuncia-- Indico Víctoria-- Ahora, antes de que comenta una locura.

--Tu no harás nada-- Advirtió Mari.

--Amor, vamos-- La rubia me tomo de las manos-- Debes darte una ducha y curar la herida.

--¿Y el vuelo?-- Pregunté.

--No importa, lo arreglamos.

Subimos a la habitación y recibí demasiado amor, lo que necesitaba.

Mientras estaba en la bañera Victoria me duchaba con mucho cariño. No me habló del tema, solo decidió cantarme algunas canciones de amor y darme besos, mi mejor medicina.

Ella notaba que estaba muy asustada por todo lo que pasó, aún no lo creo.

Al salir nos sentamos con Mariana y conté todo lo que pasó para poder hacer la denuncia.

Víctoria estaba furiosa con lo que pasó, estaba fuera de si pero Mariana trataba de contenerla como podía.

--¡Maldito cabron! Si vuelve a tocarte no se que soy capaz de hacer-- Tomo su cabeza frustrada.

--Victoria debes calmarte, no solucionas nada de esta forma-- Expreso Mariana.

--¿Cómo estás amor?-- Victoria se agachó a mi altura ya que estaba sentada.

--Mejor...--Susurre-- Estaba muy preocupada, tenía miedo que me pase algo malo.

--Baby...--Victoria toma mi manos-- Ahora estás conmigo, ahora iremos juntas a todas partes. Prometo que nada malo te pasará si estoy a tu lado, te voy a proteger. Fue mi culpa haberte dejado sola...

--No es tu culpa amor... Nadie sabía que esto iba a pasar. De verdad tuve mucho miedo.

Me tire sobre ella para darle un abrazo, definitivamente ella mi hogar, mi refugio de toda la mierda.

--¡Vamos al aeropuerto!

El grito de Mauro no aviso que era hora de irnos. Por suerte mi valija ya estaba armada desde antes de ir de mi abuela.

Fuimos camino al aeropuerto para hacer los papeles y esperar el avión para aterrizar el Chile y dar el segundo show.

--¿Quieres un café baby?-- Pregunta mi novia.

--Si, me encantaría-- Sonrió.

Ella intenta levantarse pero yo la freno.

--¿Que haces?

--Voy yo, así no te reconocen-- Me levanto de mi asiento.

--Iremos juntas entonces-- Toma mi manos-- Ya sabes... Siempre juntas.

Yo sonreí.

Ella se puso un buzo con capucha y una mascarilla para que no la reconocieran.

Camino al coffe shop no paraba de mirar todas las vidrieras. Me encantaban todas las porquerías que vendían, soy de hacer bolucompras.

CONFUSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora