Comenzaba a sentir entumecidas sus mejillas por el largo periodo que llevaba plasmada esa curvatura en sus labios. Esa sonrisa atontada en el rostro de Hyunjin daba la perfecta compresión de que estaba totalmente perdido en su propio mundo y que no encontraba diversión alguna más que en la punta de la lapicera entrando y saliendo una y otra vez gracias al botón de empuje que se encargaba de dicha función. Apoyó su cabeza en la palma de su mano, sosteniéndola con una mirada que contemplaba algún punto perdido del aula.
El molesto sonido del botón de la lapicera obligó a Felix a arrebatarle el objeto a Hyunjin, logrando que el mayor pisara tierra e hiciera un genuino contacto visual con él, frunciendo levemente el ceño y reclamando con la mirada su tan preciada lapicera, la única que le quedaba, desafortunadamente.
—Agradecería si me lo devolvieras —. dijo sarcástico. Felix suspiró y reposó la lapicera en su pupitre.
—No es que lo cuides mucho si estás todo el rato guardando y sacando la punta. Además, el sonido es demasiado molesto.
—Me detendré, pero devuélvemelo. Ya es la quinta vez que le pido a Jeongin que me done una lapicera.
—¿Tienes a Innie como tu proveedor de lapiceras? Debería darte vergüenza, Hwang —. Felix se recostó en el respaldo de la silla, observando al mayor con una sonrisa burlona—. No sabes, ayer fue una tarde increíble. Innie y yo fuimos a los bolos y compramos papas fritas, nos aburrimos y luego fuimos al cine, después de la función fuimos por un helado y... ¡Joder! De solo recordarlo me da escalofríos. De los buenos, por supuesto.
El nerviosismo del pecoso fue una incapacidad para continuar con su relato, así que a Hyunjin le tocó desempolvar sus habilidades de vidente. De todas maneras, no era tan difícil de adivinar a juzgar por cómo sus amigos se comportaban con el otro. El típico trato que se le da a una persona que no se le ve específicamente como una simple amistad.
—Shh, shh —. calló Hyunjin. Dio su último veredicto en un susurro que solo Felix fue capaz de escuchar—. Beso.
—...¿Cómo sé que no soy amigo de un brujo?
—Por favor, el disimulo y tú son enemigos. Mejor aclara mis dudas, ¿ya son pareja? —Observó al menor con una mirada pícara, y supo que Felix intentó evitar una sonrisa tímida gracias al leve temblor de sus labios.
—...Sí. Sonará estúpido, pero hoy él no llegó justo porque le daba nervios volver a verme. ¡Y te juro que no le daré el gusto de desaparecerse, ya le avisé por mensaje que después de clases iría a su casa!
Y aunque a Hyunjin le daba gusto aquella noticia, su corazón se estrujó y terminó expandiendo el dolor por todo su pecho. Conocía ese sentimiento de emocionarse por algo tan mínimo como la existencia de la persona que te gustaba, reconocía los típicos ojos brillosos, las mejillas rojizas, la sonrisa tonta y el alojamiento de dicha persona en tu mente cada vez que la ves o piensas en ella. Extrañaba vivir esas sensaciones, extrañaba el sentimiento de estar enamorado porque sabía que era algo hermoso que le aspiraba a seguir adelante. Amar para Hyunjin era una razón para vivir. Y pese a que el amor no lo era todo, era un sentimiento que había atesorado a lo largo de su vida.
—Me alegro por ti... Por los dos. En serio, se complementan muy bien —. Hyunjin sonrió con dolor. Esa sonrisa dijo todo lo que él no podía a base de palabras y alertó por un momento a Felix.
Pero no le pudo preguntar nada, porque el mayor alzó su mano para pedir permiso de ir al baño y lo obtuvo. Se levantó de su silla, sin dedicarle una última mirada a Felix. Caminó hacia la salida y se paseó por los pasillos de la universidad con el objetivo de siempre, perder tiempo y clases, porque no podía poner atención en ellas si tenía otras cosas en la cabeza. Por más que intentara hacerlas a un lado, ignorarlas, olvidarlas; siempre terminaban volviendo al medio para tomar protagonismo en ser las principales preocupaciones de Hyunjin.
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Serendipia [ Hyunho ]
RomanceMinho es un bailarín frustrado que odia su trabajo y Hyunjin es un pintor al que le acaban de romper el corazón. Hyunjin siempre pensó en el cielo como un manifestador de sus emociones gracias a su mentalidad fantasiosa y soñadora. Minho, por su par...