5: Handong

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La pelinegra caminaba tranquila a casa de sus abuelos, como el viaje no era tan largo no se puso los audífonos. Al llegar abrió con calma la puerta y fue recibida por el vacío aire del hogar, contempló la sala de estar notando que estaba demasiado ordenada para su gusto, no le gustaban las cosas perfectas, se sentía tan...falso. Dejó escapar un pequeño suspiro y caminó hacia el ático, sus abuelos se lo habían dejado solo a ella y estaba lleno con cosas que le gustaban, tenía una cama cómoda, otro escritorio para dibujar hecho por su abuelo, cajas llenas de lápices, otras llenas con recargas para su polaroid y una pared llena de fotos, la mayoría eran con Siyeon haciendo alguna idiotez, su foto favorita la tomaron cuando estaban jugando en el arrollo a las afueras del pueblo junto a la pelirroja y alguien más, Siyeon se había caído al agua y reía mirando hacia el cielo, Minji estaba frente a ella riendo igualmente luego de ser derribada por la misma y totalmente empapada, la cámara estaba en un ángulo normal mostrándolas de perfil, había algunas gotitas rebeldes en el lente de la cámara junto a un mechón violeta y había salido algo ladeada, pero eso solo la hacía mejor a ojos de Minji...la sentía única ya que esa foto la había tomado una persona muy especial para ella, fue y siempre será su primer amor...su Dongie.

Con mucho cuidado tomó la foto y la colocó en la parte de atrás de su teléfono debajo de la carcasa transparente, la iba a llevar con ella para no olvidar ese momento. Por fin se puso la ropa que le dejó su abuela, que resultó ser un jean holgado, una camisa blanca y encima un suéter rojo, acompañados de sus gafas para leer, debía admitir que ese outfit lo usaba seguido en casa, le gustaba mucho, luego tomó su celular para meterlo a su bolsillo y bajó para poder regresar al restaurante, sin embargo lo que no esperaba al llegar era ver a Siyeon corriendo de un lado a otro con una olla en llamas, Yoohyeon persiguiéndola con el extintor y una señorita de espaldas que no dejaba de reír.

Minji: ¿Qué diablos estás haciendo Siyeon?

Siyeon: ¡Literalmente solo intentaba hervir agua!

Yoohyeon: ¡Si dejaras de correr podría apagarlo!

Siyeon: ¡Nos vamos a moriiiiir!

La pelinegra se frotó el puente de la nariz tratando de tener paciencia en lo que se acercaba, detuvo a Siyeon en plena carrera y le quitó la olla de un tirón, caminando hacia la cocina y colocándole la tapa para así sofocar la llama y se extinga sola, había olvidado la presencia de la otra chica.

Minji: ¿Quién en su sano juicio te dejó entrar a la cocina?

Siyeon: En mi defensa...tus abuelos estaban muy apurados y me dijeron que pusiera a hervir agua.

Minji: En el hervidor Siyeon...¡El hervidor!

Un largo suspiro se le escapó mientras trataba de no estresarse, puso a hervir el agua imaginando que su abuela la quería para que preparara su deliciosa salsa picante con toques de dulce, sin embargo su atención se distrajo por completo al ver a la persona que se estaba riendo del desastre, una joven de ascendencia china la miraba con una sonrisa desde la entrada de la cocina, Yoohyeon estaba más atrás regañando a Siyeon por casi incendiar el lugar así que muy pendiente no estaba. Dejando eso de lado, Jiu sintió como el mundo se paralizó a su alrededor y simplemente se perdió en ella...esos ojos brillantes de un hermoso azul, su largo cabello de un lavanda metálico liso hasta su espalda baja y esa radiante sonrisa adornando su rostro, sintió su corazón acelerarse rápidamente y sus labios se curvaron en un dos por tres. Saliendo de la cocina se acercó a la chica y casi de inmediato se juntaron en un abrazo entre risitas y la chaina elevó a Minji en el aire.

Minji: ¡Dongie!

Handong: Mira cuanto has crecido Jiu-ssi.

Handong era un año mayor que Minji, y no se veían desde hacia tres debido a que la pelimorada regresó a China por asuntos de su familia, no obstante ya estaba de regreso en la ciudad y quería darle la sorpresa a Jiu, que se preguntaba enormemente como es que sus abuelos la dejaron entrar al restaurante, junto con el desastre que era Siyeon. Yoohyeon había dejado de regañar a la pelirroja para observar la conversación entre ambas, no esperaba ver a Minji abrazando tan cariñosamente a alguien más, sintió una nube negra sobre ella y no podía sentirse menos alegre de que estuvieran tan juntas.

Two SidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora