Wash away | Yeonjun

CAPITULO 6: de nuevo

Hyeji

—¿Quieres pasar?—señalé hacia el interior y después volteé a ver a Yena quien hacía hasta lo imposible por no terminar de quemar la comida. Sin embargo, cuando regresé la mirada hacia el pelinegro, sus ojos comenzaron a brillar con un sentimiento indescriptible.

—¿Hyeji?...

—¿Huh? — mi corazón comenzó a latir un poco más rápido de lo habitual con solo escucharlo pronunciar mi nombre, sin embargo no sabía el por qué.

—¡Aquí estoy! ¡Pasa! — gritó Yena desde la cocina.

Señalé de nuevo hacia el interior y el chico pelinegro finalmente entró. No dijo nada más, solo entró en silencio y se sentó en el lugar de la mesa donde Yena le indicó.

—¿Eso es para mi?—preguntó la pelinegra refiriéndose al ramo de rosas blancas que aún traía consigo, sin embargo su hermano rápidamente me lo entregó en las manos. —¡Wah! Ya entendí. Solo quieres quedar bien con mi jefa, ¿verdad? — intentó molestarlo pero parecía que no tenía éxito. El pelinegro aún me miraba fijo, como si hubiera visto a un fantasma. ¿Acaso nos conocemos de antes? No. Imposible.

—Gracias...—sonreí.

Yena trajo la comida a la mesa mientras que yo ponía las copas de cristal al lado de cada plato puesto.

—¿Me permites?— señalé su copa con la mirada y el chico la entregó en mi mano como respuesta en automático. A continuación procedí a servirle un poco de vino.

Su hermana, quien veía todo desde el instante en el que entró, comenzó a burlarse de él.

—Te llamas Choi Yeonjun.

—¿Huh?— volteó a verla, parecía no entender.

—Digo, por si se te olvidó tu nombre.

No pude evitarlo y solté una risita.

El chico se veía adorable con esa cara de confusión y puchero en su boca.

Definitivamente nunca antes lo había conocido. Nunca hubiera podido olvidar a alguien tan tierno como él.

—Oh, lo siento — le dio un corto trago a la bebida y limpió el sudor de sus manos en el pantalón. —Yo... Tu... — parecía que algo en su cabeza no estaba conectando así que Yena comenzó a hablar en su lugar.

—¿Cómo te fue en el trabajo?—preguntó.

—¿Ah?—volteó a verla. —Bien, bien, me fue bien— dirigió de nuevo su mirada hacia mi.

Por estar en este lado de la industria, estoy acostumbrada a que los chicos presten mucha atención a mi persona, sin embargo en la mayoría de las veces sino es que en todas me resulta incómoda.

Pero no hoy.

La atención del hermano de Yena es diferente... y para nada me incomoda. Al contrario, me atrevo a decir que me hace sentir bien.

—¿Te llamas Yeonjun?— pregunté. Algo obvio ya que su hermana acababa de mencionarlo. Y no lo hacía para molestar, más bien para intentar tener una plática con él. El chico asintió lentamente y yo sonreí.—Es la primera vez que escucho ese nombre.

Yeonjun arrugó el entrecejo y hasta parpadeó dos veces antes de hablar.

—¿Qué?