17. Regresar al hogar

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Faltaba menos de una semana para partir a Hogwarts y los dos parecían tener todo en orden, para Harry había sido fácil estudiar el material de su clase, incluso cambiando algunos aspectos del programa que Snape había preparado para él, sin embargo, para Draco, había sido un reto comprender la vida muggle. Por lo que los últimos días los habían dedicado al estudio de Draco, con Harry siempre al lado para satisfacer la curiosidad del rubio ante cualquier tema.

También habían tenido que practicar duelo con Rabastan, quien, conforme a la fecha de partida se acercaba, se notaba más preocupado y ansioso, eventualmente él se fue primero, apremiado por las ordenes de Voldemort, pero no sin antes advertirles que no depositaran toda su confianza en Snape, tal vez el Señor Tenebroso confiara ciegamente en él, pero Rabastan había sospechado que desde la caída de Voldemort tras la muerte de los Potter, algo había cambiado que lo hizo más cercano a Dumbledore.

Los días pasaron con asombrosa rapidez, una vez empacado todo transportaron mágicamente el equipaje de vuelta a la costa inglesa, donde se mantendría oculto en la cueva hasta que ellos mismos partieran, solo se habían quedado con una mochila cada uno.

La noche antes de partir, Harry visito a Neville. Desde antes de su cumpleaños, no había intentado hablar con él de nuevo, delegando en Draco o en los elfos llevarle comida y asegurarse de que se mantuviera mas o menos saludable.

Draco le había llevado su cena unas horas antes, por lo que Neville, ahora estaba empezando a quedarse dormido con un libro sobre su pecho, el clic de la puerta fue lo que lo alerto, se incorporo justo a tiempo para ver cómo se abría y se cerraba de nuevo sin dar paso a nadie. Se quedo quieto, con la esperanza de que en la oscuridad quien fuera que había entrado no pudiera ver que estaba despierto. Se aferro al libro preparado para lanzarlo aunque fuera como distracción, ya que dudaba que pudiera causarle mucho daño. Una sola vela se encendió y flotando se dirigió hacia la cama.

—Se que estas despierto —dijo Harry, quitándose la capa con la mano libre, dejo la vela sobre la mesita al lado de la cama, con ella apenas lograba iluminar un poco de los rostros de ambos muchachos.

Neville rodó los ojos, Draco le había dicho que se iban al día siguiente, por lo que pensó que Harry por fin se había rendido y lo dejaría morir en paz encerrado en su lujosa celda. Dejo el libro en la cama y lo alejo un poco de él, ya que el impulso de lanzarlo a su cabeza estaba ganando.

—Fuiste mi amigo Nevi —empezó Harry — y Draco me dijo que ya sabes que nos vamos mañana temprano, o mas bien en unas horas —agrego cuando un reloj a lo lejos marco las dos —. No espero que comprendas ahora, pero te daré algo en lo que pensar hasta que nos reencontremos.

Del bolsillo de su túnica saco un pequeño frasco con una sustancia que no parecía ni liquida ni gaseosa de color plateado, y lo dejo sobre la mesita de noche, de otro bolsillo saco la varita de Neville y la puso a un lado del frasco.

—Mañana en cuanto nos vayamos, se romperá la magia que mantiene cerrada tu puerta, pero te recomiendo que no hagas nada hasta bien entrada la noche, Will te traerá la escoba. Hasta ese momento, practica tu patronus, nadie te molestara. Y lleva a Will contigo, es inocente y no merece lo que le pasara si se queda cuando tu hayas escapado.

No espero a que Neville contestara y volviéndose a poner la capa salió de la habitación, Neville escucho como la puerta se sellaba y solo hasta ese momento tomo lo dos objetos que Harry le había dejado. Guardo el frasco dentro de su calcetín, ajustándolo con la varita para evitar que se resbalara y después probo suerte con la puerta, pero esta no se abrió. Metió la varita bajo la almohada y se recostó, de lado con los dedos acariciando el mango. Si lo que le había dicho Harry era cierto, tenía que descansar, mañana sería un día muy largo.

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