4. Peligro

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Draco había regresado a la mansión y se había encerrado en su habitación. Tenía ganas de golpear a alguien. Maldita sea, estaban en una situación tan jodida que lo ultimo de lo que debería preocuparse sería su relación. Pero ahí estaba de nuevo, ese niño que aún vivía en él extendiendo su mano al pequeño de lentes con ojos brillantes. Rechazado.

Aguantó las ganas de destruir la habitación y se tumbó en la cama, concentrándose en respirar, para tratar de menguar el ataque de pánico que sentía venir. Pensó que se había desecho de esas emociones en Hogwarts al estar en un lugar seguro con Ginny y Harry, pero parecía que no. Al regresar a casa los había recuperado como si hubieran esperado por él ahí.

Le tomo bastante tiempo relajarse, lo cual noto en el cambio de luz sobre el techo de la habitación. Y durante todo ese tiempo Harry no había vuelto, el enojo y frustración habían pasado a reemplazar su ansiedad. Un destello azul lo hizo levantarse, pero se había desvanecido tan pronto que no alcanzo a distinguir de dónde venía. Iba a volver a recostarse cuando otro apareció.

"Joder" escucho con la voz de una chica. Saco su varita anticipándose a un ataque. Pasaron unos minutos pero nada. Se deslizó por la habitación en silencio y conjuro de manera no verbal los hechizos que revelaban si había alguien en la habitación. Pero estaba solo.

Justo cuando iba a salir para revisar el resto de las habitaciones el destello azul apareció de nuevo más firme y brillante está vez, hasta que finalmente se convirtió en el patronus corpóreo que debía ser. La serpiente se deslizó hacia el, quien por instinto retrocedió aún a sabiendas de que no podía hacerle nada. Se levantó sobre su cola y hablo.

"Necesito verte, esperaré en los jardines arboreos dónde jugábamos de niños. P.P."

El patronus se desvaneció tan pronto como entrego el mensaje, la voz de Pansy reconforto su ánimo, no se detuvo a pensar en el riesgo que podía correr. Guardo la varita y tomo su chaqueta de la cama y salió apresurado.

Que se jodan todos, Harry no era el único que podía tener secretos.

...

Hermione los había llevado a otro lugar está vez, ya no era la casa de su infancia. Si no un cementerio pequeño en un pueblo desconocido.

—Esto me trae muy malos recuerdos, Mione —dijo Harry mientras recorrían las tumbas para alejarse de la entrada. Pero no era del todo cierto, el sol brillante sobre ellos ayudaba a darle un aspecto más pacífico que aterrador al cementerio y las tumbas, a diferencia de las de "Little Hangleton" se veían limpias y cuidadas. Varias de ellas tenían flores frescas.

—Aqui están enterrados mis abuelos —dijo por toda respuesta —. Quería visitarlos antes de irme.

—¿Te irás?

—Con Ronald. El guardapelo que recuperamos era falso, aunque supongo que ya lo sabías.

—Hemos destruido el original.

—Me alegro, pero ahora pasaremos semanas buscando algo que no existe. Y estoy aterrada de estar sola con él.

—Quedate conmigo.

—Soy una sangre sucia Harry, no voy a volverme la mascota de la mansión, solo porque no me consideran digna. Correría aún más peligro. Pero tú... ustedes —se corrigió al ver la expresión de Harry —podrían venir conmigo. Convencer a Ron ahora que estará lejos de la influencia de Dumbledore.

—Todavia no he podido hacer lo que quería, Mione. Aún es muy pronto.

—La madre de Tonks ha desaparecido —solto, como si eso pudiera hacerlo cambiar de opinión.

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