XVI

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La mañana fresca y nublada de ese Jueves pudo ser mejor de no ser por el comportamiento indiferente de Changbin hacia Minho después de considerar como abandono el momento en el que el mayor se fue a casa con Hyunjin mucho antes de terminar el turno laboral. Su jefa, la brillante Dra. Kim, no vio mejor oportunidad como esa para vacilarlo por quedarse totalmente solo. Changbin estaba completamente convencido de que toda la culpa recaía en Minho.

El mayor había estado persiguiendo a Changbin por todo el hospital desde hace horas y el menor se resignaba totalmente a siquiera verlo frente a frente, consideraba a Minho poco merecedor de una mirada suya y aún estaba muy dolido por no escuchar las disculpas que le tenían pendientes. No podía terminar de tomarlo en serio conociendo perfectamente cómo era Changbin, una Estrella del dramatismo que conservaría ese título hasta el día de su muerte.

—Bin, por favor deja de obligarme a dar tantas vueltas. No puedo hablar contigo si vamos de un lado para otro —. Le suplicó Minho cuando llegaron por octava vez a la puerta de los baños, con la respiración algo acelerada e intentando despertarle por lo menos una pizca de piedad. Changbin detuvo la caminata, se dio la vuelta en su lugar y se cruzó de brazos al buscar con indignación la mirada del mayor.

—Ni siquiera me dijiste cuál era esa susodicha emergencia por la que saliste huyendo y me dejaste aquí, desolado y abandonado como un perro. Mientras no me expliques nada, no quiero verte ni en pintura —. El menor frunció un poco más su ceño, sin hacer mucha diferencia. Sus lágrimas de cocodrilo con todo afán de causar pena obligaron a Minho a hacer una mueca de desentendimiento —. ¡Ni un mensaje, ni una mísera llamada! ¡Esperé todo el día alguna señal de vida tuya, y no hubo nada! ¡NADA, Lee!

—Lo siento, pero es que Hyunjin me escribió estando empapándose debajo de la lluvia y temía que se enfermara. Tuve que llevarlo a casa, él es muy necio.

—¿Sí? ¿Entonces te bañaste de agua sucia solo por Hyunjin? ¡Los jóvenes de hoy día como él ahora hacen lo que se les pega la gana! —. exclamó su rabieta, Minho sonrió de lado con diversión y algo de burla.

—Tú también eres joven.

—Es diferente. No sé porqué razón ese chico sea así, pero siento que tiene que ver el que sea pintor. Los pintores siempre son tan espontáneos y hacen cosas inesperadas.

—No... No todos los pintores, solo él —. Changbin buscó la mirada de Minho cuando escuchó aquello—. Hyunjin es excéntrico. Cualquier mancha de pintura que haga tiene un significado, pero que no cualquiera tiene la capacidad de entender. Es muy creativo, y eso es lo que hace interesante sus obras. He visto una. Un precioso atardecer con rosado, naranja y rojo, que miras muy pocas veces en estas épocas del año. Su arte es único, nunca había conocido a nadie tan soñador como él. No se parece en nada a Felix, él comparte su mundo con los demás, pero Hyunjin tiene su propio mundo en el cual perderse y en el que no sé si viven solo él o más gente —. acotó Minho, describiendo con querencia hasta el más mínimo rasgo de Hyunjin y con eso logrando que Changbin relajara el ceño y bajara sus brazos cruzados.

Describir a otras personas no era la especialidad de Minho. Si se viera en la necesidad de resaltar cualidades de alguien en particular, simplemente diría una sola palabra. Con Hyunjin era un caso distinto y la causa un misterio. Ese chico estaba haciendo algo en su vida y Changbin fue el primero en saberlo, pues, conocía lo suficiente a Minho como para notar hasta el más minúsculo cambio en su personalidad, y definitivamente ese vínculo con Hyunjin era algo más allá de una amistad ordinaria.

—Te expresas muy lindo de él. ¿Es tan especial para ti? —Changbin recostó la espalda en la pared con una leve sonrisa. Minho se asomó de reojo con esa pregunta haciendo eco en sus paredes mentales.

Serendipia [ Hyunho ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora