La mañana cayó como un balde de agua fría sobre Hyunjin ese lunes. Aunque había dormido unas horas, no descansó en lo absoluto por la pesadez en su cabeza, por los recuerdos de ayer, por el beso de Minho. No importaba cuántas horas ya hubiesen pasado desde que ocurrió, pero Hyunjin aún podía sentir con viveza el calor de esos labios en su mejilla, y tenía la certeza de que continuaría con la sensación por varios días hasta poder procesar por completo los sentimientos que había descubierto con aquel gesto.
No fue el mejor inicio de semana, en un ámbito exageradamente dramático. No dejó alarma, por lo que se despertó tarde. El autobús lo dejó y tuvo que esperar durante media hora el siguiente. Llegó tarde a clases y la maestra lo regañó por la impuntualidad cuando se detuvo en la entrada del aula, sumándole a eso las burlas en voz baja de Felix y Jeongin, que tampoco eran de mucha ayuda.
Pero todo lo que le ocurrió durante la mañana fue lo último en lo que pudo pensar, porque en su cabeza nada más estaba Minho. Solo él. Ni siquiera en la clase de Arte se pudo concentrar, que era la única en la que invertía toda su atención. Y aunque a veces pensaba en él durante las clases, ahora no podía desvanecer su rostro de su mente. Lo extrañaba, se dio cuenta de que lo hacía cuando no estaba con él, y eso terminaba de fortalecer su lucha interna consigo mismo. Después de varios suspiros y de pasar una mano por su cabello cada cierto tiempo, las primeras tres horas de clases pasaron al mismo ritmo de la manecilla más fina del reloj, que rápidamente marcó la hora de descanso para los estudiantes.
El timbre resonó por todo el lugar, pronto la cafetería se llenó de estudiantes disfrutando del breve descanso y Hyunjin no se consideró parte del grupo. En cambio, tomó una bandeja, apenas se sirvió comida y caminó hasta la mesa en donde estaban Jeongin y Felix esperándolo. Un estruendo sonó con el choque del metal contra la madera, Jeongin arqueó una ceja confundido y Felix detuvo la manzana a centímetros de su boca, antes de darle un mordisco. Observaron a Hyunjin en silencio, en espera de una explicación a la alteración que cargaba desde temprano, pero esperaban a que dijera de todo menos lo siguiente:
—Estoy enamorado de Minho.
Jeongin dejó de masticar, atragantándose con el arroz, Felix bajó la manzana y la azotó contra la mesa, totalmente horrorizado por la confesión y con un grito exorbitante de su parte escapando de la mesa, llamando la atención de las demás personas alrededor. Hyunjin se sonrojó más de vergüenza que de otra cosa, tomó asiento en la mesa y se llevó las manos al rostro, soltando un suspiro que no distinguía si era de alivio o arrepentimiento.
El silencio no reinó por mucho tiempo, Jeongin se acomodó en su lugar mientras terminaba de tragar el arroz y tomaba un poco de agua para aclarar su garganta. Miró de reojo a Hyunjin, que no se atrevía a hacer contacto visual, y después miró a Felix, que parecía haber presenciado el escenario más aterrador de su vida. Se guardó una risa burlona, respirando hondo y llevando una mano al hombro del mayor.
—A ver, Hwang... ¿Podrías explicarlo con más calma? —preguntó con suavidad, todo lo contrario al tono de voz que Felix ejerció después.
—¡¿"Calma"?! ¡Innie, ¿escuchaste lo que Hyunjin acaba de decir?!
—Lo escuché fuerte y claro. Le gusta tu hermano, eso entendí.
—¡Jeongin! ¡No lo digas así! —habló finalmente Hyunjin, subió a duras penas la vista y observó al menos, con pena y con las mejillas aún enrojecidas por algo que no volvería a repetir en voz alta nunca más. Al menos no frente a sus amigos.
Se pasó una mano por el cabello, ansioso. Buscó con temor los ojos de Felix, con él esperando todavía una explicación más sólida de lo que había soltado sin pensarlo bien antes. Fue un impulso, algo de lo que sintió la necesidad de decirlo en voz alta para poder creerlo completamente. Pero incluso así, escupiéndolo al aire, no había nada más que entender, porque ya lo tenía claro desde el principio.
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Serendipia [ Hyunho ]
Roman d'amourMinho es un bailarín frustrado que odia su trabajo y Hyunjin es un pintor al que le acaban de romper el corazón. Hyunjin siempre pensó en el cielo como un manifestador de sus emociones gracias a su mentalidad fantasiosa y soñadora. Minho, por su par...