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(contiene escenas +18 y contenido de la historia. Si quieren puden saltear la primer parte y leer la segunda)

Nuestras manos se entrelazaron para no perdernos entre el tumulto de gente.

Al salir esperábamos un bendito taxi lo cual era muy difícil debido a la gente que había.

--Espera...¿Y los chicos?

--No importa baby-- La rubia me tomo de la mano para atraerme sobre su cuerpo-- Solo seremos tu y yo, por una noche.

No pude evitar sonreír al escuchar eso de ella. Entonces no era producto de mí cabeza, realmente nos sentíamos atraídas una a la otra.

--¡Un taxi!-- Exclame.

Le pegue semejante tirón en el brazo para no perder el auto que ambas nos caímos, su cuerpo cayó sobre mí. Teníamos mucho alcohol en sangre y eso se podía notar. Obviamente que no faltaron las risas por la caída.

--Cabrona me vas a matar-- Victoria se levantó para luego ayudarme a pararme.

--Estamos borrachas, lo siento-- Me levanté totalmente avergonzada.

Por suerte el taxista nos vio y paro a un lado. Pobre hombre, llevar dos ebrias en su auto.

¿A dónde vamos? No sé, Victoria dijo algo indescifrable o tal vez estoy tan borracha que ya no escucho.

El viaje no fue muy largo, a penas unas cuadras para que el conductor frene frente a un hotel lujoso.

Ambas bajamos del auto y entramos al lugar para reservar una habitación.

--Hola...-- La recepcionista queda anonadada al verla a Víctoria.

¿Quien no?

Semejante mujer.

--Hola, ¿Habitación para dos?-- La rubia se apoya sobre el mostrador para no perder el equilibrio.

--¿Cama matrimonial o individual?

Estoy segura de que solo pregunto eso para saber quien carajo soy yo.

Antes de que Víctoria responda lo hice por ella.

--Matrimonial.

La mujer asiente y anota algunas cosas en su computadora.

--Chicas, habitación 290, segundo piso-- Nos hace entrega de la tarjeta para ingresar.

Se pueden imaginar cómo fue el camino hasta la habitación. Golpes, risas, tambaleos...

Una vez en la habitación decidí prender algunas luces y tirarme sobre la cama.

Victoria se tira a mí lado. Ambas giramos la cabeza y al vernos nos empezamos a reír.

--Maldita borracha-- Le saco la lengua.

--¿Y tu?-- Eleva sus cejas.

--Yo estoy bien.

--¿Ahsi? Mmmh, haz el cuatro con la pierna entonces.

Me causo mucha gracia que intente saber si estoy borracha con esa técnica.

Me levanté de la cama y fue en vano, ni siquiera pude levantar la pierna que me caía.

--Estas muy borracha-- Ríe mientras se sienta en el borde de la cama para verme.

--¿Y si en vez de hacerme hacer el cuatro no me pones el cuatro?

Víctoria abrió la boca de sorpresa, seguro la tomé desprevenida.

--Tus deseos son órdenes mami.

La rubia se para y me acorrala violentamente contra la pared sin dejarme escapatoria. Nuestras respiraciones se mezclan y la distancia es demasiado corta.

CONFUSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora