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1 año más tarde

--No quiero, me va a doler-- Hice un puchero.

Hace unas semanas atrás me hice mí primera inseminación, estamos en la espera de que funcione pero aún nada.

En el mientras tanto debo seguir inyectandome hormonas en mí abdomen.

--Baby, es un mosquito.

Claramente no era un mosquito, eso es una mentira.

Tomé aire para agarrar valentía y chille al sentir la aguja en mí piel.

--Listo ya está-- Victoria saco lentamente la aguja.

Siempre le tuve miedo a las agujas pero con este tratamiento me tuve que acostumbrar.

--¿Ahora sí puedo comer?

--Si, ahora si mí amor-- Beso mí frente.

Volvimos al living para seguir comiendo el resto de nuestros platos.

--¿Nos llevará mucho tiempo?-- Pregunté.

Ya me estaba frustrando, incluso desilusionando un poco.

--No lo se mami, esperemos que si...

--¿Y si no funciona?

--Volvemos a intentar-- Sonríe-- Tranquila, todo saldrá bien.

Mí esposa paso su brazo sobre mí hombro y me pegó a su cuerpo. Apoye mí cabeza sobre su hombro y el silencio se adueñó de la casa.

Hasta que escuchamos ruido a bolsa.

--¡Capitán!-- Exclame.

Mí perro se llamaba Capitán, ya tiene un año, es nuestro hijo.

Probablemente esté comiendo basura, al retarlo apareció en el living cabizbajo claramente se estaba mandando de las suyas.

--Cuidado, te estoy observando-- Reí por su cara de "yo no fui"

--Mami... Estuve pensando, podemos irnos de vacaciones antes de sacar mí próximo disco-- Propuso mí esposa.

--Podria ser-- Sonreí-- ¿A dónde?

--Podemos averiguar algún lugar que nos guste...

Yo asenti.

Hoy era domingo, el único día libre que tenía Victoria. Desde que está con el disco está trabajando duro, muchos compromisos, grabaciones, premios, entrevistas. Este día siempre lo utilizamos para estar en familia.

Era un día soleado, cálido y con una leve brisa.

Luego de comer decidimos salir al parque para pasear junto a nuestro perrito.

Extendí la lona sobre el pasto y me senté allí para cebar mates mientras observaba como mí esposa jugaba con nuestro hijo perruno. Capitán corría por todos lados buscando la pelota que lanzaba Víctoria.

Alguien toca mí hombro.

--¡Sara!

Ay no.

Me di vuelta para encontrarme con Celeste y Nicolás.

Y yo que pensaba que no los vería nunca más.

Todo iba bien para ser verdad, hace un año que no supe más de ellos.

--Oh, hola-- Hice la sonrisa más falsa del mundo.

--¡Amiga!-- Nicolás corrió hasta Victoria para darle un abrazo.

Okey, el mundo del revés.

--Ey...bro-- Mí esposa también estaba incómoda.

--¿Que hacen por aquí?-- Pregunto Celeste.

CONFUSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora