15. Misión

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Rabastan los mando a llamar solo un par de horas después, se habían bañado y cambiado, ahora seguían a un sirviente muggle, era un muchacho bajito y algo nervioso, por su fisonomía podía verse que en algún momento había sido regordete pero ahora como todos los que servían en el castillo se veía famélico, Harry lo encontraba muy parecido a Colagusano para su disgusto.

Los dejo frente a una de las puertas que según les habían dicho pertenecía a los aposentos de Voldemort, Draco toco un par de veces pero no obtuvo respuesta, Harry en cambio abrió la puerta sin más.

—Cuando nos reuníamos en la mansión no esperábamos que nos abrieran, entrabamos y ya —razonó. Draco se encogió de hombros.

—Era mi casa.

Sin embargo, lo que vieron al abrir la puerta distaba mucho de las salas donde se habían reunido antes. En la mansión siempre se habían realizado en el comedor para invitados, los Malfoy precedían una cena con los miembros más importantes, como una demostración de estatus, al termino Voldemort hablaba del tema que le interesaba transmitir y finalmente dejaban pasar a los seguidores que si bien no tenían un alto nivel en su régimen eran necesarios para las tareas que se les imponía. Conforme la familia caía en desgracia estas reuniones tambien lo hicieron al punto en el que, cuando Draco y Harry se unieron ya rara vez se realizaban en ese espacio. Voldemort prefería reuniones más pequeñas en su estudio, a las que solo acudían los involucrados en las misiones o a veces solo Rabastan o Snape, quienes se encargaban de dar las ordenes después.

Esta vez, la habitación que los recibió estaba iluminada con antorchas en las paredes, se encontraba además más decorada que el resto del castillo, había repisas que contenían libros y objetos que no habían visto antes, una de las paredes funcionaba como librero y este estaba a rebosar de libros de cubiertas oscuras, en otra de las paredes había una enorme chimenea con un fuego crepitante donde habría cabido un hombre de pie de haber querido y sobre ella una repisa con los objetos más importantes para Voldemort: La copa de Hufflepuff que relucía dentro de la urna de cristal con la que la habían cubierto, a su lado estaba lo que parecía una caja de joyería vacía, Harry adivino que ese sería el lugar donde estaría el guardapelo y el anillo de Slytherin de tenerlo, esperaba que aún no hubiera ido a buscarlos o de lo contrario, tras el intento de robo de la copa, sabría perfectamente lo que Dumbledore y él buscaban; tambien había una cabeza de mármol cuyo rostro era el de la otra fundadora de Hogwarts: Rowena Ravenclaw, un atril (probablemente para recordar el diario perdido) y finalmente una versión de plata en miniatura de Nagini que se enrollaba y desenrollaba con pereza.

Dumbledore tenía razón, Voldemort había hecho seis horrocruxes y Nagini era uno de ellos, Draco la señalo y Harry solo pudo asentir, la emoción que se había apagado en las últimas semanas volvió a resurgir, era hora de empezar a movilizarse.

El resto de la habitación era lujosa, sillones negros formaban un círculo alrededor de ella, una silla de plata quedaba más alta que el resto y estaba tapizada en terciopelo verde, tenía todo el aspecto de ser un trono y Harry no dudo sobre a quién pertenecía.

La puerta se abrió detrás de ellos y entraron una docena de personas, Rabastan siendo el primero, les indico a todos que tomaran asiento. Harry y Draco pudieron reconocer a Amycus, el viejo señor Nott, Snape, Avery, Crabbe y Goyle padres, Dolohov, Rookwood, Rowle, Yaxley y Colagusano. Se sentaron todos, Rabastan y Snape ocuparon el lado derecho e izquierdo del trono respectivamente. A Rabastan lo seguía Harry y Draco, a Snape, Colagusano, los demás se acomodaron en los asientos restantes.

Y como le gustaba, Voldemort surgió de una pared que se volvió humo cuando la atravesó y después volvió a solidificarse.

—Siempre es un placer verlos, mis queridos mortifagos —dijo, tomando lugar en su silla, todos asintieron y murmuraron un saludo. Su presencia siempre imponía y dejaba a todos mudos e inmóviles en su lugar, incluso cuando hablaba alguien mas siempre había un sobresalto —. Como sabrán debido a las artimañas de Albus Dumbledore en complicidad con el ministerio nos hemos tenido que mantener ocultos y a la espera de nuevo, han pasado diecisiete años desde que nos alzamos en toda nuestra magnificencia y es momento de regresar a esos dias, sin embargo, hay algo que me molesta y son la falta de las cosas que me han sido arrebatadas.

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