XIV

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¿Conoces esa sensación de parálisis al estar frente a una multitud de personas? ¿Ese temor irracional a las miradas de todos siendo el anzuelo y que el único pez en el mar seas tú? Que aunque no vayan a juzgarte o a burlarse de lo que estés por hacer, tu propia mente sea la dominante y juegue en tu contra solo para evaporar la poca seguridad que tenías en ti mismo.

Era eso lo que sentía Hyunjin. Nunca trabajó en ese problema interno, y sabía que ya era hora de aprender a sobrellevarlo porque en el futuro le esperaban más presentaciones con él rodeado de mucha gente. Quizás algún día fuera de la universidad tendría que hacer exposiciones de sus pinturas y, obviamente, dirigida a un público. Pero no sabía cómo manejar ese temor, cómo rebajarlo. Buscaba la perfección sin saber antes qué es perfección.

Y ahí estaba él, sentado en su soledad hasta el fondo del taller, que era donde siempre se acomodaba en todas las clases de Arte. Tenía entre sus brazos el lienzo con la obra que el maestro había dejado de tarea, el retrato de la inspiración personificada de un pintor, generalmente femenina; pero ese no era el caso de Hyunjin. A quien consideraba su musa era a otro chico por el cual aún no tenía clara su percepción de él.

Mientras observaba con detenimiento el rostro ilustrado de Minho, con unos cuantos retoques que el pintor le había hecho en esa misma hora de clases, escuchó los vagos y desinteresados aplausos de sus compañeros hacia la exposición que acababa de finalizar y a la que no le puso siquiera un poco de atención. El profesor se acomodó los lentes y revisó su cuaderno, leyendo la lista de nombres de cada estudiante y guiándose con ayuda de su dedo, hasta detonar el siguiente nombre enlistado.

—Hwang Hyunjin —. Subió la vista y la paseó alrededor del aula, encontró al menor y sonrió gustoso por su presencia—. ¡Oh! Ahí estás. Si hiciste tu pintura, pasa al frente.

El nudo que tenía en la garganta le prohibió el paso a la saliva que intentó tragar para relajarse, y en su lugar lo hizo tensarse más en su lugar. Una de sus compañeras se dio la vuelta para verlo, Hyunjin la maldijo mentalmente. Otra también dio vuelta la cabeza y lo miró, y pronto el resto de sus compañeros posaron sus ojos sobre él y lo hicieron estremecerse de inquietud. El maestro suspiró con algo de indignación, tomó su cuaderno y un bolígrafo y le hizo una última pregunta a Hyunjin.

—¿Perderás el puntaje de la tarea, Hwang?

Hyunjin calló. Negó levemente con la cabeza, sin sentirse capaz de contestar con la voz.

—Si no piensas pasar, solo dilo y no sigas gastando el tiempo de la clase.

—...Voy a pasar —. dijo, abrazó con fuerza el lienzo y se levantó del pequeño banco para caminar hasta el frente sin dedicarle siquiera una mirada de reojo a los que estaban mirándolo con intenciones de intimidarlo.

Se paró enfrente de todos sus compañeros y con su maestro apoyándose en su escritorio. Miró de reojo al hombre, este hizo un leve movimiento con la cabeza en señal de que ya podía comenzar a exponer. Hyunjin inhaló el aire que consideró necesario y le dio vuelta al lienzo, dejando expuesta su obra ante todos los presentes en el taller. El Sr. Hussain ladeó la cabeza con tal de apreciar mejor la pintura y levantó las cejas impresionado, mientras que los demás estudiantes cruzaron miradas entre ellos, también sorprendidos por el dibujo. Hyunjin tragó saliva nuevamente, apretando sus dedos contra el lienzo.

—Él es mi musa. No será una musa femenina, pero sí mi inspiración —. Mordió su labio inferior, nervioso. Debía improvisar un discurso sobre Minho, por lo que formuló algunas palabras que fueran creíbles para los oyentes—. Él vive en cada trazo que dibuje, no importa si es de grafito, de acuarela, si es en un pedazo de papel o en un lienzo, siempre estará vigente en mis pinturas incluso si no estoy pensando en él. No necesariamente estará su rostro, sino su esencia. Por él pinto. Por él es que sigo pintando. Si llega algún día en el que no esté a mi lado, su recuerdo vivirá siempre en mi interior y en mis pinturas, porque cada vez que las vea, en lo primero que pensaré es en él.

Serendipia [ Hyunho ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora