27 - Ataduras

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El día comenzó temprano.

Todos los empleados estaban agitados yendo de acá para allá, los carruajes partían y venían a la iglesia, acarreando arreglos florales, y accesorios de decoración, todos encargados de una tarea, y cada cual asegurandose de que todo luciera a la perfección.

Damián y Lenna llegaron por separado, tal y como se les solicitó, y a cada uno se les asignó una habitación para que pudieran arreglarse y prepararse previo a su gran día.

Esto era una petición personal del clérigo encargado de la prestigiosa congregación, con el fin de que los amantes reflexionaran sobre sus pretensiones individuales en lo que les aguardaba el resto de sus vidas, porque una vez que salieran de allí, todos sus sueños y anhelos tendrían que ser unificados, y todos sus pensamientos tendrían que ser pensando en los dos.

Parte de esta especie de retiro reflexivo, era conversar en privado con cada uno después de hacer una oración. Henderson primero hablo con Lenna:

~Señorita Ludwig... ¿lista para renunciar a su apellido?~ inicio inmediatamente con una pregunta el anciano que hablo tras su pronunciado bigote

~Tan lista como se puede estar para dejarlo todo atrás...~ respondió Lenna con algo de ironía

Henderson acomodo su monóculo e hizo un gesto para invitarla a tomar asiento, una vez que se acomodó, comenzó:

~Hablemos sobre el matrimonio...~ pero Lenna interrumpió

~Más importante que eso, me gustaría hablar sobre el amor, ¿qué piensa sobre eso un hombre que renunció a la posibilidad de amar y ser amado?~ a pesar de la hostilidad que podia malinterpretarse en su pregunta, Lenna fue cuidadosa en su tono de voz y en su expresión, su intención no era la de incomodar o juzgar al clérigo, sino, de genuina curiosidad, por suerte él lo entendió y no se ofendió:

~Está equivocada, señorita Ludwig. Mi profesión no me ha hecho renunciar al amor, por el contrario, ha hecho que se multiplique... Amo a Dios, y sé que el me ama, y es ese amor el que me permite amar a mi prójimo en completa libertad, sin distinción de estrato social, color de piel, o cantidad de pecados cometidos~ respondió cortés

Lenna pestañeo sorprendida, era la primera vez que oía un pensamiento tan abierto por parte de una entidad religiosa, pero luego se desanimó, tal vez solo era un discurso aprendido que decía de la boca para afuera...

~Entonces usted nunca... ¿se enamoro?, me refiero... a una forma romántica. ¡Descuide por favor!, ¡juro solemnemente que nada saldrá de esta habitación!~

Henderson sonrió de lado, esta muchacha le estaba tratando de revolver sentimientos del pasado, los mismos que le gustaría decir que había olvidado, pero que sabía perfectamente que no era así.

Y es que de ninguna manera se avergonzaba de su situación, al contrario, se enorgullecía de lo que había decidido y de todo lo que había logrado, estaba eternamente agradecido de la mujer que lo había inspirado a tomar este camino, solo que, hasta ahora, nadie le había preguntado...

~Era joven cuando sentí un amor devoto, que me marco por la eternidad, la dama en cuestión me correspondía en su totalidad, pero... la guerra y sus estragos nos llevo a alejarnos. Juré que nunca podría amar a otra mujer en mi vida, y que si no era ella no me casaría con nadie más, y, de cierta forma, cumplí, ¿no?~ sonrió

~¿Y si...?, si supiera dónde ella está ahora, o si se entera de que ella tampoco se casó, ¿no tendría deseos de dejarlo todo y poder vivir su amor?~

~A decir verdad, sé dónde está, y también sé que no esta casada... Pero por lo demás, sé que está bien, y sé que es feliz justo como está, ¿Por qué he de interferir?, yo también estoy muy bien, lo único que me queda es rezar por ella y desearle que siga teniendo una vida plena~

Hallazgo tardío | DamiAnya weekend 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora