20 - Hallazgos

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Derrotado, humillado, eran las cualidades que lo describían ahora correctamente.

Cabalgó deprisa para salir de allí rápidamente, pero luego quiso ir más lentamente...

Se sentía avergonzado, y profundamente deshonrado, había sido demasiado engreído al creer que su amor era suficiente...

Y es que había actuado tan estúpidamente, lo había mal interpretado todo y ahora no podía retroceder el tiempo para hacer las cosas de manera diferente...

Aunque probablemente, obtendría el mismo resultado.

Un aura de tristeza lo envolvió, y se clavo como un puñal en su costado.

La noche cayó sobre sus hombros, y él apenas fue consciente...

Y es que todo lo que pasara a su alrededor, a partir de ahora, carecía de valor.

Apenas fue divisado que llegaba por uno de los empleados, se apresuró a comunicarselo al joven amo:

~Señor Desmond, él ha llegado~ anunció y Demetrius se puso de pie junto con su acompañante

Lo esperaron en la entrada mientras él en pasos lentos avanzaba:

~Bienvenido, Damián~ declaró su hermano mayor, pero éste simplemente lo ignoró e intento pasar por su lado, Demetrius lo detuvo con una mano en su pecho, y Damián en un tono de súplica pidió:

~Demetrius, ahora no~

Su hermano estaba apunto de protestar cuando la persona a su lado le interrumpió:

~¿Se siente usted bien?, luce un poco pálido...~

Solo entonces Damián fue consciente de su presencia, miro de reojo y respondió:

~Estoy perfectamente~ se safó del agarre de su hermano y continuo para alejarse e ir directo a su habitación, Demetrius ofuscado estaba dispuesto a seguirlo y regañarlo por dar tan mala impresión, pero la persona a su lado lo retuvo y pidió:

~Déjelo ir, al parecer no tuvo un buen día~ y él no pudo resistirse a su petición

Ewen y Emil estaban curiosos ante la situación, ya que cuando llegaron se encontraron con múltiples empleados y un sin fin de maletas, preguntaron qué ocurría pero se les negó la información a pedido de Demetrius, quien alegó que eran temas familiares, por eso cuando llegó Damián esperaban saber qué pasó, pero apenas lo sintieron llegar lo vieron encerrarse en su habitación.

...

Cuando Margareth llegó a casa se encontró con Anya completamente petrificada, al principio creyó que se trataba de una broma pero pronto entendió que algo le pasaba.

No salieron palabras de su boca, y apenas reaccionó, le tuvo que ayudar a ir a acostarse y con cargo de consciencia se quedó, tal vez no debió dejarla sola, quizás algo le pasó, que ganas de poder preguntárselo a Bond, que lastima que los perros no hablaban.

Al día siguiente por suerte se levantó, pero un aire ausente la rondaba, le pregunto que había pasado, pero ella la ignoraba.

Le pidió ayuda para ir a buscar huevos, pero ella se negó, le sirvió el desayuno, pero apenas si comió, la animó a tocar el piano, pero dijo que no tenía ganas, Margareth no entendía nada...

Era extraño ver a la alegre y vivaz joven lucir tan apagada.

Sin mediación alguna, le dijo que la acompañara, tal vez un paseo o unas compras la animaban...

~¿Le gustarían unas pinturas?, ¿o tal vez quisiera un listón?~ pregunto, pero Anya se negó
~¿Qué tal frutos secos?, ví que en casa se los acabó~ propuso, Anya nuevamente iba a negar pero Margareth insistió

Hallazgo tardío | DamiAnya weekend 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora