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El pincel manchado de acuarela naranja se deslizó por el lienzo totalmente rojo con tonalidades amarillas y rosadas de por medio. Hyunjin introdució el pincel en un vaso con el agua ya colorada, pues, no era la primera vez que sumergía dicha herramienta con tal de retirar todo rastro de pintura. Primero, llevó el pincel húmedo a la acuarela blanca y, una vez adquirió el color, nuevamente llevó el pincel al lienzo y trazó una que otra nube para concluir en su totalidad aquella obra que se había dedicado a hacer durante horas.

Una sonrisa orgullosa se asomó en sus labios. Normalmente, no lograba satisfacer sus deseos artísticos una vez que los plasmaba en lienzo, pero aquella tarde había sido distinto. Por primera vez. Ese cielo en pleno atardecer era su mejor creación hasta el momento y, para él, la única pasable; pues menospreciaba sus propias obras al no considerarlas lo suficientemente bonitas o llamativas para otros.

Hyunjin se levantó de la silla, limpió sus manos manchadas de acuarela con un pañuelo y lo tiró en la mesa al no necesitarlo más. Llevó sus manos a su espalda, deshizo el nudo que mantenía al delantal pegado a su cintura y retiró la prenda de su torso, tirándola en alguna esquina de la mesa. Estiró sus brazos, soltando un suspiro de exhaustividad en el proceso. Tomó su cabello pelinegro entre sus manos y lo adjuntó hasta sostenerlo en una media coleta. Guardó la paleta de acuarelas y los pinceles en su mochila, cerró la cremallera y se la llevó a la espalda.

Una vez que estuvo frente a la puerta y con la manija a mano, una vibración en el bolsillo de su pantalón se presenció junto con la característica melodía que había configurado para llamadas. Sacó su celular del bolsillo y observó con detenimiento la pantalla, encontrándose con un nombre familiar llamándolo en ese instante. Inconscientemente, una sonrisa de lado a lado se asomó en sus labios.

Llevó el pulgar al botón de "Aceptar" y se colocó el celular en la oreja. Era costumbre que fuera el primero al saludar cuando se trataba de esa persona en específico, pues, si no lo hacía; la persona al otro lado de la línea tampoco.

—Hola, Chan —. Hyunjin se volteó en su lugar y le dio la espalda a la puerta, colocando su mirada en algún punto de la ventana. Miraba con dedicación el cielo, que tenía nula similitud con la pintura del atardecer que acababa de terminar. A diferencia de su obra, el cielo en la vida real estaba nublado y oscurecido—. ¿Cómo va todo?

—¿Ya terminaron las clases? Tengo el carro estacionado frente a la universidad. —dijo, sin molestarse en responder a la pregunta de Hyunjin. El pelinegro tragó saliva, mentalmente intentando restarle importancia a esa acción.

—Sí, hace un rato. Me quedé más tiempo en el aula porque estaba pintando, me gustaría mostrarte lo que hic...

Pero la llamada fue cortada antes de que Hyunjin finalizara su comentario. Alejó el celular de su oreja y miró la pantalla, que no mostraba más que su fondo de bloqueo con una foto de él acompañado de su novio. El mismo que lo había llamado hace segundos.
La pantalla del celular se apagó y a través de ella se reflejó el rostro de Hyunjin, con su ceño levemente fruncido y su labio inferior atrapado entre sus dientes. No comprendía esa sensación que le apretaba el pecho, pero sabía con certeza que le molestaba bastante sentirla.

Guardó nuevamente su celular, rodó la manija de la puerta y la cerró una vez que estuvo en el pasillo de la escuela. Soltó un suspiro mientras caminaba despacio y con la mente ciertamente perdida, cuestionándose si estaba haciendo algo mal en su relación con su pareja. Hace un tiempo que notaba a Chan diferente, pero ese ya era un tema aparte. Tenía que apresurarse en llegar a la planta baja y esperar a su novio en la entrada de la universidad.

Una vez en el primer piso y en el exterior de la uni, Hyunjin captó como un auto plateado se estacionaba frente al andén del otro lado de la calle. Miró a ambos lados y cruzó la autopista con rapidez, abrió la puerta derecha del coche y tomó asiento en el copiloto. Llevó con una tímida sonrisa sus ojos hacia la izquierda, encontrándose con el rostro de Chan. Claro, sin dedicarle una mirada. Parecía más concentrado en su teléfono que en Hyunjin.

Serendipia [ Hyunho ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora