11: No, es dolor

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Ese mismo día Jiu se había puesto a trabajar en el local de la señorita Taeyeon, la amable mujer que la había atendido el día que vinieron con Siyeon, primero le estaba explicando a Jiu como usar las máquinas, usaban unos brazos de goma que se asemejaban a la piel humana real para que la pelinegra pudiera equivocarse sin temor, claro que, Jiu no se equivocó ni una sola vez, repitió a la perfección el proceso de hacer el boceto, luego pasarlo a bolígrafo en una hoja blanca, pegarlo al brazo falso y mojarlo para que la tinta quedara marcada en la piel, de esa forma Minji solo debía seguir las líneas.

Taeyeon: Aprendes increíblemente rápido jovencita, me alegra que te dieran el permiso para trabajar aquí.

Minji: ¿Cuándo debo volver para seguir prácticando?

Taeyeon: Ya demostraste que no necesitas práctica, dame tu horario escolar y te pondré un horario de trabajo adecuado.

Siyeon: ¡Esa es mi Minji!

La pelinegra se sonrojó notablemente y agachó la cabeza, no estaba acostumbrada a ser tan halagada, menos por una persona que no fueran Siyeon, su abuela o su abuelo, la ponía bastante feliz saber que realmente se apreciara su trabajo, su abuelo al enterarse de la noticia decidió dejarle su antigua motocicleta, se demoró un par de días en dejarla como nueva, pero serviría para que Jiu se movilizara sin problemas, Siyeon la acompaño a sacar su licencia.

Al llegar a su casa esa tarde, se dejó caer en su cama con mucha alegría, las cosas habían mejorado bastante la última semana, la señorita Taeyeon ya le había dado su horario de trabajo y le reservó horas con clientes, no entendía porqué esa mujer la trataba tan bien, pero agradecía tener una jefa tan amable como ella, gracias a eso invitó a Yoohyeon a salir al cine, debía admitir que le gustaría pasar más tiempo con ella, pero a su vez la salida era para agradecerle el haberla acompañado cuando la araña de su "Sueño" la mordió, estaba ansiosa porque llegara el viernes, ya tendría algo de dinero en su poder para comprarle un regalo.

A su lado en la cama estaba Tanwen, que a diferencia de otras veces, no se movió de su lugar para acurrucarse a su lado.

Minji: ¿Hija mía? ¿Está todo bien?

Jiu la cargó en sus brazos y notó que su rostro estaba amarillo, palidez felina, su piel estaba fría y la gata apenas abría sus ojitos, Jiu de puso se pie y corrió escaleras abajo, debía llegar ya al veterinario.
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Doctor: Su gata presenta un tumor en el hemisferio izquierdo del cerebro, podemos retirarlo con una operación, pero será algo costosa.

Minji: ¿Cuánto?

Doctor: Cerca de unos 1000 dólares, es una cirugía compleja.

Jiu no apartó la vista de su gata, la habían estabilizado y se encontraba de mejor humor, la pelinegra no tuvo que pensarlo siquiera, no le importaba gastar todo el dinero del mundo en ella.

Minji: ¿Puedo pagar en cuotas?

Doctor: Por supuesto señorita, nos importa más salvar a su gata.

La pelinegra lo observó, alrededor del doctor habían espíritus, pero no cualquiera, eran animales a los cuales los rodeaba un hermoso alo amarillo, estos observaban a la pelinegra, el hombre era de palabra.
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Durante la última semana, Minji había trabajado sin descanso alguno tanto en el restaurante de sus abuelos como en el local de tatuajes, había logrado ahorrar ya 500 dólares, el negocio de la tinta pagaba muy bien, sobre todo si los clientes te pagaban directamente a tí y solo debías darle un 10% de tus ingresos al local. Su espalda dolía a más no poder, sus brazos estaban entumecidos y su cuello lo sentía demasiado tenso, sin embargo, a pesar de todo eso, no se detuvo. Ya le faltaba muy poco para lograr reunir el dinero suficiente que requería la operación de Tanwen, la había programado para el miércoles siguiente, de esa forma le daba tiempo a reunir lo que le faltaba y así no tener que pagar en cuotas, por desgracia su hermosa gatita parecía estar empeorando, apenas quería jugar o comer algo, y a Minji le dolía verla así. La pelinegra sentía cierto alivio con la cita que pensaba tener con Yoohyeon, sin embargo, esta última le canceló hace unas horas diciendo que tenía quehaceres, Jiu se sintió triste, no le podría dar el regalo que le compró con ayuda de Yuqi (Tuvo que pedirle ayuda porque Siyeon le sugirió comprarle un manga) pero ahora esa no era su prioridad.

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