Wash away | Yeonjun

CAPITULO 15: viejos hábitos

Hyeji

—¿Deberíamos ver aquella tienda? — señaló Yena.

No lo pensé mucho y caminé hacia allá en automático.

Ha pasado una semana desde que vi a Yeonjun en aquel restaurante; nos hemos mensajeado pero del tipo que responde en las mañanas y al día siguiente, no una conversación en si.

Se que sonará raro y que no debería hacerlo pero, lo extraño.

Desde entonces he organizado mis días para salir con Heeseung y Yena ya que mi tiempo en Seúl es corto y quiero conocer lo más que se pueda.

Y si, volveré a Inglaterra en menos de un mes. He estado posponiéndolo con el propósito de averiguar un poco más sobre mi pasado pero la verdad es que tengo muchísimo trabajo pendiente y debo volver para terminarlo. Ya no puedo aplazarlo más del tiempo establecido. Un mes es lo mucho que me dan.

—Tu hermano es un idol. — sacó Yena de la nada.

—Ajam. ¿Qué hay con eso?

—Pues, ¡nada! — soltó una risita. —Estaba pensando en que sería un problema si los ven a ambos juntos.

—¿Y como por qué o qué?

—Sencillo. Los medios de comunicación saben que es hijo único y aún no están actualizados con que tiene una media hermana perdida que resultó ser la famosísima "Ms. Lee", diseñadora de modas.

—En realidad es mi hermanastro pero entiendo tu punto.

—Bueno, eso que dijiste — rodó los ojos divertida. —Verlos juntos en público sería un problema.

—Y a todo esto, ¿por qué sacas a mi hermano en la conversación?

Volteo a verme y logré ver el típico puchero que hace antes de decir alguna barbaridad disfrazada de dulzura.

—Pensé en que estaría bien invitarlo a nuestra salida de chicas para animarte un poco ya que no te ves muy bien que digamos.

—¿Que no me veo bien? — asintió.

—Solías ser feliz cuando íbamos de compras en Inglaterra pero hoy has estado muy dispersa y tu semblante denota tristeza. ¿Está todo bien? Se que no estamos en Inglaterra pero no creo que ese sea el motivo verdadero de tu estado de ánimo.

—Ah, eso... — suspiré. Miré hacia ambos lados de la calle y tomé de la mano a Yena para cruzarla. —Está todo bien, de verdad.

—¿Segura?

—Sip.

—Entiendo... ¿Y no tiene nada que ver que no has visto a mi hermano en toda la semana? — levantó una ceja, pícara.

—¿Tu-tu hermano?

—¿Quien más si no él? Es el único que ha movido ese corazoncito tuyo de piedra.— hizo aegyo y la empujé ligeramente para que dejara de hacerlo.

—¡Hey!

—Oye, ¡pero es cierto!

—¿Mmm? —noté que había mucha gente concentrada en un solo lugar pero traté de no prestarle atención. —¿Qué cosa?