XVIII

97 7 10
                                    

La lluvia había disminuido al igual que la quietud de Hyunjin en el camino. No era tan despistado como para no darse cuenta de que, dirigiéndose a la casa de la madre de Minho, este mismo se veía tenso y, claramente, intranquilo por la misma razón. Notó que, a pesar de su expresión intentando mantener la seriedad, su comportamiento lo delataba y le demostraba a Hyunjin que no se sentía bien con la situación.

No sabía qué hacer para ayudar a Minho, no tenía conocimiento alguno de la relación que tenía con su madre y tampoco iba a preguntárselo. Al menos no en ese momento. Sabía que no estaba bien sacar especulaciones basándose en sus acciones, pero podía determinar que el mayor no estaba cómodo, y aunque no estuviera del todo seguro con esa sospecha; aún así actuó.

Se acercó un poco más al cuerpo de Minho, sus brazos chocaron y sus dedos compartieron un roce fugaz. Minho fue consciente de dicho acto, pero decidió pasarlo por alto con el pensamiento de que había sido una acción casual. Pero no había sido así en lo absoluto. Hyunjin pasó sus dedos temblando por la palma del mayor, hasta sostener su mano con lentitud y precaución. Sus pieles apenas tocándose. Una fricción indefensa que le arrebató el control al corazón de Minho y revivió el persistente cosquilleo en su abdomen.

Bajó la mirada hacia su mano y la del menor, su pecho intentando moderar el volumen de sus latidos. Una vez más las dudas volvieron a su cabeza. Confusiones claras con respuestas borrosas. El desconocimiento a la razón de esos síntomas cada vez que Hyunjin reducía tan solo unos pocos centímetros la distancia que compartían. Entonces, presionó sus dedos contra el dorso de la mano contraria y la sostuvo con un poco más de fuerza que la ejercida de Hyunjin. El menor sintió calor en sus mejillas, con su ritmo cardíaco aumentando con cada paso dado. Él también sintió la misma sensación cosquilleante en su abdomen, con una única diferencia de pensamiento con Minho; que él estaba dándose una idea de lo que podía significar aquella reacción corporal.

Compartieron una mirada en medio de las frías oleadas de viento. Eran como una caricia que no le llegaba ni a los talones al rozamiento de sus palmas. Compartían su calidez, su comodidad; su complacidad con un simple acercamiento como aquel presente, en el que el agarre por parte de ambos se fortaleció hasta juntar sus palmas en su totalidad y profundizar ese contacto visual siendo, poco a poco, más difícil de sostener por ambas partes. Hyunjin se sentía avergonzado. Minho, más nervioso que en su primera clase de baile. Ninguno de los dos se sentía más estable que el otro y podían estar plenamente de acuerdo en eso.

El mayor desvió la vista en silencio, pero en su rostro se reflejó una pequeña sonrisa a los pocos segundos. Hyunjin, al notarlo, también sonrió y su corazón soltó un latido apresurado al mismo tiempo. El agradable momento lamentablemente tuvo que verse finalizado, pues ya habían llegado a su destino y fue por ello que Minho aflojó su mano de la del menor para dejarla caer a un lado de su pierna. Hyunjin lo miró con confusión. El mismo comportamiento que se había desvanecido por un momento volvió a reincorporarse en el mayor.

—Es... Es aquí —. dijo Minho, desvió la vista hacia la puerta de la vivienda y se rascó la nuca en un acto de nervios.

—¿Quieres que espere aquí afuera?

—Sí, pero te prometo que no será tardado en lo absoluto, voy y vuelvo. No te vayas ¿Sí?

—Claro, me estaré aquí esperándote —. El menor caminó a la orilla de la vereda, tomando asiento en ella y subiendo la vista para buscar a Minho con la mirada, dedicándole una sonrisa de por medio. Su compañero también le sonrió, más tímidamente que de costumbre.

Minho tomó una bocanada de aire cuando miró por segunda vez la entrada de la casa que tenía enfrente. Se alejó de Hyunjin con unos pocos pasos, se detuvo al pisar la alfombra y tocó la puerta con tres golpes. Tragó en seco, ni siquiera había visto a su madre todavía y aún así estaba muriendo internamente.

Serendipia [ Hyunho ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora